Charlamos con el director de Ida.
Sin duda una de las películas del Festival y una candidata obvia a ser protagonista en el palmarés, Ida ha conquistado al público gijonés desde el primer pase en nuestra ciudad. Afortunadamente hemos tenido ocasión de charlar con su director Pavel Pawlikoski en una amplia entrevista que os ofrecemos a continuación.
Cinema ad hoc- A nivel formal la película la película carece de travellings o paneos salvo en los dos planos finales ¿Hay alguna razón concreta para ello?
Pavel Pawlikowski – No hay una razón intelectual, hay una intención a lo largo de toda a película de no mostrar demasiado. También tenemos que disponíamos de poco presupuesto (risas), si no muestras demasiado, no tienes que construirlo. No, en serio, es muy difícil hacer una película así por las actuaciones sobre todo, normalmente durante el rodaje puedes cortar la parte de las actuaciones que no te convencen. Fue un reto conseguir imágenes poderosas y al mismo tiempo mantener el nivel de actuación durante dos o tres minutos que puede durar cada plano fijo, con dos o tres actores, hubo que imponer un alto nivel de disciplina sobre mí mismo, los actores y la cámara. También quería conseguir un aspecto fotográfico durante toda la película, la fotografía es una de las partes más importantes de Ida y claro, si mueves la cámara se pierde ese aspecto fotográfico que intentaba conseguir. Quería que las imágenes tuvieran una carga emocional así que la cámara no sirve a la acción sino que tiene que ser protagonista por ella misma, que sus imágenes puedan producir un shock, como un disparo entre los ojos.
CAH – También encontramos una justificación temática a ese travelling final, durante toda la película los personajes están retenidos, sin saber exactamente hacia dónde van, al final se toma una decisión, un personaje puede avanzar y la cámara avanza con él.
PP- Sí, es cierto, ésa es exactamente a razón por la que la cámara se mueve al final, hay un sentimiento que llega, una nueva energía y el mundo que se retrata es un mundo hecho de piedra, de una Polonia que sale de la II Guerra Mundial y del estalinismo, es un mundo congelado y dentro de este mundo llega una nueva energía a través de la música, el baile, etc. Al principio la fe de la protagonista se expresa de una manera tradicional y esto cambia posteriormente.
CAH – Esto resulta, en cierto sentido, optimista.
PP – Bueno, en cierto sentido (Risas)
CAH – Cuando Ida y Wanda se conocen la segunda le pregunta si conoce su trabajo ¿eso es meramente por su trabajo de Fiscal o la participación con el gobierno comunista se veía como un baldón independientemente de su puesto?
PP – Sí, bueno, ten en cuenta que ella es «Wanda la Roja» que en Polonia tiene una connotación más cercana a «sanguinaria», eso es un rasgo importante históricamente hablando. Cuando la conocemos su carrera está prácticamente acabada porque ella ha sido un personaje sobresaliente durante el estalinismo y, en ese momento, el gobierno comunista es mucho más moderado y ella se pregunta si tiene lugar en este nuevo mundo, en esta nueva manera de hacer las cosas.
CAH – En España hay actualmente una polémica en torno a la Ley de memoria histórica para recuperar los muertos del franquismo donde está en tela de juicio si es mejor dejar aparcado el pasado ¿esta polémica también se da en Polonia?
PP- En un sentido diferente, la gente de Polonia que quiere revisar el pasado, desvelar a los colaboradores con el régimen comunista es sobre todo la de los partidos de derechas, ellos dicen que quieren construir una sociedad más saludable pero parece más una excusa que una motivación real. También hay otros que quieren revisar el grado de culpabilidad de Polonia durante la guerra y es que cuando yo era niño, en esa época, había un sentimiento en el país de que nosotros habíamos sido solamente víctimas y, bueno, realmente lo fuimos, seis millones de polacos murieron, la mitad de los cuales eran judíos, más de la mitad en realidad. Luego hubo revelaciones muy serias que mostraron que, en ciertas áreas, pueblos etc. los nativos polacos colaboraron con los nazis en dar caza a los judíos pero también acerca de polacos salvando judíos. Había una especie de demonios y de contra-demonios… la historia de Polonia es como un campo de minas, no es saludable obsesionarse con el pasado, hay que vivir.
CAH – Esta doble vertiente en Polonia se veía reflejada en Shoah de Claude Lanzmann ¿qué opinión le merece?
PP – Sí pero ese film, en fin… digamos que no soy un gran fan de Shoah, se retrata a la gente de Polonia sólo desde un lado.
CAH – ¿No le parece objetivo?
PP – No existe la objetividad. Lanzmann toma una sola línea de toda la historia, Shoah es una película muy potente pero que contempla la realidad desde un ángulo muy particular, las cosas son más complicadas de cómo se muestran.
CAH – Bien, volviendo a la película y para terminar la entrevista, hay una frase que nos parece bastante importante y que su tía le dice a Ida «si no pruebas las cosas antes ¿cómo sabes a qué estás renunciando?» ¿cree que Ida comprende que su tía tenía razón en esto?
PP – No sé si realmente piensa que tenía razón pero lo hace, es una especie de homenaje a Wanda pero sí, hay algo de verdad en sus palabras.
CAH – El seguir ese consejo hace que sus decisiones sean más fuertes.
PP – Sí, Ida es una criatura muy especial.