28 de marzo de 2024

Cannes 2014: Día 6

Steve Carell

Channing Tatum y Steve Carell, los hombres del día.

Por fin llegó la lluvia a Cannes, con ella las carreras por la Croisette y las miradas irónicas del personal del Festival que nos mira (o eso nos parece) con cierto cachondeo mientras hacemos cola, una vez más, en el descubierto exterior del Palais des Festivals. Mientras tanto, en la pantalla, aludes de nieve y la estudiada anemia gestual de Steve Carell en una nueva jornada de Le Festival.

Parece bastante complicado encontrar acomodo para Foxcatcher en el subgénero de los dramas deportivos, básicamente porque no se ajusta a los rasgos habituales que presentan este tipo de producciones, resumiendo: no hay superación individual ni colectiva, ni un enemigo externo al que batir, tampoco la escasez de medios es un obstáculo para obtener la victoria. ¿Qué es entonces Foxcatcher?. En realidad, la película de Bennett Miller sólo toma el deporte como excusa narrativa para hablar de muchas otras cosas: la obsesión por el aislamiento y la seguridad de la minoría wasp y los efectos que esto conlleva, el sometimiento de la sociedad civil al poder económico, la victoria como único resultado aceptable, el miedo atroz a la derrota… factores, en definitiva, que se van acumulando en un crescendo de tensión, como los traumas en la mente de un paranoico, resueltos en una explosión final no por esperada menos impactante. Mención aparte hay que hacer a la labor de un sobresaliente Steve Carell, magnífico ejemplo de confluencia de contención física y gestual sin perder por ello la expresión clara de deseos, traumas e intenciones. Apunten al primer favorito (muy favorito en realidad) para los premios de interpretación de este Festival que ya ha superado su ecuador.

FOXCATCHER
Foxcatcher

Quizá sea una debilidad personal este Ruben Östlund pero el sueco nos parece uno de los cineastas jóvenes más ilusionantes de todo el continente y es que conectamos plenamente con su afición a saltarse las convenciones sociales consideradas como terreno vedado por la Europa bienpensante, algo que hizo con su anterior película, Play, donde repasaba la difícil integración de los inmigrantes subsaharianos en la Suecia de nuestros días. Ahora repite jugada, que no escenario, con Turist, situando el foco geográfico en una estación de esquí de los Alpes y el temático en la desaparición del rol masculino dominante ante las situaciones de crisis (en este caso una avalancha no necesariamente metafórica) que nos acechan. No se trata tanto de denunciar situaciones como de divertirse en el proceso, explorando su particular «adiós al macho» hasta las últimas consecuencias, introduciendo elementos externos a la pareja protagonista para ampliar el juego de las permutaciones. «En busca de la virilidad perdida» podría llevar como subtítulo nuestra peli favorita del día o «¿Qué fue de aquellos rudos vikingos?», el caso es que resulta plenamente gozosa y que se reconoce el sello autoral de Östlund en esos planos mantenidos en el tiempo (no tanto como en Play, eso sí) pero, fundamentalmente, en su capacidad para contentar y enojar a la sorprendida platea a partes iguales.

Turist
Turist

El mar y el desuello de una cabra, agua y sangre, corrientes de vida y muerte, así comienza la nueva película de Naomi Kawase que completaba la Sección Oficial a concurso en la jornada de hoy. El amor, los ciclos vitales, la influencia animista en la percepción del mundo… el cine de la directora de El bosque de luto siempre está ligado a los elementos básicos que dan forma a nuestro planeta. Sin complejos a la hora de dejar su sello, Still the water juega un extraño partido, una mezcla de espiritualidad y corporeidad tan oriental que puede resultar turbadora o alienante para el espectador europeo. Al final, no nos queda claro si este caminar por la fina línea que separa este sentido lírico de la imagen de la cursilada atroz se inclina en un sentido u otro, de hecho, tenemos la percepción de que en realidad lo hace en ambos y salimos de la sala con la convicción que Still the water es tan amanerada como emocional, tan henchida de lirismo como afectada en sus maneras. Kawase puede ser algo atorrante y reiterativa pero nadie podrá acusarla nunca de no ser fiel a su manera de entender el cine… y eso ya es algo que no todos pueden decir.

Still the water
Still the water

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