18 de abril de 2024

Críticas: American Pie. El reencuentro

Los actores y personajes de la saga American Pie se reencuentran 13 años después del triunfo de la comedia que les abrió las puertas del éxito.

Jason Biggs se arrancaba sus entrañas en Jay y Bob el Silencioso contraatacan cuando era reconocido como «el tipo que se tiró al pastel». Su contestación reflejaba, en el tono transgresor y paródico de la propuesta de Kevin Smith, una incontestable verdad: «Nunca dicen que estuviste en Un perdedor con suerte, ¿cierto? Ni que estuviste genial en Chicos y chicas… ¡Siempre el pastel! ¡Me persigue!». Obviamente meter el miembro viril en un pastel tiene un alto precio. Y Jason Biggs lo pagará toda su vida.

Consciente de tal condición, una película como American Pie: El Reencuentro tiene esa extraña acaparación de la nostalgia. Es su cuarta parte pese a ser la octava en llegar de la franquicia. Es posible que esa sobredosis de material condenado desde los bajos instintos por exprimir la idea inicial provoque cierta indiferencia. Entre American Pie 3: ¡Menuda boda! y este ansiado ‘reencuentro’ para los fans, existen ‘títulos’ tan sugerentes como American Pie presenta Band Camp, American Pie 5: Una fiesta de pelotas, American Pie 6: Fraternidad Beta o American Pie 7: El libro del amor. El mérito en su momento de American Pie fue hacer una comedia de adolescentes con humor grosero y de trazo grueso no recomendada para menores de 18 años,  aprovechándose además del tirón impuesto un año antes por Algo pasa con Mary. Esa contradicción interna fue clave de su éxito: una película de adolescentes más cercana a adultos por su grosería y mal gusto que a su ‘target’ inicial de adolescentes. No es algo nuevo para aquellos que en los 80 ‘padecimos’ la trilogía de Porky’s o las comedias italianas protagonizadas generalmente por Alvaro Vitali. La condición era relegar los instintos a un simple material sexual desde un argumento en el que varios jóvenes tenían que perder su virginidad antes de fin de curso. Fue un éxito y nadie lo puede negar.

Aunque ha pasado demasiado tiempo y nos encontramos en una época en la que la comedia adolescente (de éxito) se mueve más cerca de Apatow que de la primera American Pie. Con la llegada de American Pie: El Reencuentro únicamente puede ser servida en bandeja de plata para sus fans iniciales, esos adolescentes que a finales de los noventa se reflejaron en esos personajes definidos dentro de cualquier rol grupal: el idiota indeseable, el listo, el patoso pajillero, el sensible o el deportista. Esos adolescentes que, como los protagonistas, han crecido y se han asentado en la vida. El problema es que esta reunión nos quiere hablar de cierta madurez o de replanteamientos en su vida para volver a progresar. Un punto de giro más adulto que se aleja de su premisa inicial. ¿Es divertida American Pie: El Reencuentro? ¿Produce ese venerada nostalgia? Para contestar las anteriores preguntas habría que pensar en qué pasó por la cabeza del espectador que escribe: solamente me he reído tres veces, aunque a mi alrededor se rieron unas veinte. Puede ser un logro en mi caso, porque son las mismas tres veces que me he reído con sus anteriores partes juntas. Repaso mis risas presentes:

– La primera es un cameo fotográfico de Gilbert Gottfried en un programa del estilo ‘Mira quién baila’. Tiene gracia que Gilbert Gottfried te gane bailando. A mí me hace gracia, pero… a mi alrededor nadie rió.

– La segunda… se me ha olvidado. ¿Que confirma que utilizar Facebook es de viejos?

– Y la tercera son los títulos de crédito finales, aunque lo mismo era debido y provocado a la alegría de que se hubiera acabado la película. No sé…

Sinceramente, esto no es nostalgia sino recaudación. ¿O por qué se juntan todos los grupos que se separaron y tuvieron éxito en los 80 o los 90? ¿Por qué se reunirían las Spice Girls? Sencillamente les ha ido tan mal por separado que deben buscar la única vía con la que alcanzaron su éxito. Si uno se fija en las trayectorias independientes de cada uno de los componentes del reparto sabrá a lo que me refiero. Revisemos sus currículos y empecemos a temblar: películas que no han visto ni sus padres, producciones con explosión de Razzies, reiteración de sus roles una y otra vez e incluso producciones de Uwe Boll y de tercera regional. Como mucho y como honrosa excepción, alguna exitosa serie de televisión… Supongo que eso de volver a escuchar (¡y no en directo!) a Montell Jordan o las Spice Girls tendrá su encanto, aunque no hace falta ir al cine para ello, ¿no? El encanto que creo que puede tener esta película es observar el grado de deterioro de los protagonistas respecto a las anteriores partes. Ya sea durante o después se formaran grupitos de criticones y criticonas: fíjate esta niña que cardo que se ha puesto, que si tiene arrugas, que si el niño está echado a perder, que si esta otra se ha metido Botox, que si a este le han aumentado las entradas que ya le llegan a la piscina del jardín, que si han tenido que contratar a otras niñas más jóvenes para que se enseñen unas tetas que no estén caídas a la altura del ombligo, que si las MILF (MQMF) están mejor que todas las protagonistas juntas y un ‘que si’ infinito.

Tengo que decir que detesto la saga y, aunque disfruto placenteramente de ver películas mediocres, bodrios y cine que haría temblar el esfínter de cualquier curtido crítico posiblemente debido a algún tipo de trastorno mental, esta parte la he visto en cumplimiento de mi deber respecto al que me está leyendo ahora mismo. Otro ejemplo, para que sepan a lo que me refiero y acabar de pasarme por la piedra a esta tarta envasada: cojan American Pie: El Reencuentro y quiten a sus actores y, por lo tanto, su sentido nostálgico. ¿Qué queda? ¿Qué ven? Cuatro chistes de segunda, un pene esmirriado y unos argumentos y unas tramas que ya hemos visto ochocientas veces en películas y series de la sobremesa. Los protagonistas prometen encontrarse más a menudo. Espero, sinceramente, que no sea dentro de una pantalla.

3 comentario en “Críticas: American Pie. El reencuentro

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