Un anime adulto, con un uso de la violencia pocas veces visto en el medio.
Hace unos meses entré en una tienda de segunda mano de videojuegos y películas cerca del cine Floridablanca, en Barcelona. Salí al cabo de un par de horas con la serie completa de Black Lagoon. No había escuchado nada a cerca de ella y no sabría decir porque me llevé a casa esa serie y no cualquier otra. Lo que sí recuerdo fue que me chocó lo barata que estaba y que en la estantería había hasta 3 packs de la serie. Eso suele querer decir que la gente lo ha vendido en masa horrorizada por su contenido. Lo tenía todo para que saliera corriendo (incluyendo una portada con una tía explosiva armada, sinónimo de bodrio), pero me arriesgué.
No me decidía a ver la serie hasta que caí enfermo hace pocas semanas. Entonces, un día por la mañana, aburrido y sin ganas de nada, me tumbé en el sofá y me decidí a ver algún capítulo para ver de que diablos iba la serie esa. Era noche cerrada cuando la acabé. Seguía igual de malito o peor, pero acababa de disfrutar un anime como pocos.
La historia no tiene mayor secreto y todo queda bien encarrilado tras un par de capítulos. Nuestro protagonista, Rokuro Okajima, un gris oficinista acaba siendo secuestrado por una banda de piratas y, tras un breve espacio de tiempo, termina enrolado con ellos en busca de una libertad que nunca ha tenido. Hasta aquí lo de siempre. La cosa cambia cuando poco después descubrimos un hecho que ya hace la serie diferente; esa pandilla de piratas son unos auténticos cabronazos muy sádicos. Es decir, no son esa pandilla de fieles compañeros de armas que luchan contra el mal, o más tópico aún, esa pandilla de malos con buen corazón en el fondo. No. Para nada. Entonces conocemos esa ciudad, Ruananpur, pura anarquía, donde van a parar toda la escoria del planeta y nos preguntamos donde diablos nos hemos metido y que anime es este que me han vendido.
Con esto de partida, se plantea un interrogante. ¿Cómo diablos consigue que me caigan bien los personajes? Porque lo cierto es que los compañeros de nuestro protagonista caen bien. matan a sangre fría, muchas veces a gente desarmada, pero caen bien. Hay varias posibles respuestas. La primera es que los acontecimientos son vistos muchas veces por los ojos de Rokuro, rebautizado como Rock. Él es de lo pocos que no toma partido en las matanzas o en los tiroteos que vemos. Es la (aparente) nota de blanco entre tanto oscuro. Por otro lado, como todos los personajes parecen movidos por una banalización del mal que asusta (no así el punto de vista de la serie), terminan siendo unos hombres y mujeres que simplemente hacen lo que mejor saben hacer; atracar y asesinar. Son unos personajes coherentes con ellos mismos, lejos de lo que solemos ver. Unos personajes que, por otro lado, no se olvidan con facilidad. Tampoco podemos obviar una razón que ya el bueno de Sam Peckinpah usaba; puede que los protagonistas sean unos cabrones, pero muchas veces sus enemigos lo son aún más. El humor negruzco que aflora a lo largo de toda la serie también ayuda a conseguir dicho propósito.
¿Y quienes son nuestros protagonistas? A parte de Rock / Rokuro, tenemos a Dutch, el duro capitán del grupo, a Benny, el brillante mecánico e informático que es el otro personaje incapaz de empuñar un arma y a Revy, la estrella de la serie (no por nada al final termina por llevarse el gato al agua y nos centramos en ella por encima de todos los demás personajes), una auténtica maníaca homicida, siempre con una sonrisa cuando se carga a alguien. Luego existe un amplio elenco de secundarios, a cada cual más criminal, canalla y traicionero, que acaban por conquistarnos el corazón de manera irremediable. Mención especial para las féminas que pueblan los 24 episodios, entre las que destaco esa mal hablada monja de gatillo fácil siempre hallando nuevas maneras de conseguir dinero fácil.
Todo este cóctel hace de la serie una propuesta bastante interesante, pero lo que de verdad consigue darle un plus hasta ser una serie memorable es el tratamiento de la violencia. Porque en última instancia este anime no adquiere la categoría de adulto por las muchas palabras mal sonantes que pueblan el relato. Nada de eso. La serie se revela por un uso poco usual de la violencia en el anime.
