19 de marzo de 2024

Críticas: R3sacón

THE HANGOVER PART III

Ponemos el colofón a la trilogía borracha.

En su texto sobre puesta en escena en Very Funny Things, libro complemento al ciclo sobre la Nueva Comedia Americana programado durante el pasado festival de San Sebastián, Quim Casas hace referencia al uso de la elipsis en las, hasta entonces, dos entregas de Resacón. Un mecanismo narrativo que -según el crítico- se traiciona a sí mismo cuando en los créditos finales Todd Phillips nos muestra, en forma de fotos cachondas, la memoria recuperada tras una noche de ingesta de alcohol y desenfreno. Si bien la que aquí suscribe opina que esas instantáneas insertadas con picardía alzaban la propuesta gamberra a niveles catárticos, lo interesante aquí es certificar cómo el agujero de relato que Phillips ocultaba al público y a sus protagonistas era el motor que accionaba el interés morboso del espectador, posteriormente abrumado por un nivel de salvajismo cómico in crescendo.

Esa marca estructural que se recreó de nuevo casi a modo de remake en una segunda resaca aún más disparatada que la primera, no tiene ya, sin embargo, continuidad en esta tercera y ¿última? entrega. La jugada de Phillips en el cierre de una trilogía que ha disparado cifras multimillonarias, es la de huir con ironía de los límites marcados por su propio título. En R3sacón no hay ni despedidas de soltero ni despertares accidentados con huecos de memoria, esta vez la manada se encuentra en un contexto distinto aunque con iguales resultados catastróficos. Un agradecido cambio de planteamiento que pondrá a prueba los argumentos de aquellos que condenaron su secuela como burda copia de su antecesora.

THE HANGOVER PART III

R3sacón no sólo parte con un planteamiento distinto, sino que arranca también con un tono que, pasado un prólogo animal descabellado, nos coloca en un punto cómico-dramático desconcertante cercano al Funny People de Apatow. Y aunque ese pico sea puntual, sí es palpable el interés de Phillips en filmar una cierta madurez (no creo que sea falta de inventiva) en su pandilla protagonista mediante la contención de la locura a favor de potenciar la emoción, la amistad y camaradería más que nunca, sin perjudicar para ello la comicidad surrealista que sigue aún muy vigente en la saga. Es como si el realizador quisiera cerrar la trilogía recordando más a los personajes que a sus actos. A la imagen icónica de los tres amigos: el guapo, el loser y el gracioso. Algo, por otro lado, no muy complicado, ya que si Phil, Stu y Alan figuran en la portada del mencionado Very Funny Things, por algo será.

La tercera parte de Resacón es un objetivo fácil de aniquilar porque desde una perspectiva exigente traiciona a sus propias raíces y porque el mencionado freno de mano al salvajismo puede distanciar al familiarizado público de la propuesta de Phillips. Para contrarrestarlo, el realizador lo apuesta casi todo a su número ganador, Zach Galifianakis. El carisma de cada gesto, palabra y mirada del actor griego es el epicentro de prácticamente todo gag que se sucede en la película. R3sacón está hecha para Alan. Alan es R3sacón. Sólo hay un personaje que se acerca a su plano de existencia y es el de Ken Jeong, que vuelve más excéntrico, “alocado” -y pelín estridente- que nunca y protagoniza junto al barbudo algunos de los mejores momentos de este fin de fiesta al que ha sido también invitado el siempre imponente John Goodman. Bradley Cooper y Ed Helms están muy correctos pero lejos del plano de protagonismo de Galifianakis. Se echa sobre todo de menos a un desaprovechado Helms, quien, por otro lado, nos ofrece la imagen más impactante de toda la saga en una más que obligada espera tras los títulos de crédito.

THE HANGOVER PART III

R3sacón funciona sin los excesos de las anteriores, cerrando la trilogía potenciando el personaje icónico que encumbró en sus cimientos y permitiéndose con derecho un auto homenaje con cameos y guiños constantes a la saga. La risa está garantizada, no creo que ningún ser humano sea inmune a la escena del funeral o al descenso por el hotel. No quiero creerlo.

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