La animación made in Spain lanza su apuesta de la temporada.
El tándem Antonio Banderas en la producción y Manuel Sicilia en la dirección, vuelven a colaborar en una nueva aventura de animación después del éxito conseguido con El lince perdido en 2008, con una historia de caballeros, honor y perseverancia en Justin y la espada del valor. Justin desciende de una larga estirpe de caballeros que terminó cuando su padre decidió estudiar derecho y convertirse en un gran abogado. Después del asesinato de su abuelo a manos de otro caballero, el padre de Justin firmó un decreto junto con la reina del país en el que habitan por el que la caballería era prohibida, pero Justin sólo sueña con volver a recuperar el espíritu de su abuelo defendiendo a los débiles en nombre de su reina y de su amada, enfrentándose a su padre que le tiene reservado un destino como sucesor suyo en la abogacía.
A pesar de que el argumento pueda hacernos pensar en las producciones Disney en las que el afán de superación y la necesidad de los héroes adolescentes de demostrar a sus padres su valía contradiciendo los planes y deseos que éstos tienen para ellos, véase Buscando a Nemo o Brave por poner algunos ejemplos, Justin y la espada del valor se acerca más en su forma a la saga Shrek, combinando una historia de aventuras épica y clásica con referencias y situaciones actuales buscando la complicidad del espectador adulto que acompaña al potencial público infantil al que va dirigida la película.
Sin embargo, la originalidad que supuso en su momento la narración y las referencias actuales de historias ambientadas en épocas remotas, corre el peligro de saturar si la trama no tiene el interés deseado o si se abusa demasiado de dichas referencias, como es el caso de la película que nos ocupa. El mayor problema al que se enfrentan las películas de animación actualmente es el de conseguir innovar con tramas originales y personajes hilarantes en situaciones disparatadas, y ese es precisamente el defecto de Justin y la espada del valor, la falta de originalidad. La alusión a películas o personajes actuales en este tipo de largometrajes es un revulsivo a la hora de conseguir la risa, pero en Justin y la espada del valor prácticamente la totalidad de las escenas las hemos visto antes y se convierte en un amasijo de imágenes y secuencias ampliamente reconocibles, desde Batman Begins hasta La bella y la bestia, pero sobre todo, un exceso de fotogramas recordando a El señor de los anillos: El retorno del Rey.
Incluso con la saturación de escenas calcadas de otras películas, la estructura de aventuras clásica podría ser suficiente para hacer de Justin y la espada del valor una muy buena muestra del nuevo cine de animación que se está haciendo en España últimamente, con una historia, si bien poco original, sí muy bien narrada y con unos protagonistas bien definidos que consiguen mantener el ritmo hasta el final. Pero lo que verdaderamente hace que una película de este tipo coseche el éxito deseado es el tener un cortejo de personajes secundarios apoyando a los principales, y que en esta ocasión por desgracia no están del todo desarrollados ni ofrecen todo el potencial humorístico que deberían, provocando que, quitando algún que otro gag visual, las risas queden casi reservadas al público adulto con las referencias a personajes prácticamente desconocidos para los niños.
No hay nada que reprochar en cambio a la animación, que supera técnicamente a otros productos similares, si bien la utilización del 3D no aporta ninguna contribución positiva a la película. Justin y la espada del valor es en definitiva una notable cinta infantil, con una buena historia y altas dosis de épica y entretenimiento, que falla a la hora de presentar personajes poco carismáticos y, por tanto, fácilmente olvidables.