25 de abril de 2024

Festival de Cine Alemán: Crónica 4

Fassbinder

De clásico en clásico en la penúltima jornada del Festival de Cine Alemán.

Hoy abrimos fuego con la única película documental de la Sección Oficial que se proyecta en el festival, Fassbinder (Id., 2015) de Annekatrin Hendel. Su directora nos cuenta durante la presentación del film que está muy contenta y especialmente emocionada de traernos la película al Festival (damos fe de que se le nota en su comportamiento) ya que el pasado viernes hizo 34 años de la muerte de Reiner Werner Fassbinder.

El reto que tenía por delante era gigantesco ya que abarcar la inmensa filmografía del director (44 películas y series en menos de 15 años) era una tarea abrumadora. No obstante, la directora no se centra únicamente en su faceta de director sino que basa su documental en 4 pilares fundamentales: el cine, el teatro, su vida y la política, y en como estos cuatro pilares se entremezclan y se alimentan unos de otros. Se muestra el funcionamiento de esta interconexión, a través de pinceladas de todas estas parcelas, y se llega a la conclusión de que una cosa no existiría sin las otras. El cine de Fassbinder es lo que es por todas ellas.

El documental combina entrevistas filmadas del cineasta, material de archivo, imágenes de sus películas (incluso ensayos y descartes) y la intervención de amigos y colaboradores, que integraban su grupo de trabajo, como su musa Hanna Schygulla. Todo ello muy bien engranado y presentado con una fluidez y equilibrio que nos ha encandilado. Se habla de sus amores, de como esos amores (y desamores) impregnan sus películas utilizando a sus personajes como su propio alter ego, de su  madre, de sus relaciones con su grupo de trabajo (con los que mantiene una lucha emocional por ser su “jefe supremo”, su Dios), de sus ideas políticas, de que siempre hizo lo que quiso y cuando quiso, de sus fracasos, de sus éxitos, de sus excesos, de sus defectos, de lo incómodo que resulta dentro de Alemania (donde se le considera como al “hombre del saco”).

No es la intención del documental profundizar en la figura del director ni en su cine. Eso queda como trabajo para el espectador. Su directora nos va soltando píldoras, bien cargadas de contenido y potencia, y nos conduce por el camino que transita este genio, pero de uno mismo depende si quiere tomarse el bote entero de esas píldoras maravillosas. Os aseguramos que ganas hay de acabar con ese bote sin dejar ni una sola de sus píldoras y querer profundizar más para zambullirnos de lleno en su Universo.

Durante el coloquio posterior a la película, Annekatrin nos cuenta que su propósito era rescatar del olvido en Alemania la obra y figura de Fassbinder ya que le interesaba sobre todo la parte del liderazgo, de esa personalidad que es capaz de dominar y gestionar a todo un grupo. Esa dinámica de grupo era lo que más le interesaba y lo que ha tratado de plasmar en el documental sobre todo para demostrar a la gente joven lo que puede salir de esas dinámicas de grupo y de un personaje con la fuerza de Fassbinder, que es un arma de doble filo: por un lado la fuerza y por otro el peligro que suponen ya que a esos personajes ambivalentes  se les puede amar y odiar pero siempre dejan huella. De hecho todas las personas con las que habló para hacer el documental dicen de Fassbinder que fue la persona más importante de su vida. Lo que empezó siendo una curiosidad, acabó convirtiéndose en un particular homenaje a Reiner Werner Fassbiender.

Las tres luces
Las tres luces

Y dejamos a un director de la talla de Fassbinder para encadenarlo con otro director de lujo, Fritz Lang, ya que para cerrar el día hemos podido gozar como locos de la proyección de Las tres luces  (Der Müde Tod, 1921) también conocida como La muerte cansada. Esta película suele aparecer con cierta frecuencia en las “listas de influencias” de directores de la talla de Alfred Hitchcock, que la considera como una de las que más le impresionaron cuando era joven o de Luis Buñuel, para el que resulta la cinta que le empujó a querer a hacer cine porque le descubrió “la expresividad poética del cine”.

