Community es una obra de arte, una genialidad inimitable. Su tercera temporada será destripada en el Sueñotorium de Cinema ad hoc. No se olviden de cerrar la puerta.
3ª Temporada de Community por Favio Rossini
Banderas con forma de culo. Clases de biología sin plazas suficientes. John Goodman, Troy y el aire acondicionado. Britta y sus clases de psicología. Chang y su pequeño «changejército». Líneas del tiempo paralelas. «Cool, cool, cool». Habitaciones hechas con mantas. El decano y el cinéma vérité. Los discursos Winger. El padre de Pierce y su peluca de Porcelanosa. «What the Chang?». Partidas de futbolín que provocan conflictos internacionales. Ediciones especiales de El Caballero Oscuro pisoteadas sin querer. Navidades en un Glee Club. El decano y su colección de disfraces. ¡Troy & Abed in the Morning! Flechazos mientras saboteas Subways. Abed y la empresa de extras. Guerras de fuertes. ¿Mantas o almohadas? Omar haciendo de profesor, you feel me? El ‘dreamatorium’, fábrica de sueños. «Ley & Orden» y la clase de ciencias. StarBurns y su laboratorio mortal de meta. Videojuegos en 8 bits para ganar herencias. Troy ‘El Mesias” resistente al calor. La Primera Dinastía Chang y ¿la última? Abeds con perilla. «Cruel, cruel, cruel».
Community cierra una tercera temporada espectacular en que los homenajes a la cultura trash han estado incluso más presentes que en otras temporadas y en la que sus personajes (por favor, un Globo de Oro para ese decano ya) han crecido en el imaginario del espectador de tal manera que es impensable que pueda ser cancelada estando en su punto más álgido. Por lo menos la cuarta temporada está asegurada. Pero queremos seis. Y la película.
3ª Temporada de Community por Sarajeski
Imaginemos un capítulo de Cosas de casa arquetipo, con sus tópicos y lugares comunes mal disimulados. Ahora supongamos que todos los personajes que aparecen son conscientes de encontrarse dentro de una sitcom y que deben actuar y hablar como tales buscando siempre ese tópico o lugar común a un ritmo vertiginoso. El resultado será una serie autorreferencial, la más “meta” de todas las metacinematográficas. Eso es Community.
El final de la tercera temporada de Community ha acabado siendo un reflejo de la situación de la misma, con tres capítulos finales que nada tenían que ver entre sí. Nos deja con la sensación de que la serie tiene todo el derecho de estar en el Olimpo de las mejores comedias existentes pero sin olvidar que no es, ni mucho menos, perfecta.
Los personajes siguen siendo tan brillantes como desaprovechados muchos de ellos (esa Britta totalmente desaparecida, o ese Chang al que podría sacársele mucho más juego y que no saben dónde meterlo). Las tramas, irregulares, oscilando entre algunos de los mejores capítulos de comedia vistos por un servidor (el dedicado a los videojuegos de los 8/16-bits es el mayor homenaje jamás creado, convirtiendo a Scott Pilgrim en un mal chiste) y los irrelevantes.
Cuando Community tiene un mal día es una muy buena comedia de entretenimiento. Cuando tiene el día bueno, se lleva la gloria.
Temporada irregular y algo desaprovechada. Maravillosa, en resumen.
3ª Temporada de Community por Maldito Bastardo
Community es una serie en peligro de extinción que vive en un ambiente hostil. Su ecosistema, único en su especie, debería encontrarse protegido en un parque natural llamado televisión por cable. Mientras que la NBC se lo curra con sobredosis de originalidad y talento (The Office, Parks and Recreation, 30 Rock y Community) la vecina de enfrente es rubia, está buena, consume tantas calorías como neuronas tiene en la cabeza y se llama The Big Bang Theory. Por no quitar méritos a la sitcom de Chuck Lorre y Bill Prady (ya se los quita ella misma en sus últimas temporadas) es curioso que una serie que habla de mentes privilegiadas y tan inteligentes sea tan simple y últimamente tan tonta. Pero el público (ese mismo que reventó Firefly, Freaks and Geeks, Arrested Development o Studio 60 on the Sunset Strip –normal que Aaron Sorkin haya huido a la HBO para su nuevo proyecto) manda… manda a la mierda las cosas buenas y elige otras como American Idol (la competencia de la rubia, para aclararnos).
Tal vez debería ser adoptada por una cadena de cable antes de que sea nuevamente insultada por Sony Pictures y la NBC. La cadena no dudó en mandarla en frigorífico para que cogiera temperatura durante la midseason mientras los hashtags como #savecomunity y #sixseasonsandamovie poblaron la red e intentó recolocarla mientras 30 Rock y la propia cadena se auto-britteaba. Finalmente acabó renovándola por 13 capítulos para conseguir la sindicación pero en un horario y día de changmierda. Para terminar de acabar con la generosa y poblada legión de seguidores, fulminando a Dan Harmon, cerebro pensante y showrunner de la serie, para mandarlo a afilar lapiceros y ver como otros dos sodomizan a la serie de sus amores. Una tercera temporada brutal con obras maestras como Remedial Chaos Theory o Digital Estate Planning entre episodios notables o sobresalientes que dejan al resto de competencia en simples garabatos hechos por simios, hacen que se grite más fuerte #sixseasonsandweloveyoudanharmon.
La temporada ha sido changtástica. Quizá inferior a la segunda pero con capítulos que en un futuro no muy próximo quedarán guardados como algunos de los mejores de la serie. Muy especialmente de mitad de temporada hasta el final. Deberíamos hacer entre todos un Dreamatorium.
En serio, mirad la maldita serie de una vez que tras la expulsión de su creador y pasar el horario al cementerio de los viernes noches, es más que probable que asistamos a su entierro en la cuarta temporada. El capítulo de los 8 bits…joder, joder, joder (cool, cool, cool), es perfecto en todo.