Fragmentos de una crítica colectiva de esta película griega.
«Entre Buñuel y Lewis Carroll. Una comedia perversa y desconcertante que gustará a voyeurs maliciosos interesados en sociología y a los amantes del lenguaje y su poder. […] Trágica y soterradamente divertida (o viceversa), de envenenado y sutil erotismo, compleja y con mucho fondo. Hace palidecer a la inmensa mayoría de películas que se estrenan cada semana (por capacidad de invención, precisión narrativa, hondura…) y renueva la salud del cine europeo, algo alicaído pese a la resistencia francesa y los inesperados arreones de Italia. […] Construye el misterio de su anécdota con una sutileza y precisión raras y admirables: diálogos e imagénes justas, sin frases autoexplicativas, sin un desenlace cerrado. Lanthimos no subraya, muestra lo necesario -las reglas del juego- de una forma progresiva y sin reiteraciones para que el espectador conozca paulatinamente lo que sucede allí y el porqué. Se las ingenia para ser divertido, cáustico, inquietante, complejo, lúcido y arriesgado sin ampararse en la abstracción o el subjetivismo, contando lo justo y dejando espacio para la ambiguedad y la imaginación del espectador». (Nacho Villalba)
«Un humor totalmente perverso, situaciones que recuerdan un poco a los Coen por su construcción hilada muy finamente y a Ex Drummer (Koen Morter, 2007) por su grado de vileza moral. Y también invita a reflexionar no sólo sobre la capacidad del lenguaje sino de la importancia de la educación en el desarrollo de un ser humano». (Omglikeomg)
«Las metáforas, el riego de información y la ayuda para la comprensión del espectador se me antojan más evidentes de lo necesario. Aunque es obligado señalar que el autor da el do de pecho para que el final no sea todo lo evidente que podría (sin dejar por completo de serlo). […] Poco a poco esos detalles se van difuminando en favor del total. El argumento es similar, casi idéntico a El castillo de la pureza (1972), de Arturo Ripstein, película basada en hechos reales. Cabe decir que va más allá, que es una vuelta de tuerca perversa y muy original de la misma idea, un genial giro hacia lo fantástico y lo surrealista (sin serlo: es decir, señala hasta qué extremos puede llegar la realidad). […] interesantísima película, una bocanada de aire fresco. […] Da pie a un visionado activo y creativo. Si le sumas a esto la originalidad de la realización, el tema que propone y desarrolla, las valientes escenas de crudeza y el valiente final, sin duda, merece». (Cristian Perelló)
«Usa mucho del universo cristiano en cuanto a la idea del Edén y la forma de ser destruido. Otra gente, de hecho mucha gente, ve un concepto de la Grecia actual y su crisis, más que económica, moral. Sin olvidar claro está, el dardo al tipo de «familia clásica» que se ve amenazado por cuanto le rodea en la actualidad y se siente… atacado. Gran película». (Sarajeski)
«Discurso psicosocial y pedagógico, distopía familiar, paranoia en la caverna, terror felino y todo lo que tú quieras ver. No recuerdo una experiencia en una sala de cine similar: la gente mandaba callar mientras algunos reían, después los que reían se tiraban de los pelos mientras los callados reían, locura. Al acabar, la sala estaba medio vacía y hubo aplausos, emoción y gente desconcertada y la sensación de haber visto algo enorme e irrepetible. Así, como si nada. Hay discurso, hay intriga, hay reflexión, hay ironía, hay gags, hay una ligereza pesada que se transforma en peso ligero, hay anal sin vaselina, hay cine de verdad… todavía no he encontrado un análisis o crítica que haga justicia a la magnitud de la película. Menuda hostia en toda la cara». (Mandilón)
«Interesante y gran película, original. No sé si será obvio o yo seré enroscado (es que nadie hizo este comentario) pero veo en la película una especie de crítica al comunismo o al socialismo». (Rodolfo Luoni)
«Un Haneke dotado de un gran (macabro y surrealista) sentido del humor. Ideal para incomodar y plantearse numerosas reflexiones sobre la sobreprotección de los padres, el abuso de poder, el condicionamiento, la educación-aprendizaje, el autoritarismo…». (Art)
«No creo que el director defienda ni se posicione; él muestra algo, dentro de sus reglas, perfectamente creíble. Nosotros mismos ya lo juzgamos como monstruoso. ¡Aúpa Grecia!». (Pablo Pelluch)
«La cinta parte de una muy buena idea que, en mi opinión, es desaprovechada por el director y guionistas, ya que éstos, en lugar de desarrollarla y aprovechar las múltiples posibilidades que ofrecía, caen en la provocación por la provocación, que tiene su máximo exponente en las abundantes escenas de sexo. Hay pocas cosas que me molesten más en una película que la inclusión de escenas de sexo por pura provocación, que no aportan nada a la trama y, en definitiva, resultan innecesarias. En ese sentido me recordó mucho a la todavía más desagradable Ex Drummer. Aunque al menos en Canino hay una historia más interesante. No sé, al final esta película me dejó la sensación de haber visto una tomadura de pelo». (Iván Fernández)
«Las escenas de sexo no me parecen metidas por la cara para calentar al personal. El sexo se realiza de forma mecánica, desapasionada, como el que está leyendo un folleto, en ningún caso se les ve disfrutar. […] El mensaje que más me llegó son las consecuencias del afán sobreprotector del padre hacia los hijos llevadas al extremo. […] El entorno en el que viven es una jaula de cristal para que no se perviertan». (KPTYO)
Ayer mismo la vi de nuevo, cosa que no suelo hacer a menudo. Reafirmo sus virtudes.
Magistral.
Joé, no salgo yo despotricando. Tongo!
Jeje. Me has hecho revisar el hilo. Dices esto: "Yo no lo habría expresado así, aunque huelga decir que como compañero en el suspenso estoy contigo". "Ya he dicho que yo no lo habría expresado así, sólo daba a entender mi tonto apoyo. Me apetecía, oye". xD Si hubieras comentado algo habría venido bien, para que fuera más variado el artículo.
No, yo es que me desfogué en el hilo de la otra. A saber… Mea culpa.