Una violencia salvaje, descarnada, pero ante todo, una violencia que desagrada. Y cuando digo que desagrada no me refiero a que sea asquerosa, esto no es Ganz ni una serie para niñatos sedientos de escenas exageradamente gore porque mola. Es una violencia que incomoda al espectador (dentro de lo que cabe), donde cada muerte, sea de quien sea, no es ni bonita ni agradable. Con momentos de autentico mal rollito (estoy recordando los capítulos protagonizados por los hermanos gemelos llamados Hansel y Gretel que son de autentica pesadilla y que sirven para mostrar esa violencia que no nace de la nada, sino que se adquiere), la violencia que se desencadena no deja indiferente al espectador, aunque sí a los personajes, lo que le da un tono macabro bastante interesante. Porque hay capítulos de una hija putez que asombra encontrar en el anime. Con ello la serie nos muestra una sucesión de dilemas morales que se plantean sin intentar descifrarlas, sólo mostrarlas y que sea el espectador quien saque sus propias conclusiones.
El dibujo es brutal y las tramas se cierran cada dos episodios, exceptuando el final y en los tres capítulos que duran los hermanos Hansel y Gretel (los momentos más macabros se encuentran ahí, con perversiones sexuales incluidas).
Black Lagoon no es perfecta y tiene un pequeño «pero» que echará para atrás a mucha gente, y es que tiene momentos de auténtico Tony Scott desatado; peca de cierto efectismo al que algunos coloquialmente llamarían cine para flipados. Basta recordar que en el segundo capítulo derriban un helicóptero con el torpedo de un barco que vuela al coger impulso gracias a una rampa. No obstante si consigues entrar en la historia estás perdido; los personajes son lo suficientemente interesantes (no rehuye ciertos lugares comunes para darle la vuelta) y ante todo, el tono macabro, mordaz y pendenciero elevan a este anime por encima de la media.
No hay buenos y malos en esta serie porque todos son demasiados cabrones. Por si fuera poco, alrededor del prota se crea una malsana sensación al descubrir, poco a poco, que él también forma parte de ese mundo, incluso antes de conocerlo. Dentro de él, el mal sólo dormía.
El "pero" es tener escenas que parecen de Tony Scott?!
A verla!
No es exactamente un "pero", "pero" a mucha gente le echará atrás este detalle. Es decir, es una serie adulta, donde cada muerte es desagradable y donde se sacan a relucir ciertos traumas o ideas generales de manera harto inteligente, con temas muy reales (los niños rumanos de la dictadura, por ejemplo, tiene guasa que en un anime saquen a relucir este tema). Yo me quedé embobado con el uso de la violencia. Joder con el anime tío. merece mucho la pena. A pesar de que los barcos vuelen y flipadas varias.
Ya te vale, con la de series cursis que te puse para que vieras y tú te me desvías al lado oscuro. ¡Sé un hombre!
Bueno, y me la apunto, ya había oído hablar de ella pero nunca le había prestado atención.
Es cierto lo de Tony Scott, no se me había ocurrido, pero yo veo más Chow Yun Fat (el Sr Chang ni se molesta en disimularlo) y Tarantino (otra vez, para algunos un "pero", para otros un plus). Como curiosidad, es el anime favorito de Samuel L Jackson. Con eso está todo dicho.
Como dice Sarajeski, no esperarías encontrar menciones a los huérfanos rumanos, la situación de los veteranos soviéticos de Afganistán tras la caída de la URSS, luchas de poder entre CIA y NSA, etc, en un anime… y quedan fantásticamente bien.
Por cierto, yo la tengo en castellano, y he visto algunos capítulos en japonés e inglés. Aconsejo esta última version.
Muy cierto lo de el Sr Chang. Es el único personaje secundario masculino de Ruananpur que sale en más de un capítulo, y recuerda a ese Chow Yun Fat de "A better Tomorrow". Bueno, más que recuerda, es que es él, como bien dices. xD
Lo de los idiomas. Yo la vi en Versión original y es una putada, se supone que Revy es americana y no sabe japonés y sólo a veces se juega con este recurso. Es un lío, no se han mantenido la coherencia necesaria con los idiomas y la gente habla cualquier cosa. pero vaya, serie muy recomendada, donde entre flipadas varias, te encuentras con cosas bastantes serias y queda asombrosamente bien (el viaje del submarino alemán de la segunda guerra mundial…).