La miniserie británica cierra con la más intimista de sus historias: ¿qué sucedería si pudiésemos grabar nuestros recuerdos y repasarlos en DVD?
En la irregular, pero recomendable The Invention of Lying, de Ricky Gervais, el cómico inglés inventaba un mundo en el que no existían las mentiras. Todo el mundo resultaba terriblemente ofensivo y desagradable porque decían lo que pensaban sin tapujos a los demás. Algo similar sucede con el invento de The entire history of you: un dispositivo insertado detrás de la oreja que sirve para grabar todos los recuerdos que se pueden reproducir en una televisión como si de una película se tratase.
Visto así, suena un poco espeluznante, pero por otro lado: ¿quien no agradecería recordar donde dejó tal cosa o tal otra con un simple rebobinado? ¿cuántas discusiones podrían solucionarse pudiendo acceder a un recuerdo grabado del motivo que inició el desacuerdo?. Es probable que esto mismo pensaran los protagonistas de The entire history of you: todos poseen el dispositivo, al que llaman el Grano, que les permite acceder a los más recónditos rincones de su memoria.
El tercer capítulo de Black Mirror trata pues, de la tecnología que invade lentamente el derecho a privacidad de cada persona, incluido de su propia mente. El grabador de recuerdos pasa de ser un dispositivo con posibilidades a aquella cosa imprescindible sin la cual la gente, de pronto, no puede vivir. El Grano ofrece, ante todo la descarnada verdad: esa que impide suavizar los recuerdos malos, olvidar los nefastos, idealizar los buenos y en definitiva, sobrevivir sin volverse loco. Con la ironía de que además elimina el concepto de recuerdo en sí, ya que cualquier reminiscencia se convierte en actualidad una vez revisada casi en vivo y en directo. Las (malas) consecuencias de un invento semejante se reflejan en la complicada historia que vive la pareja protagonista y que nos reafirma que la mentira a veces, no es tan mal invento.
Un cierre tan pesimista como abierto a posibilidades, que pone el punto y aparte a una trilogía que sin duda merecería figurar como una de las mejores (si no la mejor) sátira del aquí y ahora que tenemos…aquí y ahora. Está pasando, está ocurriendo. Corran a verla: quizás mañana haya caducado ya. Ojalá.
Ha sido el capítulo que más me ha gustado con diferencia. Da pero mucho que pensar y se centra más en una crítica humana que social, en las otras tiene mucho peso los medios de comunicación y demás, pero esta última te toca mucho más porque se centra en aspectos más de relaciones y de sentimientos, o al menos a mí es la que más me ha tocado.
Pues a mí me pasa lo mismo, que es la que mejor me parece porque abandona un poco la sátira en primera plana y te cuenta una historia con personajes reales y emociones cercanas. Y el rollo del grabador es muy Michael Gondry