19 de abril de 2024

Críticas: Los futbolísimos

Los Goonies con pelotas.

Saga literaria de éxito entre los niños españoles del último lustro, se han publicado 12 novelas desde 2013, Los futbolísimos supone el salto a la gran pantalla de este particular equipo de fútbol formado por un grupo de chavales más bien heterogéneo y próximos a aquello que comúnmente se denominan los pringados. No obstante, ahí radica la gracia de sobreponerse a los obstáculos e intentar no bajar a segunda división, todos unidos, chicos y chicas. Muchas de las historias de pandillas de instituto están conformadas por miembros aparentemente distintos (El club de los cinco, Los Goonies, Promoción fantasma…), pero que comparten un objetivo común y la necesidad de hermandad.

La serie de novelas es obra de Roberto Santiago, nombre reconocido de la industria al estar al frente como director de comedias de éxito (El penalti más largo del mundo o Al final del camino), aunque para la adaptación cinematográfica de sus personajes ha cedido la silla de dirección a Miguel Ángel Lamata, cuya filmografía incluye Isi/Disi: Alto voltaje y Tensión sexual no resuelta. Con estas credenciales no es de extrañar que Los futbolísimos sea su mejor obra. Al fin y al cabo, el cine familiar, por muy sencillo y repleto de clichés que ostente, siempre es un tiro seguro. Lamata presenta un pasatiempo disfrutable, que funciona en la mayor parte de su metraje, aunque parece conformarse con la ley del mínimo esfuerzo. Los libros son un éxito y la fórmula de este tipo de filmes también, ¿para qué ofrecer más?

Sencillamente para diferenciarse, marcando sello personal, y recuperar esa tradición de historias de aventuras de niños y jóvenes que tan buenas películas ha dejado y que la -sobrevalorada- serie Stranger Things ha recuperado en espíritu. En el cine español reciente, tenemos un notabilísimo ejemplo con el díptico de Zipi y Zape de Oskar Santos. Guste o no, en ciertos sectores causa tremendo repelús, crear industria cinematográfica implica ofrecer películas para todos los públicos -el familiar, quizás, el más importante-. Por otra parte, también es capital para el sector enriquecerse de otras obras como se prodiga tanto en Hollywood o como en la potentísima vecina Francia: nutrirse de hechos históricos, la literatura, el cómic, personajes ilustres, etc.

Los futbolísimos, tarde o temprano, suponía un acierto en cuanto a valor seguro para la taquilla, entendiendo que los miles de lectores irán a ver la película. Ahora bien, una película no va a ser mejor por llevar gente al cine, servidor no va por ahí. Los futbolísimos es una aventura divertida, un entretenimiento correcto, pero desprovisto de originalidad y fuerza emotiva. El guion maneja bien el misterio y el humor, pero resulta más errático en el planteamiento de los micro-dramas y las relaciones afectivas. El elenco, con el persistente problema de niños actores en España, es solvente, aunque en varias secuencias los protagonistas están francamente en otro sitio, leen sus líneas de diálogo o no saben moverse con naturalidad. ¿Es la quintaesencia del cine familiar? Obviamente no. ¿Es una película digna y entretenida? Sí. El público familiar no necesita nada más.

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