6 de octubre de 2024

Críticas: La monja

Si hace poco reivindicábamos un slasher, hoy os traemos crítica de uno de esos slashers a eludir: La monja.

En ella, Luis de la Madrid nos pone en la tesitura de Eve, una muchacha de temprana edad que ve a su madre morir a manos de una monja espectral. Lo peor de todo, es que asistiendo a esa secuencia el espectador albergará una duda que, en otro marco, hasta habría resultado razonable, pero en La monja se cae por lo absurdo y sonrojante del tema y, lo peor de todo, termina siendo una realidad. En definitiva, que su conclusión se ve venir de lejos y, sí, como hayan pensado mal acertarán, por ridículo que les pueda parecer el devenir del asunto.

A estas alturas del tema, sin embargo, el cierre de una película de terror a bien pocos les podría arruinar el resultado final (como ya han demostrado sobradamente películas como Alta tensión o The Descent, por nombrar ejemplos recientes) si durante su transcurso se percibe lo que se debe percibir en una película de género. Aquí, ante la incapacidad de Luis de la Madrid por generar algo de horror o, como mínimo, un poco de pálpito, lo mínimo que se podría esperar ya que hablamos de un film sobre espectros (que siempre dan juego al tema) sería algo de impacto visual o una planificación que ofreciese secuencias contundentes y bien remachadas. Pues bien, ni una cosa ni la otra, puesto que no sólo se desaprovechan momentos que podrían haber dado mucho de si, si no que además se incurre en resoluciones tan ridículas como padecer el ataque del propio inodoro. Algo inaudito, vamos.

Su estructura de slasher tradicional y la intentona por ir ofreciendo explicaciones resultonas a una trama que se termina cayendo por su propio peso, tampoco es que otorguen demasiado crédito a una cinta que, para colmo de males, tampoco cumple en ese sentido, ya que más allá de no poder observar alguna secuencia con un mínimo de mérito, la mayoría de muertes (excepto la primera) o bien acontecen prácticamente fuera de plano o bien están rodadas de un modo tan tosco, que ni siquiera uno puede deleitarse teniendo en cuenta lo que va a buscar sabiendo que en su tesitura de slasher pobretón, La monja no dará para más.

Tampoco es que su ambientación (a lo sumo resultona en los flashbacks) otorgue virtudes para generar la atmósfera adecuada, e incluso en escenarios donde se podría sacar partido de esa faceta, de la Madrid prefiere optar por apoyar su propuesta más bien en unos efectos especiales que no son nada del otro jueves y que tampoco esconden la debilidad del conjunto. Un conjunto al que le hubiese sentado bien algo de humor (más allá de las bromas bobochorras para adolescentes), y que sólo realiza un absurdo amago de parodia (que ni es tal) de El proyecto de la bruja de Blair. En fin, que mejor olvidar también su faceta «cómica».

En definitiva, que por mucho cast internacional que posea, y por mucho que esté rodada en inglés (para variar, pésimo doblaje cada vez que en este país se decide rodar en esa lengua), ni siquiera unos intérpretes que tiran de personajes tópicos e incluso llegan a desaparecer sin la más mínima gracia (el caso de Manu Fullola ya es flagrante) consiguen rescatar un trabajo en el que, como nota negativa y sin que sirva de precedente en el cine español, diría que no hay tetas. Diría, puesto que a estas alturas uno ya se ha olvidado de uno de esos engendros que le hacen envejecer a uno y, si es menester, también mata neuronas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *