6 de noviembre de 2024

Muestra SYFY 2015: Día 1. Chappie

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De metralletas de juguete y hombres de hojalata.

Neil Blomkamp, el realizador de Sudáfrica, vuelve a ponerse tras la cámara para dirigir Chappie. En futuro muy cercano, en Johanesburgo, asistimos al nacimiento del primer robot con supuesta inteligencia artificial completa, es decir, capaz de desarrollar sentimientos y personalidad. Y también de cómo esta personalidad se ve pervertida por las malas influencias. Aunque se supone que en teoría la lectura general es que Chappie habla del alma humana. De qué es, de si se puede copiar, emular o replicar a partir de la ciencia y si esto es moral. Lo que pasa es que teniendo en cuenta que al fin y al cabo se trata de una película de acción me cuesta quedarme con esa lectura. De hecho como película de acción me parece que tiene más puntos destacables que como puerta a la reflexión metafísica, que francamente, ni se me pasó por la cabeza durante su visionado, lo confieso.

Empezando por el principio, el creador de Chappie, interpretado por Dev Patel me resulta un visionario bastante blandito, por mucho que pueda entender su instinto paternal hacia Chappie se me hace muy difícil no tener el impulso interno de querer golpearle en esa cara de nerd que tiene a lo largo de la película. Demuestra valores positivos, como valentía y espíritu de lucha, pero a mí solo me nace el instinto de pegarle. Debe ser por cómo agacha la cabeza delante de Sigourney Weaver (que por cierto hace un papel que recuerda vagamente al que interpretó en Avatar) pero tengo que admitir que no me cae bien, creo sinceramente que esto es algo que solo me pasó a mí, pero tenía que decirlo.

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Por seguir hablando de los actores, el contrapunto de Hugh Jackman sí resulta mucho más creíble e interesante, aunque predecible, en films que tratan de desarrollo tecnológico siempre hay alguien que pone en tela de juicio (en el sentido ético normalmente) si tanto progreso es bueno, y se opone, más o menos firmemente. Sin embargo es el villano adecuado en este film, creíble e intenso.

Pero sin duda alguna (ignorando a Chappie, por el que no sentí ni mayor ni menor cariño a lo largo de la película) el trabajo actoral más memorable desde mi butaca sin duda era el de la pareja de Die Antwoord. Para los que no los conozcan, os animo a buscar los videoclips de sus temas (por que sí, son un grupo de música) o escuchar algo. Reconoceréis algo de la banda sonora, del atrezzo y decoración de la película, así como del vestuario y demás. No se ha pretendido en ningún momento que no sean quien no son, que actúen, (a pesar de que si que lo hagan, interactuando con un Chappie que evidentemente era inexistente en el rodaje) será por eso que me parecen tan creíbles, porque son Ninja y Yolandi. Mismos nombres, misma ropa, misma forma de expresión. Parece como si realmente esa fuera la vida que llevan en su Johanesburgo natal (procedencia que comparten con Neil Blomkamp) y que conocer a Chappie no es más que una feliz coincidencia en sus vidas reales. Como bien sabemos los que hemos visto algo más de Blomkamp, en su estilo abundan los planos con cámara al hombro y el estilo documental, así que esta posibilidad no es muy descabellada. Aplaudo el debut de ambos, incluso aún más de Ninja, que tiene más protagonismo y unas situaciones más dramáticas que sabe defender con muchísima soltura. Además el amor de ambos también es muy creíble y coherente con los personajes. Aplaudo una vez más la construcción de los personajes, así como su relación con Chappie en este sentido.

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Sólo me queda destacar otro aspecto de la película y éste es la fotografía. Como explicó el propio director, la verosimilitud de la figura de Chappie era vital y costó muchísimo tiempo, estudiando la reflexión de la luz sobre todos los componentes que lo construyen, las texturas según se deteriora, etc. El efecto es más que bueno, la integración de Chappie en la composición es perfecta. Se nota a kilómetros el cuidado en que la verosimilitud fuera del 120%. Cabría preguntarse si no existe de verdad un Chappie a juzgar por las imágenes de la película, cuesta distinguir que no es real y hay casi que autoconvencerse de que no existe en realidad.

Si bien en términos generales la trama no se puede comparar a Elysium, y el drama social que pone sobre la mesa, aunque lo haga con la excusa de un futuro que no es el nuestro, o con Distrito 9, Chappie tiene cosas muy interesantes que sin duda encantarán a los fans del género, del trabajo de Neill Blomkamp, o incluso de Die Antwoord. Yo me quedo con el detalle de la semi-automática rosa de Yolandi.

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