24 de abril de 2024

Críticas: Nunca he estado en Poughkeepsie

Nunca he estado en Poughkeepsie

Cinema ad hoc también se zambulle en los #littlesecretfilm.

Que sepáis que con esta crítica anulo cualquier posibilidad de que puedan darme de nuevo un pase de prensa para el festival de Sitges, lo único que me importa de todo el año. Pero es que yo me debo a la Verdad y siempre he intentado ser un crítico justo, bien lo sabe Dios.

Digo esto porque este #littlesecretfilm lo dirige, guioniza y vete tú a saber qué más mi buen amigo Ángel Sala, que por el otro lado es director del mentado festival, y me esperaba para ver la peli.

-¿Qué tal Ángel, todo bien, todo tranquilo?

-Soy Ángel Todo Amor

-Fijo. Oye, lo que has hecho esto… ¿Es giallo, no?

Ángel levanta las cejas, muy enigmático. No lleva guantes de cuero negro.

Al principio la pantalla está en negro y una voz habla de la oscuridad no en un texto hilado, sino a base de frases sueltas. “Eso te ha quedado un poco universitario, Ángel”. Ángel me pone cara de “Espera, espera, que ahora viene lo divertido”.

Luego sale una chica en el campo, con el sol colándose entre los matojos, dándole en el pelo. Las frases continúan sonando; ahora ya no sé ni de qué hablan. La chica es bonita y la escena es manida, pero bella en sí misma así que me da igual. La cámara la sigue, todo parece una bonita improvisación.

“¡Ahora llega el fulano ese que hemos visto al fondo, le corta la cabeza y se la folla!” –digo, con emoción. Ángel me mira un poco mal porque la última vez que vimos eso en una pantalla de Sitges casi nos chapan el festival y menudo marrón.

Una atmósfera de tensión, sugerida mediante el sonido, reina en el ambiente.

Salen cosas raras. Escenas lentas en las que pasa poco. El prota es un hipster que busca a una tal Sharon, que suponemos que es la chica del principio. Lo de hipster yo no lo digo gratis, ¿Eh? Lleva el pelo corto por los lados, filete en lo alto, una camiseta de tirantes con la bandera de los EEUU… vosotros diréis si ha ido al Primavera Sound o no ha ido. Luego en los créditos descubrimos que su personaje se llama Dick Tremaine, uno de los personajes más molestos de Twin Peaks: el vendedor que se intentaba ligar a Lucy, la secretaria, por lo que estaba en competición constante con Andy, el torpe ayudante del sheriff.

A lo que iba, el prota va por ahí, todo es muy lento, tiene charlas extrañas con la gente, se repiten las mismas secuencias pero hacia atrás… un abandono de la sala (y eso que la crítica, exceptuando a Boyero, está compuesta por gente dura y entera; legionarios del tedio y mártires de lo experimental) muchos bufidos. A mí el videoarte no me da ningún miedo.

-¡En la crítica no pienso decir que es lynchiana! ¿Lo sabes, verdad? Es la defensa de los tontos ante algo que no entienden. A día de hoy es casi como decir suBrealista

Ángel me una colleja:

-Libertad creativa –susurra

La banda sonora tiene drone y ambient así que por ahí bien. En una secuencia hay una especie de trip-hop, así que mejor.

Hubo un momento en que comencé a delirar porque el visionado se hace muy cuesta arriba, el espectador no tiene nada a lo que atarse y todo transcurre con suma lentitud y nada tiene conexión con lo anterior. En mis delirios, escribí (según leo en mi cuaderno de notas): La película establece sus propios códigos. ¿De qué estaba hablando? Ni idea.

Hay UNA escena de la película que está muy bien, es graciosa y casi permite intuir que puede haber de verdad una historia detrás de todo este despropósito. Por lo demás, fatigadora y exasperante. Igual es de esas que tienen 5.000 guiños, referencias y homenajes a obras del cine y la literatura. Lo único que puedo decir es que el letrero de neón que reza ULTRAMARINOS que parpadea estroboscópicamente igual es un homenaje a los créditos de Enter The Void, de Gaspar Noé, pero no tiene pinta.

De ninguna manera y en ningún caso.

… me acabo de cargar mi Sitges 2013.

Nunca he estado en Poughkeepsie 2

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