25 de abril de 2024

Críticas: El mundo abandonado

El mundo abandonado - Cinema ad hoc

Una pelirroja y una rubia.

Lejos de la intensidad emocional que la directora imprimió en Hannah Arendt, su film anterior hace ya más de tres años, Margarethe von Trotta nos sorprende con una nueva propuesta presentada como un drama psicológico familiar, encabezado por un título más grave que lo que narra: El mundo abandonado. Lo que se inicia como un melodrama personal y costumbrista sobre una mujer de mediana edad -Sophie, la protagonista- adquiere el tono de una intriga con tinte  fantástico durante el transcurso de su metraje. Y concluye casi como una comedia. La mezcla genérica está servida de nuevo, porque si en el caso del film sobre la filósofa judeo-alemana Hannah Arendt, nos planteaba un drama judicial que se bifurcaba por senderos formales más propios del cine negro, el largometraje actual amplía la variedad de registros genéricos que pueden resultar interesantes o desconcertantes, según el ánimo de cada espectador.

El mundo abandonado (2) - Cinema ad hoc

El argumento proviene de la vida familiar de la autora, un dato revelador que obviaremos en esta reseña para no destrozar el misterio. Quizás esta implicación personal sea la que aporta un tono más serio y trágico desde ese mundo abandonado o desubicado al que alude el título, que tiene su origen en unos versos de la Norma de Bellini. A tenor de las dos mujeres protagonistas que son Sophie, una cantante de jazz ocasional y maestra en ceremonias civiles; y Caterina, la otra, una diva de ópera con gran reconocimiento internacional. Ambas se encuentran y alejan de los dos personajes masculinos principales. El primero es Paul, un viudo octogenario que se obsesiona con la reencarnación de su esposa fallecida. El segundo es Philip, representante de Caterina y amante de Sophie. Por muy embrollado que parezca el resumen del guión la película discurre con una narración lineal sin saltos temporales y salpicada por algunas secuencias oníricas, una exposición formal clara y fluida, sin artificios formales. El planteamiento del enigma tarda más tiempo del aconsejable en irrumpir en pantalla, con unos veinte minutos iniciales en los que se dilata la presentación de Sophie y su padre, Paul. El film gana en valor una vez que ella viaja a Nueva York para conocer a Caterina, dando paso al romance y al enigma tradicional germano, el mito del doppelgänger o, más bien, de la reencarnación en vida de alguien desaparecido. En el desarrollo del largo la trama se acopla más a una historia de suspense que a la tragedia. Esta incursión de lo extraordinario en la vida cotidiana y monótona de unos personajes que parecen alojados en sus vidas tranquilas, es la que sirve como incentivo en sus callejones sin salida vitales. Es necesario que se descubran unos hechos del pasado que afectan a todos y cada uno de ellos, para despertarlos de su rutina y letargo.

El mundo abandonado (3) - Cinema ad hoc

En contradicción con la historia que cuenta, Margarethe von Trotta utiliza un tono frío que solo quiebran las evoluciones personales y enfrentamientos de las protagonistas. Un tono que resultaba más útil para acosar a una buscadora de la verdad como Hannah Arendt, pero que en esta ocasión, tal vez hubiera necesitado más brío en varias escenas importantes. Parte de ese ritmo se recupera en una parte final que involuntaria o conscientemente -nos queda la duda- llega a un clímax de comedia clásica que sustituye las puertas del maestro Lubitsch por las bonitas cajas de madera, llenas con recuerdos íntimos que cada uno de los personajes principales posee en sus casas. Desde mi punto de vista esta tercera parte es la que ofrece secuencias más arriesgadas, con un equilibrio difícil entre el clímax y la burla. Antológica es la de los dos hermanos ancianos que comienzan discutiendo y terminan peleando como colegiales, resuelta con la verdad de que los hombres podemos llegar a ser muy idiotas. O la del encuentro de Caterina con Paul, casi un homenaje a la entrada de Kim Novak ante la mirada de James Stewart en Vértigo (De entre los muertos), en este caso rematada por un zoom brusco, más propio del spaguetti western.

El mundo abandonado (4) - Cinema ad hoc

El mundo abandonado no es una película redonda, de hecho su acogida en festivales y entre la crítica no ha sido para tirar cohetes. Se le puede reprochar un exceso de planos de situación del campo de amapolas que atraviesan con su coche los diversos personajes, recurso que ralentiza demasiado el ritmo. También que no haya una unidad de tono genérica que le daría más fuerza y convicción a una historia que se apoya en la realidad, por muy increíbles que sean varios de los acontecimientos narrados. Y tal vez aligerar alguna canción interpretada por Katja Riemann (Sophie) que redunda y no aporta un desarrollo útil a la acción.

Asimismo, se le puede agradecer esta mezcolanza de opciones arriesgadas formales que minimizan la gravedad dramática de la historia. Incluso las buenas voces de la mencionada Riemann y Barbara Sukowa, que interpretan sus temas musicales con una solvencia vocal tan inesperada que no sabemos cuál de las dos es mejor cantante. Y por qué no, un final con sustancia que merece la pena. El mundo abandonado es tan sugerente a veces, como poco sutil en otras. Pura contradicción.

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