25 de abril de 2024

Críticas: Bel Ami. Historia de un seductor

Robert Pattinson, un fucker de época.

En 1885 el escritor francés Guy de Maupassant publicó su segunda y aclamada novela, Bel Ami, cuyo protagonista, George Duroy, es un hombre pobre con un único deseo: llegar a hacerse un nombre en la alta sociedad parisina, y conseguir las riquezas y los placeres que desde niño le han sido negados, y que él cree que por derecho le pertenecen. Para conseguir sus fines, no duda en utilizar a todo el mundo, especialmente a las mujeres. La novela ha tenido numerosas adaptaciones cinematográficas de diversas nacionalidades, desde la primera versión muda en 1919, pasando por un gran número de TV-movies, hasta la última que llega ahora a las pantallas de la mano de los debutantes Declan Donnellan y Nick Ormerod, fundadores del grupo de teatro Cheek by Jowl, y protagonizada por el actor inglés de moda, Robert Pattinson.

Donnellan y Ormerod realizan un trabajo muy británico, tanto que sería más creíble si se ambientara en Londres en lugar de en París. Con una puesta en escena bastante teatral, se trata de una película envuelta en una cuidada ambientación y en la preciosa banda sonora de Rachel Portman y Lakshman Joseph de Saram, pero que no puede disimular su interior frío y apático. Se nota que todo lo que ocurre está demasiado calculado y resulta muy forzado. Parece que las cosas no fluyen de forma natural, sino que ocurren porque tienen que ser así, porque en la novela pasan de esa manera, y lo que se nos muestra parecen más fragmentos sueltos de la misma que un conjunto cohesionado. Pasa por encima de todos los temas sin centrarse en ninguno, algo especialmente evidente en lo que se refiere a la situación política de la Francia de finales del siglo XIX, que aparece solamente insinuada, y se presenta sólo para hacer de relleno de la historia principal.

El principal problema de Bel Ami es que el punto de vista desde el que está contada no es el adecuado. No sé si es para intentar hacer al personaje más empático a los ojos del público (algo en lo que fracasa completamente), pero mientras que Maupassant contaba la historia de un tipo soberbio y sin escrúpulos movido por la codicia, en la película el protagonista es un arribista, sí, pero da la impresión de que es un pobrecillo que no tiene donde caerse muerto y que sólo quiere tener una vida mejor. Que sí, que toma alguna decisiones cuestionables, pero que todo lo hace por amor, celos e ignorancia. Utiliza a las mujeres, pero también las quiere y sufre por ellas, y al final parece que son ellas las que le torean a él. Lo que debería haber sido mordaz y pasional, se queda en algo insulso y sin ningún interés. Incluso en momentos como en el que el protagonista seduce a una de sus amantes en una iglesia, que debería haber sido un momento provocador y escandaloso, se queda en algo tibio y descafeinado.

Los directores están igualmente desatinados en su elección y dirección de los actores, sorprendente en gente que proviene del mundo del teatro. Para empezar, es un error darle todo el peso de la película a un actor como Robert Pattinson, absolutamente falto de carisma, que no sale de dos expresiones, la de sonrisa encantadora y (la mayor parte del tiempo) la de cara de asco. El papel le viene grande, pero no toda la culpa es suya, ya que poco puede hacer con el esbozado y falto de matices personaje que le han dado. Además, su mediocre interpretación no es exclusiva. Da lástima ver tan desaprovechadas a actrices de la talla de Uma Thurman, estereotipando la típica mujer de carácter adelantada a su época, y Kristin Scott-Thomas, ridícula y con un personaje bastante prescindible. La química además de ambas con Pattinson es absolutamente inexistente. Sólo una encantadora Christina Ricci, la única del reparto que deslumbra sobre los demás, aporta algo de calidez y de espontaneidad a un conjunto tan encorsetado.

Bel Ami es una película aséptica, que no aporta nada, y es de las que mejor encarna el adjetivo “prescindible”. Hay montones de películas parecidas que cuentan lo mismo y lo hacen mejor. A excepción de alguna fan crepusculera que tal vez corra al cine a ver a Pattinson, imagino que pasará por la cartelera sin pena ni gloria. Y tampoco se merece otra cosa.

Reseña escrita por Sofía Pérez Delgado

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