Una mesita con un brasero, un delicioso servicio de té y unos sandwichitos de pepino (asquerosos, pero muy british) son el acompañamiento ideal para disfrutar de las fastuosas series de época de la BBC. Si dispones de unas cuantas tardes libres y lluviosas en tu agenda, puede ser el momento ideal para disfrutar de una buena jornada campestre con los personajes de Jane Austen o de una incursión en los burdeles del perverso Londres victoriano.
Pero empecemos con algo suave: para iniciar la velada, nada mejor que visitar a Judi Dench y a Imelda Staunton en Cranford, uno de esos pueblos donde aparentemente «nunca sucede nada». Una de las cosas maravillosas que tenemos en esta serie es que, al no suceder nada (y con nada nos referimos a violencia, sexo, trepidantes giros de guion y demás encantos de la vida cotidiana) los sencillos hechos de la vida adquieren una bella y clarificadora relevancia. Por decirlo de alguna manera, Cranford es como dar un paseo en una mañana soleada por un campo precioso después de una noche de lluvia. Después de disfrutar de sus cinco capítulos, desearás volver en la máquina del tiempo y ser uno más de los habitantes de este pueblo entrañable.
Pero si el viento arrecia y se atormenta una vecina, es el momento de perderse por los tenebrosos páramos que rodean a Thornfield Hall: la canónica versión de Jane Eyre, de manos de Susanna White nos invita una vez más a presenciar la historia de amor entre Jane y Mr.Rochester y con dos actores que nos gustan mucho: Ruth Wilson (la psicópata Alice en Luther) y el guapérrimo Toby Stephens.
Y para seguir con aquello del amor, otro clásico de la mano de Simon Langton: la más completa versión de Orgullo y prejuicio que gusta a fans y a neófitos por igual. Con Colin Firth saliendo de un lago con la camiseta mojada en un momento cumbre en la historia de las miniseries y los suspiros de corte imperio. ¿Que después de verla te gusta tanto que quieres meterte dentro y ligarte a Darcy? No problem, BBC tiene la miniserie ideal para tí. Persiguiendo a Jane Austen es la historia de una chica de la época actual que viaja en el tiempo metiéndose en el mundo de Orgullo y Prejuicio y escandalizando al personal con su falta de modales. Una propuesta curiosa y bastante simpática cuya cara más conocida es Gemma Arterton como una secundaria Elizabeth Bennet.
Pero si el cuerpo te pide más caña y suspense, quizás sea el momento de recurrir a la ayuda del señor Dickens. La Little Dorrit del 2008, aparte de ser una de las mejores adaptaciones de la BBC hasta la fecha, es una lección maestra de cómo combinar amor, humor, tragedia y misterio en las justas dosis y todo ello envuelto en una ambientación suntuosa que nos lleva desde las lóbregas cárceles victorianas hasta las lujosísimas mansiones de las clases altas. Con una arrebatadora Claire Foy en el papel de Dorrit y secundada por actores como Matthew MacFadyen, Eddie Marsan, Andy Serkis o Judy Parfit.
¿Algo un poco más exótico? Gormenghast, la adaptación del clásico inclasificable de Mervyn Peake ofrece algo más que escenarios de fantasía: una poderosa historia sobre un trepa que lucha por ascender en la extraña jerarquía del castillo de Gormenghast, gobernado por la noble familia Groan. Entre la fantasía gótica y el surrealismo, ofrece la oportunidad de conocer el universo de Peake antes de acometer su pantagruélica prosa.
Y terminamos el día con otra trepa en la línea de la señorita Sharpe en La feria de las vanidades. La última joyita de la cadena británica es The Crimson Petal and the White, otra gran historia de época donde podremos encontrar habituales como Romola Garai, Chris O’Dowd o Gillian Anderson recreando las contradicciones de la sociedad victoriana. Su protagonista, una prostituta que ve la ocasión de escalar en la sociedad a través de su relación con un hombre acaudalado, es la excusa para mostrar los contrastes entre los bajos fondos y los fastos (e hipocresías) de la jet. Una interesante adaptación de la novela de Michael Faber con una ambientación tan cuidada como viene siendo habitual.
Little Dorrit es una maravilla. Puro Dickens en la pantalla