25 de abril de 2024

Críticas: Seis puntos sobre Emma

Después de una dilatada trayectoria como cortometrajista Roberto Pérez Toledo nos trae su primer largo, protagonizado por Verónica Echegui.

 

UNO.

Una mujer cercana a la treintena (Emma, Verónica Echegui) se hace un test de embarazo en un baño y al salir rompe con ‘Paquirri’ (lo siento por el encasillamiento, Antonio Velázquez). Nada nuevo, salvo por dos matices que afectan a la forma y el fondo:

1.- La solución dramática se debe a que el test ha salido negativo: ella quería quedarse embarazada a toda costa.

2.- Emma es ciega.

DOS.

Sobre los anteriores dos puntos parece formularse una propuesta que juega al despiste y a su consecuente sorpresa. Emma es atractiva y no le faltan pretendientes pero no es capaz de enamorarse de un hombre sino de sus espermatozoides, simplemente quiere un hijo que le dé respuestas en su vida. Trabaja en el Teléfono de la Esperanza y vive sola. Decide entrar en un grupo de terapia para discapacitados, donde queda prendada del psicólogo y, al mismo, tiempo irrumpe en su vida su vecino y hermano de su mejor amiga, una madre soltera. No es que Roberto Pérez Toledo quiera hablarnos del amor ciego, aunque sí de las otras cegueras que habitan en el amor. Si esos seis puntos ‘cardinales’ son aquellos con los que el braille compone otras sesenta y cuatro combinaciones diferentes, parecía habitar en esa comedia coral que proponía el heterogéneo grupo de apoyo. Pero esas posibilidades cómicas quedan parcialmente apartadas por la decisión de convertir la historia de la protagonista en un drama romántico con triángulo incluido, al contrario del tono que podría sugerir su cartel.

TRES.

Tampoco se hallan esas palabras que vuelven hacia su inicial narrador, como mostró en su cortometraje para Notodofilmfest Rotos. Ni tampoco se palpa la originalidad y sencillez de Los Gritones. Sí parece enlazar con Vuelco, aparte de rescatar a sus actores protagonistas, en estructurar la narración mediante puntos y recursos. También en retratar el amor extrasensorial cuando faltan otros sentidos, supuestamente básicos, para poderse enamorar ‘a primera vista’. Incluso está salpicada de chistes sobre discapacitados que parecen ablandar el drama existencial que, como espectadores y supuestos jueces, asignamos a ciertas personas tratándolas como víctimas y no como iguales.

CUATRO.

El problema que encuentro a Seis puntos sobre Emma es que el punto de vista inicial sobre su protagonista queda quebrado en otros personajes e historias incluso más idóneas interesantes. El amor que puede surgir entre una parapléjica y un atractivo gigoló tiene elementos más sugerentes que las penurias de una doble ciega: tanto física como ofuscada por su dañino e incomprensible egoísmo. No es que su historia sentimental ayude por habitar en ella demasiados lugares comunes y trillados que tampoco trata de mejorar en sus recursos de guión. Entre estar ciega y negarse a ver hay una sutil y atractiva diferencia en la que Roberto Pérez Toledo parece respaldarse para narrar unos actos dramáticos interesantes en esos amores, desamores y sentimientos surgidos de la oscuridad que no solamente rodea a un personaje ciego. En mi opinión, este filme funcionaria como comedia romántica mucho mejor que por sus derroteros dramáticos, que posicionan al espectador al comprometerse con los actos materialistas de su protagonista.

CINCO.

Queda el Teléfono de la Esperanza en esas conversaciones entre dos perfectos desconocidos que generan ilusión mutua para afrontar sus retos y expectativas. Tal vez ese drama con elementos de comedia no debería ser tan tremendista en su aspecto sentimental y no abandonar las cuatro paredes que forman ese grupo de apoyo. El director quería potenciar ese aspecto de fortaleza de un personaje que aparentemente podría ser débil y victimísta, debido a su ceguera. Una fortaleza que empieza a resquebrajarse por la fragilidad de enamorarse y la expone a lo que trataba de evitar.

SEIS.

La película funciona y Roberto Pérez Toledo aporta tacto e inteligencia al retratar una historia y conjunto que supone una bocanada de aire fresco para ese cine español maniatado en clichés. Si se hacen las cosas así, todo irá mejor en el futuro. No obstante, y egoístamente, quería que Seis puntos sobre Emma fuera otra película distinta. No sé si su cartel me deslumbró, si ese gorro de lana con forma de oso me ofuscó o si tal vez, simplemente, el ciego sea yo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *