28 de marzo de 2024

Americana Film Fest 2015: Día 1

Before I Disappear

Barcelona meets America.

El festival Americana ha dado el pistoletazo de salida a su segunda edición con una salida en falso. Tras una presentación que se ha alargado más de lo deseable, han estrenado el certamen proyectando el cortometraje Today’s the day, historia sobre un joven becario de una agencia de talentos que sueña con ser bailarín profesional. Un cortometraje musical muy colorido que sorprende por la complejidad con la que ejecuta las coreografías en grupo, pero por la sencillez y poca gracia cuando estas coreografías debe defenderlas, solo ante el peligro, el protagonista. Today’s the day está dirigida, protagonizada, compuesta la música y escrita por Daniel Cloud Campos. Una especie de hombre orquesta que mide bien el pulso narrativo, pero que se queda corto con una actuación y una resolución artificial que sólo salva la presencia de Danny de Vito.

Today's the day
Today’s the day

Tras esta salida en falso, ha llegado el turno de la carrera de verdad. Pido disculpas por persistir en la comparación con el atletismo, pero vivo los festivales como carreras de fondo en las que un cambio de ritmo te puede condenar o terminar haciendo que te lleves el gato al agua. Por otra parte, no hay deporte que me aburra más que el atletismo. Sobre todo las maratones y los 10.000 metros. Pruebas tan monótonas y previsibles como Before I disappear, película escrita, dirigida y protagonizada por Shawn Christensen, el otro hombre orquesta de la noche. Adaptación del cortometraje Curfew, ganador del Oscar en 2013, se muestra falto de rumbo, con escasos destellos de talento que evidencian que no había más que contar. Before I disappear no aporta nada nuevo respecto al cortometraje original. Más bien, tira por los suelos todo el camino recorrido.

Ambas películas narran la historia de Richie (Shawn Christensen) un pobre desgraciado que ha tocado fondo y se encuentra en una bañera llena de agua teñida de rojo y con un corte en las venas. Justo en ese momento recibe una llamada de emergencia de su hermana para que se encargue de cuidar de su repelente e inteligente sobrina Sophia (Fatima Ptacek). Esta extraña pareja empezará a encontrar puntos en común durante la noche que puede suponer la redención o condena definitiva de Richie.

Before I dissapear
Before I dissapear

Quien haya tenido al alcance el cortometraje mencionado no puede evitar comparar qué bien encajaban las piezas y como se ha descompuesto el rompecabezas con la versión de 90 minutos. Curfew elabora una narración muy completa en 20 minutos conjugando con total naturalidad varios géneros como son el drama, la comedia y el musical. Especialmente destacable la secuencia musical en la bolera, tan gratuita como necesaria para refrescar la narración justo en el ecuador de la cinta. Otro de los grandes aciertos es la combinación entre la historia que se narra y la que se va filtrando en segundo plano. Por una razón tan básica como la duración, Shawn Christensen se ve obligado a insinuar muchos elementos como el motivo de la depresión de su protagonista o por qué la hermana necesita un canguro de urgencia para su niña. Gracias a la narración sutil y delicada, la película crece con cada reflexión siendo el espectador el que completa los vacíos argumentales.

Sin embargo, para Before I disappear Shawn Christensen decide renunciar a esta interacción con el espectador y trufa la historia de explicaciones que alargan innecesariamente el material. Resultaba tan evidente que la historia entre Richie y Sophia no aguantaba 90 minutos que se ha rellenado con unos personajes secundarios que demuestran como de contaminado es el entorno del protagonista. Así pues, Richie debe hacer frente a Bill (Ron Perlman) y Gideon, dos traficantes de drogas enfrentados que mantienen al protagonista en la encrucijada, siendo en gran parte la causa de su adicción a las drogas. La película avanza a coletazos, entremezclando el drama con momentos cómicos tan genuinos como el running gag del teléfono que siempre suena justo antes de que el protagonista cometa el suicidio. Sin embargo, estos fogonazos de genio que van sacudiendo la película se ven absorbidos por las larguísimas secuencias de ilusiones que afectan a Richie o cuando se ve obligado a enfrentarse a Bill o Gideon. Es en estos momentos en los que la narración nos arrastra por derroteros innecesarios que sólo añaden ruido a una historia ya de por si afectada por la escasez de ideas.

Lo mejor que puede ofrecer Before I disappear se encuentra resumido en Curfew. Si se tiene la ocasión de escoger, mejor optar por el cortometraje que se muestra más fresco y dinámico. Como bien dice el tópico, lo bueno, si breve, dos veces bueno.

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