19 de abril de 2024

Críticas: El Hobbit. Un viaje inesperado

La mayor incógnita que nos ha levantado El Hobbit es si superará en taquilla a Lo imposible, tristemente no puede despertarnos otro interés. Ha sido de lejos el pase de prensa con mayor asistencia del año, ese record ya lo tiene. Finalmente, la proyección se realizó a 24 fps (fotogramas por segundo) y no a 48 fps, un tema que levantó mucho revuelo en la premiere mundial que tuvo lugar en Nueva Zelanda. Cuando decimos “revuelo” queremos decir que las críticas negativas al nuevo formato superaron a sus defensores. Curiosamente, en esta sesión la han proyectado a la velocidad tradicional. El público parece ser que sí tendrá acceso a verlo en bastantes cines de España de esta manera, a no ser que se produzca un cambio de última hora.

Esta introducción, tan alejada de aspectos puramente cinematográficos, se debe precisamente a que no hay mucho que decir en este sentido sobre la primera parte de El Hobbit (sí, esto es una trilogía también). O no hay mucho que destacar para bien, mejor dicho. Estamos ante la cuarta revisión anual de Blancanieves y la más sorprendente de todas ellas: Berger quitó un enano, y Jackson puso seis más. Una cuestión presupuestaria en ambos casos, suponemos. El australiano es muchísimo más transgresor: además del número de enanos, su Blancanieves se llama Gandalf, tiene una barba bastante larga, podría ser un hombre y hace magia. Características que vuelven a constatar solamente diferencias económicas, obviamente.

Pero digamos alguna perogrullada: las casi tres horas de metraje son muy excesivas. Defecto fundamental que ha caracterizado las últimas películas de Peter Jackson. Ciento setenta y cuatro minutos es el promedio de duración de la trilogía de El Señor de los Anillos, King Kong, The Lovely Bones y esta última. Algo que se suele achacar a la grandilocuencia y engreimiento del director, a una especie de búsqueda de querer crear la obra definitiva y que para ello sea necesario alcanzar una determinada cifra de minutos. Desconocemos si es esto o si se debe más a una problemática de narración sencillamente, a no saber sintetizar. Lo que más pone de relevancia esta película es la incapacidad de Jackson para extraer la información más importante y eliminar lo superfluo, una absoluta deficiencia en cuanto a estructura dramática se refiere. Eso es lo más objetivo que nos dicen sus imágenes. En este último caso, a nivel global existe un gran problema con el arranque, una introducción larguísima abusando de la voz en off que lastra por completo a la película. Cuando quiere aparecer el cartelón con el título, ya uno está pensando si toda la película va a ser así. Y en aspectos más pequeños, habría que detenerse casi cada en escena, alargadas hasta la extenuación y provocando una terrible sensación de sopor.

Aunque los problemas no vienen solo por ahí, el uso de la música como elemento redundante sonando perpetuamente a lo largo de la película y con una intensidad bastante notable, ponen también en evidencia esa desmesura innecesaria y gratuita. La banda sonora de Howard Shore parece tratar de llenar los inmensos huecos que dejan las interpretaciones del reparto y la superficialidad de un guión sin ningún tipo de subtexto y profundidad. Poco a poco, sin darnos cuenta, estamos perdiendo el cine de aventuras y épico, se va diluyendo ante nuestros ojos siendo sustituido por otra cosa que no sabemos muy bien que es. Porque claro, qué es El Hobbit sino cine de aventuras, cómo calificarlo si no es bajo esa etiqueta. Sin embargo, esto está en las antípodas de las películas más emblemáticas de esta temática. Básicamente porque en esos films latían la vida y las emociones, hablamos de películas tan dispares y a la vez muy apreciables como las de David Lean, la saga de Indiana Jones, de El hombre que pudo reinar o Dersu Uzala (ejemplos muy diferentes en épocas y conceptos, obviamente). La última película de Jackson refleja un vacío de contenido absolutamente desolador, cómo si no hubiese preguntado qué quería contarnos con esta historia. Es una película sin temática humana y emocional. A través de la verbalización de frases grandilocuentes no se consigue trascender, la poesía cinematográfica radica en parajes muy lejanos a ése.

