28 de marzo de 2024

Críticas: Sacro GRA

Sacro GRA - Cinema ad hoc

Las caras ocultas de Roma.

En La gran belleza (Paolo Sorrentino, 2013), una de las obras clave del pasado año, un napolitano se acercó a Roma con toda la lucidez del mundo para mostrar una perspectiva única de una ciudad de la que, no por ello, dejaba de ser consciente de todas las referencias existentes en el imaginario colectivo gracias al cine. Pocos meses después de su exitosa presentación en Cannes, el documentalista Gianfranco Rosi se alzó por sorpresa con el León de Oro en Venecia gracias a Sacro GRA, un trabajo que ofrece una visión radicalmente opuesta de la capital italiana utilizando como punto de partida su enorme autopista de circunvalación.

Sacro GRA (2) - Cinema ad hoc

Precisamente por ser Roma una ciudad con una carga icónica tan fuerte, el planteamiento de Rosi no puede resultar más acertado. Se trata de mostrar historias cotidianas que podrían tener lugar en cualquier parte del mundo, pero nunca vincularíamos a una ciudad cargada de capas inauditas. El GRA del título –siglas de Grande Raccordo Anulare– divide el interior y el exterior de la urbe; también podría decirse, aunque no literalmente, que hace lo mismo con la cara popular y otra más oculta. Así, por la pantalla desfilan personajes tan curiosos como un pescador de anguilas en el río Tíber, un anciano científico que escucha a las palmeras o el enfermero que atiende la ambulancia que transita la carretera en auxilio de los accidentados en ella. La principal pretensión de Rosi es la de retratar el flujo del tiempo en sus seres, sin echar mano de artificios. Aunque puede asegurarse que la cumple a rajatabla, Sacro GRA no tarda mucho en venirse abajo.

El documental mexicano En el hoyo (Juan Carlos Rulfo, 2006) –una de las películas seleccionadas en la muestra de esta web Prisma Siglo XXI– mostró la construcción de un enorme anillo aéreo en la capital mexicana, tomando como base la dignidad de los cientos de obreros que participaron en su levantamiento. Si las irregularidades de la película de Rulfo, aunque opuesta a la que nos ocupa, quedaban redimidas por un magnífico plano secuencia final que sintetizaba su discurso; los interludios de la circunvalación romana que muestra Rosi también regalan algunas imágenes muy poderosas, pero no llegan a proporcionar el interés que no hallamos en un cuerpo narrativo que confunde la captación de la vida con un predominio total de lo anecdótico que termina por cercenar todo atractivo.

Sacro GRA (3) - Cinema ad hoc

Es cierto que en ella hay ciertos hallazgos –las hipnóticas panorámicas de las plazas del extrarradio romano, la idea de mostrar el discurrir de vidas opuestas coexistentes en el mismo edificio a través de sus ventanas–, y es de elogiar la carencia de artificios que toma por bandera. Pero la idea no se encuentra bien plasmada, queda coja y llega a resentirse de sus propios aciertos. Por odiosa y hasta incierta que pueda sonar la frase, su mismo enfoque humanístico ha sido visto demasiadas veces recientemente en propuestas similares. Y el documental de Rosi, intentando dejar a un lado la dimensión de la que quedó dotada por el galardón veneciano, queda para la posteridad como algo que no pretendía ser: una nota al margen, un compendio de vidas silenciosas que termina contagiado de un carácter trivial sin duda involuntario.

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