28 de marzo de 2024

Berlinale, día 2

Se proyectaba ayer Tan fuerte, tan cerca en Berlín y menos mal que Max Von Sydow es inmortal, porque menudos palos que le han caído (a la película).

Pero no era lo único para ver ayer en la capital germana, a la película de Daldry se sumaban la senegalesa Aujourd’hui y la francesa A moi seule, veamos que opinan de ellas nuestros dilectos compañeros de la crítica remunerada:

 

– «Con semejante asociación de talentos te esperas lógicamente una película magistral, pero esta desgraciadamente no lo es. Y tiene momentos muy hermosos, es conmovedora la relación entre un crío que no puede dejar de hablar y un viejo que, debido a un trauma brutal al haber sufrido en directo el horror de la guerra, decidió no volver a hablar jamás, existe a ráfagas un poderoso aliento poético, pero se alterna con una búsqueda demasiado molesta de la lágrima fácil, la esforzada convicción de que después de una tragedia colectiva todo el personal es solidario y bueno, enigmas que no están bien explicados. A veces, la narrativa que utiliza Stephen Daldry logra implicarte emocionalmente en la desesperación activa de ese atormentado niño y en otras hay cosas que te suenan a disparate, a convencional, a la molesta sensación de que te intentan manipular con torpeza.

No sé si la anterior película pretende testificar además de una factura impecable que es verdadero cine de autor, pero no existe ninguna duda de que los directores de la senegalesa Aujourd’hui y de la francesa A moi seule están convencidos en cada secuencia de que lo son. Mi problema con la primera es que no logro enterarme en ningún momento de qué va el argumento (…)  En cuanto a la segunda su psicologismo es fatigoso, el aroma es más enfermizo que penetrante, el síndrome de Estocolmo no tiene aquí ningún poder de fascinación para cualquier espectador que aspire a la sensatez.»

Carlos Boyero – El País

– «El problema no es lo azaroso de un argumento incapaz de resultar medianamente verosímil un sólo instante; lo grimoso no es la voluntad de lirismo más allá del sentido común; lo más trágico no es la desconcertante Arcadia en la que supuestamente vivían los ciudadanos de Nueva York antes de que el cielo se rompiera sobre sus cabezas. No, lo peor es el sentimentalismo.  Cualquier estupidez si hace llorar es bienvenida. No importa lo que piense nadie, sólo damos valor a lo que siente. Y sobre este convencimiento construye su película Daldry. Cada plano, cada línea de guión, cada gesto responde a la muy discutible intención de la lágrima. Eso sí, que nadie se confunda, la cinta se esfuerza en todo momento en parecer inteligente, ocurrente, brillante… Y, claro, llega un momento que irrita.»

Luis Martínez – El Mundo

– «Stephen Daldry saca toda la artillería pesada para exprimir la lágrima del respetable: donde debería haber respeto por la memoria de los muertos y por el duelo de sus familiares, hay la cámara hipócrita de un cineasta que desangra la herida utilizando considerables dosis de cursilería y mal gusto.  Y uno se pregunta: ¿qué película habría hecho Bergman sobre el 11-S? ¿Habría colocado a un niño irritante y tiránico como protagonista? ¿Nos habría obligado a escuchar los mensajes que deja una víctima de los atentados antes de morir, una y otra vez? ¿Habría filmado un cuerpo cayendo de las Torres Gemelas como si apareciera en el anuncio de una aseguradora? Pues va a ser que no…»

La Razón – Sergi Sánchez

Trailer español de Tan fuerte, tan cerca:

Un pensamiento en “Berlinale, día 2

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *