28 de marzo de 2024

Entrevistas: Chus Gutiérrez

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Entrevistamos a la directora de Droga oral.

La semana pasada llegó a las pantallas este documental en un estreno reducido, los días 18, 19 y 20 de este mes en la Cineteca de Matadero Madrid. Una obra que pretende desmontar el tabú de las drogas abriendo el debate y entablando un diálogo en clave de testimonios.

Cinema ad hoc ha tenido acceso a una entrevista con su directora, Chus Gutiérrez, para profundizar en los objetivos de su nueva película.

 

– ¿De dónde nace la idea de hacer Droga Oral?

Chus Gutiérrez: Hace 20 años rodé Sexo Oral, y Ajo Micropoetisa, una de las personas entrevistadas en la película, me propuso hacer Droga Oral. Más allá de la anécdota, cuando profundizas y te preguntas qué información tiene la gente joven acerca de las drogas, descubres que es un debate actualmente cerrado, un tabú. Las sustancias están en la calle, se utilizan, pero no hay información acerca de lo que se está consumiendo. Las campañas están siempre enfocadas hacia “esto es terrible”, pero no informan. Además, todo el halo de misterio que rodea a este mundo lo hace todavía más peligroso.

– ¿Habrá un estreno en salas convencionales?

C. G.: No tenemos a nadie que se haya interesado por la película; la distribuiremos poco a poco. Primero tuvimos una especie de presentación en sociedad el 26 de noviembre. El estreno oficial fue en Matadero Madrid los días 18, 19 y 20 de diciembre, y después vamos a usar una plataforma nueva, www.veobeo.com, una especie de distribución a la carta. Si te interesa ver una película en una sala de cine, organizas un evento a través de la plataforma y se intenta llegar al número de personas necesario para que se pueda llevar a cabo la proyección.

– ¿Crees que este desinterés se debe a que la película no interesa o a que no se atreven a proyectarla, como ocurrió con B: la película?

C. G.:Distribuir un documental no está dentro de los parámetros de las distribuidoras clásicas. Las salas tienen problemas para conseguir que la gente vaya al cine, por lo que proyectar un producto alternativo como un documental les parece la cosa menos comercial del mundo. La situación de Droga oral tiene mucho que ver con esto.

– Sobre el tema del crowdfunding

C. G.: No, no hice crowdfunding. Empecé con ello, pero me arrepentí y paré. Droga oral ha sido financiada con dinero privado de mis amigos, y Canal + tiene los derechos de la obra. El crowdfunding no me termina de convencer, quizás porque pertenezco a otra generación. Empezar a hacer la película así me parece muy complicado y no me gusta dónde me posiciona. Yo soy una directora con una trayectoria, y de repente ¿tengo que pedirle a la gente que me dé 10 euros? No me sentía cómoda.

Droga oral
Droga oral

– ¿Cómo consigues que la gente participe en un documental en el que quedan tan socialmente expuestos?

C. G.: Por varios canales. Uno de ellos es el de mis amigos. Otro es el de las fundaciones dedicadas a la recuperación de personas con problemas de adicción. Me he reunido con ellos, les he contado el proyecto y algunos enfermos se unieron, pues están muy orgullosos y muy a favor de hablar de estos temas. Para ellos es fundamental la visibilidad de la adicción.

– ¿Considerabas imprescindible salir en la película?

C. G.: Sí. Era una cuestión de honestidad hacia mis personajes. Yo también tenía que exponerme a esa dura entrevista.

– ¿Quién te hacía las preguntas?

C. G.: Pizca, de producción.

– En el documental rompes la cuarta pared y también muestras los entresijos del rodaje. ¿Qué buscabas con esta decisión?

C. G.: Hemos rodado en mi casa, montando el set en un salón. Me parecía muy bonito saber qué pasaba alrededor de eso, no sólo en el plató. Ver cómo todo el rato estábamos hablando de lo mismo y transmitir que era una producción un poco casera, en el sentido de que no estamos haciendo una gran tesis, sino hablando, en casa, tranquilos.

– Ver el documental ha avivado mi curiosidad por probar otro tipo de drogas. ¿Tienes miedo de que se pueda interpretar como una apología, o que fomente el consumo? ¿Crees que puede ocurrir eso, o precisamente quieres que ocurra eso?

 C. G.: Yo no quiero que ocurra nada. No he hecho una película para que la gente se drogue o se deje de drogar. Esa no es mi intención, sino transmitir una experiencia real, no hacer estadísticas o un informe. Las drogas entran en nuestro país a finales de los 70, principios de los 80. Tenemos una experiencia de todo esto que hemos vivido, por lo que podemos dar información de calidad y abrir un debate.

Tu curiosidad por probar alguna sustancia es sana, pero hazlo bien: infórmate, háblalo con otras personas. Es tu decisión personal, pero, si puedes acceder a información, tienes mucho ganado. Lo primero que hay que saber de las drogas es que no son inocuas y existe el riesgo de adicción. Esto es otro tabú. Parece que la gente adicta es viciosa, que no sabe controlarse, que tiene problemas de infancia o familiares, y no tiene nada que ver. Es una enfermedad y hay una predisposición genética muy importante. La adicción es una patología y también queríamos visibilizarlo, precisamente para ser más conscientes de los peligros que implican las drogas.

Droga oral
Droga oral

– ¿Crees que ha cambiado la manera en que nos relacionamos con las drogas desde que llegaron a España?

C. G.: Sí, creo que ha cambiado mucho. El documental tiene algo de antropológico. Hay gente como Paco Nieva, que tiene 94 años y habla de la mitad del siglo XX. Alberto García Lix describe ese cambio y el mercado, en el que nunca ha habido tantas drogas como ahora. Antes había muchas menos, era mucho más difícil conseguirlas, estaban mucho más localizados los puntos de distribución, y a veces se acababan los suministros. Ahora siempre hay de todo y muchísimas drogas son nuevas, provenientes del mundo de la química. Hoy en día se puede conseguir cualquier cosa en cualquier noche en Madrid en cualquier sitio. ¿Y de qué calidad? Ha crecido mucho más el espectro y el consumo de drogas que la información que se tiene acerca de las mismas. Los únicos que dan información son las asociaciones, las fundaciones, gente muy especializada.

– Me llamó mucho la atención una reflexión que se hace en el documental sobre las farmacias, orientadas como un monopolio del consumo de drogas. Me gustaría saber qué opinas al respecto.

C. G.: Ahora mismo, una mujer de 40 años le comenta al médico de cabecera que tiene un poquito de ansiedad, que no puede dormir bien, y en vez de recomendarle que haga deporte, medite o incluso que tome infusiones de valeriana, lo primero que le receta es una benzodiacepina –drogas muy feminizadas–. Se están creando adictos a través del Sistema Sanitario. Además, hay gente que no las usa como se le ha dicho, por lo que puede generarse una adicción importante. Pero se trata de adictos socialmente aceptados, adictos medicalizados.

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