Debemos destacar un último tramo con escenas muy espectaculares y un gran ritmo, que seguramente les hagan ganar algún Oscar en los apartados de efectos especiales. Pero también deberíamos preguntarnos: ¿Al servicio de qué está todo esto? ¿Es esto realmente lo que lleva al éxito? ¿Esto es perdurable y merece la pena que sea así? Es decir, estamos viviendo una moda del 3D que desconocemos si será algo más que eso. Y el empeño del avance y del éxito en la industria cinematográfica parece estar centrado en la tecnología usada, en diferenciarse en ese aspecto de la televisión. Mientras los cineastas se enredan en estos temas vacuos, la pantallita que tenemos en nuestras casas le va ganando terreno en calidad artística. Veremos hacia dónde vamos, pero el viaje no ha empezado de manera brillante.

9 comentario en “Críticas: El Hobbit. Un viaje inesperado

    1. La película va a arrasar en taquilla y le va a entusiasmar a muchísima gente. No me cabe ninguna duda sobre ello, no hace falta ser futurólogo para saber esto. DIcho lo cual, esto no implica que como criticucho de palo me vaya a callar porque yo no opine de esa manera.

      Ojalá vayas al cine a verla lo antes posible y vienes aquí a rebatir mis argumentos. Estaré encantado de leer tu opinión.

  1. No la he visto todavía, pero ciertamente hay algunos "criticuchos de palo" que solo les gustan las películas "raritas, raritas" y que se fijan en detalles que ningún espectador normal va a tener en cuenta, con lo que cada día se alejan más del gusto medio del espectador, haciendo sus opiniones poco prácticas para el "humano medio", ahora bien creo que a los "venusianos" les encantan.

    1. De todo tiene que haber en el mundo, hasta gente que sin haber visto la película se ofende con las opiniones ajenas o trata de modificarlas a su antojo sin dar un sólo argumento aparte de los conocidos tópicos. Aquí somos tolerantes, soportamos a todo el mundo, incluso a ésos.

      1. Ni me ofendo, ni trato de modificar las opiniones de los demás, simplemente he leído la crítica y conozco un poquito al crítico y creo que puede pecar un poco de ello, como otros muchos jóvenes que saben mucho de cine, pero poco de la sociedad que les rodea. Además me encantan los venusianos. De todas formas prometo que cuando vea la película, si estoy de acuerdo, me retractaré públicamente.

        1. Bueno, espero que lo de criticucho de palo fuera un gag o un guiño a nuestro anterior comentarista entonces, es que nos ponemos un poco así con los menosprecios. Gracias por el comentario.

  2. Suscribo esta crítica punto por punto; sobretodo lo de un comienzo soporífero. El primer objetivo de una película navideña de aventuras es entretener. Si comienzas a moverte sin parar en la butaca en los primeros 10 min…mal asunto. La primera hora se merece un gran tijeretazo, cosa que potenciaría otros grandes momentos en los que sí merece la pena detenerse; pero a los que el espectador llega ya agotado. Nos han colocado la versión extendida del director sin ningún miramiento.

    Sintesis, elipsis, subtexto… palabras que equivalen a decir CINE, que brillan por su ausencia en esta película y que este criticucho de palo ha sabido ver, a la espera de que alguien le cierre la boca…
    Y para el futuro quedará la cuestión que apuntas al final: forma vs contenido…Como con Mouriho, P. Jackson parece buscar que se hable más de los dichosos 48 ft en 3D. Lamentable.

    PD. Mención aparte para la música de H. Shore… se hace la peli utilizando un refrito de su anterior (y grandísimo) trabajo + un tema nuevo, que por cierto, no ha compuesto él. Vaya crack.

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