L’Alternativa toma 2.
Puede que sea una simple anécdota, pero no hay que dejar de reseñar una hecho acaecido durante la proyección de Ventos de Agosto. En un momento determinado de la película el sonido cesó. Ante nosotros solo imagenes, transiciones, una jungla, una naturaleza que de repente resta en silencio…y entonces el factor humano, unos diálogos que no se oyen revelan que la película, que el silencio no estaba concebido como tal si no que se trataba de fallo en su reproducción.
El problema reside en que el público había asumido tal cual, dicho error, lo que nos habla por desgracia de que algo falla en la propuesta de la película. Ciertamente no estamos ante un cine de lo narrativo. La historia es mínima, a ratos divagante y desfocalizada, centrándose el film en un estudio de una pequeña comunidad rural, en sus hábitos, en sus cuerpos, en su conexión y/o enfrentamiento con la naturaleza. Un fresco en definitiva que nos remite a trabajos como el Beau Travail de Claire Denis, o como bien apunta Arantxa Acosta de Cine Divergente, en una suerte de Bestias del Sur Salvaje. Eso sí, sin la cháchara y la verborrea filosófica de aquella.
Precisamente, la ausencia de “narración” en lo hablado nos remite a un cine de lo sensitivo, cuya pretensión no es tanto el contar una historia sino sumergirnos en pequeñas anécdotas del día a día, a sentir el entorno natural y comprender lo que significa habitar en semejantes condiciones. Justamente es por eso que, un error como el comentado demuestra que, aunque la idea ciertamente es adecuada, el hecho de aceptar como bueno algo que es erróneo nos indica que esa conexión con lo naturalista no acaba de funcionar.
Quizás es el vaivén en sus tonos, su deslabazamiento formal, su confusión entre lo anecdótico y lo cotidiano y la introducción de un pequeño hilo conductivo hacia la mitad del metraje no del todo necesario lo que influye en que no se conforme un todo homogéneo sino más bien una argamasa poco consistente, con tendencia a la fractura fácil que solo consigue sustentar el todo en puntuales momentos de humor del absurdo o de pasajes donde la abstracción se hace tan palpable que verdaderamente define el concepto de la belleza de lo terrible.
Ventos de Agosto es una obra de interés relativo. Su propuesta, aunque sugerente no deja de beber de muchas influencias, de muchas cinematografías que han abordado esta temática, esta manera de afrontarla. Aunque el formato se transmite de forma eficiente no acaba de cuajar, lastrado seguramente por un trasfondo que no es tan sensual ni palpable como a priori se podría pretender. Tampoco ayuda la no separación clara entre lo mínimo y lo empequeñecido, cosa que ocurre en demasía con el tratamiento de unos personajes ausentes, tanto en personalidad como en motivaciones transmitibles. Sí, Ventos de Agosto, funciona a nivel relativo, más como una brisa veraniega que como la ventolera de emociones desatadas que podría haber sido.
