20 de abril de 2024

FANCINE 2011: Día III

Y a la tercera no se da por vencida. Siguen las buenas películas (y también las malas) en el festival de cine fantástico de Málaga.

El ciclo de cine coreano celebrado en el Paraninfo de El Ejido nos brindaba la oportunidad de recuperar uno de los mejores thrillers de los últimos años, The Chaser (Na Hong-jin, 2008). Con un estilo muy medido nos presenta la historia de un proxeneta que durante una larga noche busca a una de sus chicas, que teme haya sido raptada por otro proxeneta, cuando la realidad es mucho peor. Lo que al principio podría parecer una thriller sin más, crece debido a la fuerte carga emocional de sus personajes y la tensión con la que está rodada, se convierte no solo en una película de acción con persecuciones excelentemente rodadas, sino en una búsqueda desesperada por la verdad, toda una carrera que te deja sin aliento. Su debutante director nos mete de lleno en esta cruda historia del gato y el ratón casi sin darnos cuenta, la brutalidad de los hechos y su crudeza al mostrarlos causan un impacto demoledor en el espectador, sobre todo en un tramo final en el que los personajes están tan bien dibujados y la trama tan bien narrada que solo nos queda asumir la cruda realidad. Junto a Memories of Murder (Bong Joon-ho, 2003) muestran la superioridad del cine coreano en el thriller actual al americano, y lo hacen retratando la inefectividad de la policia coreana incapaz de enfrentarse a los violentes crímenes que suceden.

Saltan a la vista cuales son las influencias de Infierno de Cobardes (Clint Eastwood, 1973), quizás acrecentadas por ser su primer western como director, un film en el que la venganza es un plato que se sirve a sangre fría. La presentación de su personaje, cabalgando a lo lejos en el horizonte, y su entrada al pueblo de Lago al ritmo de la música y los primeros planos son deudores de Leone, pero en cambio el pulso narrativo y su polémico atrevimiento son más de Don Siegel, su mayor maestro. La historia es la habitual del género, un forajido desconocido llega un pueblo minero que necesita protección, lo contratan para protegerles de unos bandidos y nuestro héroe se toma la justicia por cuenta, lo que cambia es la personalidad con la que Clint filma y la que otorga a su protagonista, un ser repudiable, sin compasión ni bondad, capaz de violar y matar sin piedad, del que hasta el precioso epílogo (con ecos de Kurosawa) no comprendemos sus acciones ni su cometido. Pero Clint no se justifica, es un cabrón y lo sabe, en un mundo podrido ser un cabrón solo es cuestión de supervivencia. Y ahí sigue, que nos dure muchos años.

No hay festival que se precie que no tenga sus truños, y el FANCINE no podía ser menos, por supuesto. Devil’s Playground (Mark McQueen) sigue como tantas otras la estela de, la también británica, 28 días después (Danny Boyle, 2002), presentando en los créditos iniciales (y mucho es) un mundo actual en el que un fármaco que es probado para hacernos inmunes al estrés cotidiano convierte al ser humano en una máquina mortal y tóxica que aniquila todo lo que se cruza a su paso. Claro que si. El caso es que hay 29.999 infectados, y el prota gorila va en búsqueda de la única joven que se ha salvado. Lo demás, tiros y monstruos saltando por ahí, diálogos dignos de las peores películas de Uwe Boll, un presupuesto reducísimo que se plasma sin verguenza en una puesta en escena paupérrima, una falta de ritmo alarmante y unas secuencias de acción que dejan muchísimo que desear. Ni para echar el rato.

Todos los años el FANCINE trata de llevar al cine a padres y niños (y no tan niños) con la sesión matinal «El fantástico en familia». Mientras en otras ediciones disfrutamos de divertidos clásicos, de los que ya no se hacen, como La princesa Prometida (Rob Reiner, 1987) o Dentro del Laberinto (Jim Henson, 1986), este año la apuesta traiciona un poco ese espíritu de volver a ir al cine a sentirnos como críos con la fallida Un puente hacia Terabithia (Gabor Csupo, 2007), una película con demasiados peros y un gusto por la fantasía barata Disney y el dramón de Antena 3 innecesarios. El creador de Rugrats (sí, así es) adolece de personalidad tras las cámaras y filma siguiendo los parámetros de las producciones para toda la familia sin salirse de la línea. Sus protagonistas, dos pequeños que sufren la incomprensión en el colegio, crean un mundo mágico e imaginario para evadirse de la realidad, en el que los niños, como nosotros a su edad, estamos seguros y somos felices. Su acierto al comienzo es dejarlo a su (y nuestra) imaginación, pero falla al plasmar de manera equivocada todo ese mundo fantástico que estaba en la cabeza de sus protagonistas y convertirlo en cúmulo de efectos maravillosos y seres increíbles que al ser desvelados hacen perder al film todo sentido alguno, pues esta fantasía choca de bruces, por si no fuera suficiente, con un giro dramático que es la puntilla y hace de esta supuesta historia infantil, una película que no se me ocurriría ponerle a mis hijos, si es que algún día los tuviera.

Como es habitual, el concierto de Bandas Sonoras llenó a rebosar el Teatro Cervantes. Y lo hizo con un programa que en esta ocasión estaba dedicado a John Williams y Bernard Herrmann. El primero, creador de las más reconocibles bandas sonoras de la historia del cine reciente (desde Star Wars hasta Superman pasando por toda la carrera de su inseparable Steven Spielberg) y el segundo, uno de los más brillantes genios que sin su música no serían lo mismo grandes clásicos como Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941, El fantasma y la Sr. Muir (Joseph L. Mankiewicz, 1947) o buena parte de la obra de Alfred Hitchock, en piezas muy recordadas como las de Psicosis o Vertigo. También disfrutamos de la conocida BSO de Desafío Total (Jerry Goldsmith) o Bitelchus y Batman, dos de las más inspiradas y recordadas las de Danny Elfman, en un concierto que completa el -ya de por si muy completo- festival y que deleitó a los aficionados de la música en el cine, aunque se echara de menos un poco de valentía a la hora de seleccionar las piezas de sus compositores en lugar de elegir sus obras más conocidas.

6 comentario en “FANCINE 2011: Día III

      1. A mi no me lo pareció, los Rugrats son más poéticos. La película me gustaba cuando lo dejaba todo a nuestra imaginación, al mostrar ese mundo (que no tiene nada de especial) es otra más, y con el giro dramático final es otra más, pero peor y cuestionable, qué os voy a decir.

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