25 de abril de 2024

Venecia 2013: Día 8

Femen

Las chicas de Femen liándola en el photocall.

Estamos sólo a 3 películas de finiquitar la Sección Oficial, y nos quedan únicamente 3 días para terminar el Festival y conocer a los ganadores de la 70ª Mostra. Mientras tanto se nota ya la ausencia de ciertos medios y miembros de la industria que han emigrado a Toronto, y es que hoy empieza su Festival coincidiendo con los últimos días de Venecia. Y aprovechando esta situación, sacaré un tema que me resulta curioso: la fuga de los profesionales en las sesiones reservadas. Llama la atención estar sentado en una sala, a oscuras, disfrutando (o no) cualquier película, y observar que a tu alrededor hay torpes movimientos y ruidos molestos de gente levantándose y haciendo mutis por el foro. Esas mismas personas que después escriben, relatan o simplemente critican una obra sin haber visto apenas media hora de la misma. Y me pregunto yo, ¿si le pusiéramos nombres y apellidos a esta gente, no decaería su credibilidad periodística? ¿Acaso su trabajo no es sentarse, observar, analizar y, desde su punto de vista profesional y crítico, hacer ver al público si esa obra puede gustarle o no y así orientarle a la hora de escoger entre la cartelera de su ciudad? Desde aquí les aseguro que todo lo que han leído y leerán sobre el Festival ha sido visto de principio a fin, sin interrupciones. Otra cosa distinta es que después de un visionado la película reciba elogios o abucheos, y de estos en la última jornada ha habido y numerosos, y es que a estas alturas está la cosa que arde.

La jalousie

Con su particular estilo y acompañado por cuarta vez de su hijo Louis, Philippe Garrel presentó La jalousie, entre vítores y gestos de desaprobación del público, más de los primeros que de los segundos. Estamos ante una historia de celos y de las complicaciones que conllevan las relaciones humanas. Para ello Garrel se vale de una amalgama de personajes enfermos de sí mismos, embrutecidos por una patología llamada amor, o desamor, dependiendo del prisma con el que se mire. La inteligencia y la sagacidad descansan en el personaje menos esperado, la hija del protagonista, una niña pequeña que, viviendo en un mundo de adultos y adúlteros se crea una capa de cinismo y sarcasmo para defenderse. Precisamente esos personajes son los que construyen la historia, haciéndola atractiva. Pero lo que pretende ser un drama, o mejor dicho, lo que debería ser un drama amoroso, termina resultando una burla hacia el comportamiento humano. Sonoras carcajadas son las que despertó la situación y evolución de unos personajes que rozan el patetismo pero caen simpáticos. Y es que ya se sabe que el mal de amores es el que provoca celos, el que arrastra a las personas a actitudes enfermizas e inexplicables que terminan convirtiendo la chispa del amor en una gran llamarada imparable. Podríamos decir que La jalousie es un trabajo, a nivel tanto interpretativo como de dirección y guión, bastante inspirador.

A promise

La noche se reservó para las grandes estrellas: Rebecca Hall, Alan Rickman y el mismísimo “The King of the North”, Richard Madden, el Robb Stark de Juego de Tronos, junto al director de la película A promise, Patrice Leconte. La historia, basada en una novela de Stefan Zweig, nos traslada a la Alemania de 1912, donde se incorpora a trabajar en una gran empresa metalúrgica un joven recién llegado que no tardará en trabar cierta amistad con su jefe y con su familia, principalmente con la mujer de aquél, con la que siente un flechazo casi instantáneo. Leconte realiza una adaptación correcta, pero no suficiente para convencer. El devenir de los hechos que nos narra es atropellado y algo torpe, lo que nos hace perdernos en un fango de escenas que, a veces, hasta carecen de sentido. Las interpretaciones ayudan a mejorar la trama, pero no la solucionan. A promise es de esas películas que encantarán a los asiduos a los grandes romances prohibidos y secretos, aunque probablemente algo menos que de costumbre. No es de extrañar por eso que se escuchara algún grito de desaprobación el la Sala Grande del Palazzo del Cinema.

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