Se trata de una versión restaurada  y digitalizada por el grupo Bertelsmann y la Fundación Murnau, que llevan desde el año 2014 con este proceso para devolver a la cinta su color y textura original. No quedaba ninguna copia completa del negativo original por lo que la restauración se ha realizado mediante la reconstrucción de material procedente del departamento de cine del MoMA, la Filmoteca Estatal Rusa, el Museo del Cine de Munich (que se ha encargado de los intertítulos), y las Filmotecas de Toulouse, de Bélgica y la República Checa. Y tenemos que deciros que la restauración es una pasada.

Además, y como parte de esta proyección tan especial, se ha contado con la sonorización en directo del DJ francés Raphaël Marionneau que tenemos que decir que ha hecho un trabajo extraordinario y en más de una ocasión consigue que la emoción nos embargue por completo durante la proyección. Ya sabemos lo importantes que son las Bandas Sonoras en el cine, que no vamos a venir ahora a descubrir nada, pero Marionneau ha hecho un trabajo impecable. El reto era grande pero ha sabido mezclar la música electrónica con la clásica y dar a cada parte de la película ese ambiente que requería. Solo podemos decir chapeaux M. Marionneau.

La película está articulada como una canción alemana en 6 estrofas y nos cuenta la historia de una joven que, para recuperar a su amado fallecido, hace un trato con la muerte. La muerte le explica que las vidas humanas son como luces de una vela y que llega un momento en que se extinguen por decisión de Dios. Que ella (él en este caso, la muerte suele estar representada siempre por un hombre) está cansada porque es el eterno vencedor y que le daría su bendición si lograse derrotarle. La joven acepta el reto que le lanza la muerte ya que está convencida de que el amor es más fuerte que la muerte. Para derrotar a la  muerte debe conseguir que alguna de las tres luces que están a punto de extinguirse, no lo haga.

El recorrido por esas tres luces y sus historias están muy bien diferenciados dentro de la película. Nos desplazamos a tres lugares distintos del planeta: un país árabe (bien podría tratarse de Turquía al ver a esos derviches giróvaros), Italia (podría tratarse de la maravillosa Venecia por su Carnaval y los puentes característicos) y China (nos encontramos en el Imperio Medio de una Dinastía). Cada una de las historias de estas luces se nos presentan con intertítulos específicos (con grafías al estilo árabe, latino y china) y las músicas elegidas son totalmente evocadoras de esas culturas. Lo que tienen en común estos tres viajes, es la historia de amor que hay en cada una de ellos y que podamos descubrir si verdaderamente el amor podrá vencer a la muerte.

Las tres luces
Las tres luces

Estos tres capítulos teñidos de tanto exotismo, y de un humor en el que es imposible contener las carcajadas en el tercero de ellos, contrastan con el resto del film en el que todo resulta más lúgubre y la narración es más melancólica, al estilo del Romanticismo y recordándonos algunas escenas a las del pintor Caspar David Friedrich. Estos contrastes hacen que la película brille de una manera especial. Además toda la cinta está salpicada de trucos y efectos de magia, por lo que resulta imposible no acordarse del gran George Mélliès aquí y allá. Enmarcándose la película dentro del movimiento expresionista cabe destacar ciertas características típicas como las interpretaciones excesivas y muy teatrales de los actores, el juego con las luces y las sombras (destacamos esa sombra que aparece en la mesa de la posada cuando los enamorados están brindando por su amor), las perspectivas intencionadamente falseadas, esas calles que se pierden oblicuamente, el maquillaje y vestuario tan reconocibles (y teatralizados como las interpretaciones), el uso de la psique, la narrativa anacrónica y especulativa…

En cuanto a los temas tratados en el film, resultan un compendio de la mayoría de temas que tratará Frtiz Lang a lo largo de su carrera como cineasta: el no poder escapar al destino, el falso culpable, visiones ilusorias, la muerte, lo cruel que puede resultar la vida, el mundo de lo subterráneo y lo oculto…

En resumen, ha sido toda una experiencia descubrir esta película del maestro (que no habíamos tenido oportunidad de ver) y que nos ha hecho pasar uno de los mejores ratos de este Festival, que está a punto de terminar. Si Buñuel y Hitchcock la hubieran vuelto a ver con nosotros se hubieran vuelto a enamorar de ella, sin ninguna duda.

 

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