29 de marzo de 2024

Críticas: Amarás al prójimo

Amarás al prójimo

Homosexualidad, Iglesia, Polonia.

La canción The Funeral de la banda Band of Horses suena acompañando la última procesión que el padre Adam preside en la comunidad rural en la que está destinado, veinte minutos antes de que termine la película Amarás al prójimo. Una canción que habla del fracaso, o más bien de la aceptación del fracaso, y que le sirve a su directora, la polaca Malgorzata Szumowska, para reflejar de una manera quizá demasiado evidente la claudicación del padre Adam ante unas dudas que atormentan su alma y ponen a prueba su fe. Precedido por un intento de confesión sutil ante sus feligreses y otra mucho más directa y descarnada ante su hermana, es éste un momento de catarsis para el protagonista, un sacerdote católico encargado de gestionar un centro para chicos conflictivos en un paraje rural de Polonia, que comienza a plantearse su continuidad al servicio de Dios al ser incapaz de mantener un autocontrol con respecto a su voto de castidad.

Amarás al prójimo 2

Amarás al prójimo se presenta en su sinopsis oficial como una película que de entrada parece querer llevarnos por la línea que separa la homosexualidad del abuso de menores por parte de la Iglesia católica. Nada más lejos. Si bien el protagonista alude en un momento determinado a la diferencia entre una cosa y otra, sólo en una escena se pone en duda por parte de terceros esta circunstancia que queda eclipsada por la crítica hacia la homofobia de la Iglesia. Y es que la película de Szumowska pretende servir de denuncia de varios aspectos de la sociedad polaca y de la Iglesia católica a la vez, pero lo hace sin entrar de lleno en ninguno de ellos centrándose únicamente en el aspecto psicológico de las dudas del protagonista. El rechazo a la homosexualidad por parte tanto de la comunidad en la que vive el padre Adam como de la Iglesia, así como algunas prácticas poco éticas y coherentes con sus principios de ésta, son sólo música de fondo del profundo rechazo que sufre éste tanto de sus propios deseos como de la imposibilidad de controlarlos. Pero precisamente, el querer abarcar tanta cuestión denunciable escondiéndolas tras un drama humano con unos conflictos internos tan complejos, es lo que impide en ocasiones que la película avance con un rumbo fijo y firme y sólo consigue que gire alrededor del tormento interior del protagonista y de su evasión a través del alcohol.

Amarás al prójimo 3

El caso es que Amarás al prójimo trata puntos tremendamente interesantes pero no es capaz de ahondar en ninguno de ellos, y en el que lo hace acaba por darle un final abierto a una especulación más. Hipótesis final que por cierto sólo es entendible si se conocen ciertas prácticas que algunos sectores de la Iglesia llevan a cabo en Polonia como nos explicó su directora en una entrevista, pero que para un público desconocedor de ellas es fácil que acabe por desorientarle aún más. Aun con esa indecisión argumental y una cadencia por momentos demasiado pausada, Amarás al prójimo es una película que no aburre quizá por esa tendencia de la directora a mostrarnos varios frentes a la espera, sin éxito, de que alguno llegue a buen puerto, lo cual es una contradicción en sí mismo pero tiene la virtud de aportarle el toque justo de dinamismo para mantener un interés que sólo decae cuando acaba. Como se suele decir, se deja ver pero una vez vista, más allá del debate que puede suscitar alguno de los temas que se tocan en ella, es fácil que quede en el olvido.

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