24 de abril de 2024

Críticas: Ant-Man y la Avispa: Quantumanía

Más Kang que Ant-Man.

Primer proyecto del Universo Cinematográfico de Marvel del año 2023, primer proyecto de la fase 5 y tercera película de Ant-Man. Esta película llega en un momento delicado para Marvel, con proyectos de dudosa calidad predominando en su recién cerrada fase 4 y con una nube negra sobrevolando por la sobrecarga de contenido y fatiga del púbico, por lo tanto, una película que busca renganchar al espectador casual que se perdió tras Vengadores: Endgame (2019) con el inicio de la dinastía de Kang.

Hasta ahora las dos películas anteriores de Ant-Man han jugado en un perfil bajo dentro del universo de Marvel, sin embargo, en esta ocasión, siendo ya un vengador asentado se echa sobre sus hombros la tarea de abrir la fase cinco tras la experimental fase cuatro, pero sobre todo la tarea de presentar al gran público a un imponente Kang como villano tras la pincelada que nos dejó la serie Loki. La película dedica sus primeros minutos a contarnos el actual status quo de Scott Lang y a recordarnos que tras el chasquido su hija ha crecido e incluso pasado la adolescencia. Pero son muy pocos minutos los que invierte en esto, dejando de lado el resto de elenco superheroico principal, llevándonos inmediatamente al mundo cuántico, con una velocidad e inicio tan precipitado que se siente como si una buena parte de metraje hubiese sido eliminado en la sala de montaje. Consecuencia del rápido traslado de la acción a un nuevo mundo que tiene que ser presentado, a diferencia de lo que suele ocurrir en las películas de superhéroes, el conflicto no será establecido al principio, sino que se va mostrando con pequeñas pinceladas a lo largo de la primera hora de la película. Acostumbrados a un Ant-Man más terrenal, en esta ocasión la tercera entrega del hombre hormiga se sitúa a medio camino entre la space opera y el cine de aventuras, siendo una de las películas de Marvel con un espíritu y estilo más parecido a los cómics de la editorial en la última década. La inspiración en Star Trek es evidente durante casi toda la película, al igual que también lo son los ecos a Star Wars en la batalla final y en la presentación del villano y su ejército.

Un nuevo mundo que presentar, una nueva heroína a la que presentar, dos héroes asentados a los que hay que darle su importancia, dos personajes principales más que se unen a esta ecuación y la presentación del nuevo gran villano de la actual y futuras fases son demasiados elementos para una película que dura tan solo 124 minutos. A causa de esto, la historia acaba siendo demasiado sencilla, casi sin momentos memorables ni emoción ninguna. Es palpable que el principal objetivo de Ant-Man y la Avispa: Quantumania es abrir la nueva fase y dar un vistazo al peligro venidero. Una historia floja a favor de los personajes que sí consigue dar como resultado un Kang que con tan solo una película impone más de lo que lo hizo Thanos, dejándonos con un personaje que genera intriga y entusiasmo por conocerlo y verlo en más películas. Ant-Man se mete en el bolsillo al espectador, aunque más por el magnetismo y carisma de Paul Rudd que por cómo está escrito. Un carisma que le falta a Kathryn Newton como Cassie Lang, quien pese a su esfuerzo no tiene un guion que le acompañe dejándole como un personaje sin interés al que no conocemos más allá del arquetipo de joven rebelde comprometida con los problemas sociales. Con una floja historia, la película podría haber tenido aun así escenas impactantes que sin embargo adolecen de un exceso de música que en su intención de aumentar la emoción la disminuyen. No son pocas las escenas en las que la ausencia de música les hubiese sentado muy bien, sobre todo el enfrentamiento mano a mano final.

Pese a ser una película mayor que sus dos anteriores entregas, la dosis de humor sigue siendo igual de alta y funcionando igual de bien que lo hace en la primera entrega de la trilogía. Así, Marvel consigue con éxito algo en lo que suele fallar: un rol cuya función es ser el alivio cómico presentando a Modok, un personaje que tan solo visualmente ya causará risas entre el público que no sea conocedor de las historietas en los cómics, y que con sus líneas de dialogo y personalidad funcionará en la comedia sin estorbar ni molestar.

Donde más brilla la película es en su creación del mundo cuántico, un mundo muy imaginativo y repleto de color, con un gran número de variadas y (algunas) originales criaturas. Y sobre esto, el punto fuerte de la película es el conquistador, Kang. Jonathan Majors construye un personaje imponente por encima de cualquier otro gran villano de Marvel, con una historia misteriosa y que genera gran expectación. El actor se esfuerza en entregar a través de su actuación un personaje con más matices de los que el guion le permite y sin recurrir al histrionismo. En definitiva, esta es la mejor película de Ant-Man, aunque esto tampoco sea un gran logro, pero sobre todo es la presentación que Kang se merecía y una pieza que generará ilusión y esperanza en el próximo gran evento marvelita.

Pd: No te pierdas ninguna de las dos escenas postcreditos, en esta ocasión merecen la pena dejando los chistes a un lado.

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