La nueva serie de Aaron Sorkin ya está aquí y es un bombazo.
The Sorkin Network por Martín Cuesta
En 1976 una película dirigida por Sidney Lumet y llamada Network (Un mundo implacable) nos presentaba una especie de relato distópico donde un presentador de noticias, aparentemente enloquecido, decidía hacer algo realmente revolucionario en la historia de la televisión, contar la verdad o, siendo más concretos, contar su verdad. La vertiginosa (nunca mejor dicho), secuencia inicial de The Newsroom enlaza irremediablemente con el clásico de Lumet, la tensión va creciendo en un Jeff Daniels que se sorprende a sí mismo abandonando su perfecta pose de «contador de noticias» para convertirse en algo diferente, en «opinador» y aquí, hagamos este necesario inciso, se cumple una norma básica dentro del «Universo Sorkin», las primeras secuencias son claves para explicar el contexto y las motivaciones de sus personajes, no piensen que no se perderán nada importante, imaginen La red social sin la conversación inicial entre Zuckerberg y su chica y tendrán más claro lo que trato de decirles. Y es que The Newsroom es, sobre todo, un producto Sorkin, una acerada colección de brillantes diálogos, una mirada a las relaciones personales en el competitivo entorno empresarial de hoy en día, un retrato al fresco de la sociedad que estamos construyendo y todo eso analizado críticamente. A Sorkin, al igual que el personaje de Daniels, no le basta con describir la realidad, también quiere ser un «opinador» y por Dios que lo hace, en realidad parece estar tan harto como lo estamos (muchos de) los demás de este periodismo genuflexo y de baratillo, al servicio de sus amos políticos, servil, rastrero, mezquino y que olvidó la palabra independencia en algún punto del camino, y si no saben a qué me refiero sigan a Paco Marhuenda en Twitter o echen un ojo a los recientes cambios en la radiotelevisión pública.
Al igual que The Newsroom cita de forma claramente intencionada al Quijote nosotros también lo haremos y la consideraremos Bálsamo de Fierabrás, mágica pócima capaz de hacernos ver que la calidad en la televisión no ha fallecido a manos de las argucias del Sabio Frestón, de curar todas las heridas infringidas por barcos sin rumbo y Viriatos sin alma, o bien Ínsula Barataria, utópico reino donde aún existe la información veraz, donde no importa si los entrevistados son de los nuestros o no, deseamos en definitiva que no se vea obligada a regresar vencida a su lugar tras caer en la playa de Barcino, frente al mar. Temible es ese Caballero de la Blanca Luna llamado share.
«It´s not but it can be» por Maldito Bastardo
Negar que The Newsroom es una de las series del 2012 más esperadas para muchos seriéfilos sería negar el talento de Aaron Sorkin. ¡Todo un insulto! El piloto de su nueva serie para la HBO titulado We Just Decided To y los siguientes capítulos destripados, degustados y disfrutados por la prensa estadounidense han dejado todo tipo de comentarios controvertidos. ¿Se le tiene ganas al talento de Sorkin o llamar idiotas a los conservadores y perdedores a los liberales es meterse en un territorio minado? El autor del libreto de La red social parece que se ha preguntado cómo hacer periodismo en estos tiempos en los que nadie puede estar al margen de las elecciones y bandos. Todo se encuentra polarizado y es difícil ser imparcial en un mundo que no lo es. Es cierto que el creador de Studio 60 on the Sunset Strip tenía una espinita clavada desde la injusta cancelación que estrujaba excelentemente todo el jugo que se podía extraer de las bambalinas de un programa de televisión. Sumado a Sports Night, donde retrataba un show sobre deportes, y añadiendo el componente político de El ala oeste de la Casa Blanca, los méritos de esta ficción, que nos mete de lleno en el mundo de las noticias e informativos, pasan por parte de sus defectos: es un mix de todo lo que ha ofrecido anteriormente Aaron Sorkin.
Su arranque y monólogo inicial de su extremadamente inteligente protagonista, un presentador de informativos neutral que prefiere mantenerse al margen, puede recordar al piloto e inauguración de Studio 60 on the Sunset Strip. Paddy Chayefsky, autor del libreto de Network (Un mundo implacable) que creaba una conexión con tal clarividente monólogo, comentaba que su guión no era una sátira sino la realidad plasmada que había vivido durante muchos años como guionista de televisión. Sorkin también ha mamado del mundo de los informativos para realizar una declaración de principios clara y contundente por parte de los personajes por los que parece respirar, hablar y sentir el romanticismo de las grandes gestas. El guionista y creador de la nueva serie de la HBO ha analizado meticulosamente el mundo de los informativos real en Fox News para trazar esa línea del idealismo que sudan los personajes en sus libretos e incluso declaró recientemente que en EEUU se desprecia tanto al mundo de la política como al de las noticias y periodismo. Tal vez en The Newsroom busque el punto de encuentro de sus series anteriores, delimitando los espacios entre ficción y realidad, siendo crítica y realista en su discurso pero constructiva (y para nada antipatriota) en sus pretensiones.
El piloto de The Newsroom es tan meritorio como admirable por dar ese paso adelante tan necesario en los conceptos morales de tratar y contar la verdad a otros. También de renovarse o morir, pero siguiendo la estela de lugares comunes (historias de amor de oficina, una antigua relación de los protagonistas y su correspondiente tensión sexual no resuelta, muchos arquetipos clásicos y numerosos azucarillos en forma de humor). Lo interesante y notable es la declaración de intenciones que se establece como carta fundacional: querer hacer un buen telediario y que al mismo tiempo sea popular. Algo aparentemente imposible en la actualidad pero que es retratado como una idea quijotesca y romántica. Ambos protagonistas parecen formar el equipo (inestable emocionalmente) perfecto: el cerebro, encanto, aspecto y amabilidad del presentador sumados a la experiencia de la productora para dirigirle. La idea es reivindicar el cuarto poder y «el periodismo como profesión honorable y ofrecer a los telespectadores un debate digno de una gran nación: civismo, respeto y volver a lo importante, dando muerte a la vulgaridad, al cotilleo y al voyeurismo».
Greg Mottola muestra una dirección con pulso e inapelable con momentos brillantes uniendo en un plano secuencia el espíritu y empeño de todos los implicados. Las líneas de Sorkin son tan precisas como un teleprompter pero también se percibe una espiritualidad y romanticismo en ellas. ¿Se trata de un sermón catódico o una inteligente e inusual declaración de amor a las iniciativas quijotescas? Tal vez vivimos en un mundo donde el idealismo ha quedado aplastado por las acciones políticas, donde los espectadores hemos quedados atrapados en callejones sin salida. The Newsroom quiere darnos una luz y escape, una clarividente bocanada de aire fresco pero sin querer ser la absoluta verdad con la frase que, aparte de abrir y cerrar este fantástico piloto, provoca el estallido y genialidad: «It´s not but it can be».