29 de marzo de 2024

Fancine 2015: Día 1

The tale of tales

Bodas de plata para el Fancine de Málaga

El cine fantástico junto a una selección de lo más destacado que ha desfilado por los festivales de cine más mediáticos del mundo llegó ayer a Málaga para quedarse con nosotros durante una semana. El Fancine mantiene su oferta respecto a los años precedentes, ofreciendo un programa marcado por las características de este género pero aspirando a la diferenciación.

Sin «Érase una vez…» que valga, arranca El cuento de los cuentos. Una sucesión de tres relatos ambientados en un imaginario mundo de la era barroca que encuentra en lo grotesco la forma y en el adoctrinamiento moral el contenido. Se trata de una libre adaptación de la obra del napolitano Gianbattista Basile, antecesor entre otros de los hermanos Grimm, que pone en imágenes vivas el romano Mateo Garrone. Comprobando la filmografía del italiano, vemos que sus grandes éxitos críticos han venido de la mano de historias realistas como el retrato de la camorra en Gomorra o la realidad de Reality, encontrando esta cinta en las antípodas. Con un reparto lleno de caras conocidas (Salma Hayek, Vincent Cassel, Toby Jones, John C. Reilly…) el destino de los tres reinos se nos va desvelando con un diseño de producción a la altura de las grandes producciones y aportando la diferencia en la dualidad entre el bien y el mal. No son cuentos de princesas y príncipes, ni de héroes y villanos. Garrone huye de lo que la tradición cinematográfica nos ha dicho sobre contar cuentos, prescindiendo de narrador o de relaciones románticas. Por ello se ha ganado alguna comparación con la archifamosa Juego de tronos pero nada más lejos de la realidad. La soledad y la huida de esta impregna los diferentes caminos con visiones principalmente feministas y rejuvenecedoras, dejando tras de sí un antiguo régimen marchito cuando la violencia estalla. No hay trasfondo político, ni estilismo convencional, ni concesiones al espectador medio. En su debe nos deja el obligado, suponemos, uso del inglés al tratarse de una gran coproducción internacional  que lastra la riqueza del conjunto en el caso de determinados actores, pero sobre todo el no poder volar con libertad, cuando la crueldad entra en escena y el sentido de la maravilla al que aspiraba se queda un poco corto, quedándose en un estimable y bizarro inicio de Fancine.

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Landmine goes click

Y de una valentía temática a la más obvias de las referencias. Sobre el papel, la georgiana Landmine goes click parecería un hitchcockiano homenaje con la tensión por bandera, cuando un triángulo amoroso se destapa en medio de una excursión campestre con uno de los integrantes atrapado pisando una mina. Repito, sobre el papel podemos tener una llamada de atención pero ya con las imágenes en movimiento nos encontramos el batido de referencias más obvias y menor talento para darles vida propia posible. El resplandor, Hostel, Funny games, Red state… Se puede contar la historia y la forma de la cinta sólo mencionando a las películas de las que se alimenta. Con el fin de lograr tensión o humor, sin lograr ninguna de ellas. Hay que concederle que el cambio de escenario a la mitad de la película le concede algo de aire pero ahí es donde acaba esta reseña, pues por problemas con la proyección los últimos 20 minutos de la película se vieron a saltos. El globo no es que tuviera mucho aire pero ya se nos pinchó por completo con esta inesperada conclusión.

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The Wakhan Front

Cerramos la tarde de ayer con la intrigante The Wakhan front. El francés Clement Cogitore nos lleva a la frontera de Afganistán en el 2014, con el contexto bélico de fondo asistimos a una experiencia sobrenatural. No, no se trata de un alunizaje obvio o algún fuego de pirotecnia. La película se aleja de toda espectacularidad para ir mellando poco a poco el lado de racional de un grupo de personas al punto de derrumbarse por la, ya de por sí tensa, situación de conflicto. La varita del director apunta en muchas direcciones y si bien comienza con tino, llevándolo al terreno de lo místico, y continua demostrando sus cualidades, con esa improbable colaboración con los talibanes, acaba cerrándose en falso, empañando un poco el conjunto. Una elección de montaje que enfanga el global, lo hace más obvio y por ello da la sensación de hacerse pesada o reiterativa. Vista con la perspectiva correspondiente, el aura de tensión queda con referentes como Picnic en Hanging Rock y no tanto como con el posmodernismo de Antonioni. Sin apuntar tan alto, tenemos la primera joyita de la sección oficial y esperemos que a lo largo de estos días pueda tener un competidor a la altura.

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