28 de marzo de 2024

Crónica 7: Personal shopper y Daydreams

sarah_winchester

Nos despedimos de Sevilla.

Antes de empezar con la última crónica del SEFF, y a modo de resumen, os cuento que la característica fundamental de esta edición del Festival es su regularidad. Si bien es cierto que no ha habido grandes peliculones, si exceptuamos Solo el fin del mundo (Juste la fin du monde) de Xavier Dolan, que para mí ha sido la mejor de esta edición de lejos, y sin tener en cuenta películas que ya habíamos visto en San Sebastián como Sieranevada, Toni Erdman o la fantástica Nocturama, tampoco ha habido grandes descalabros.

Debido a esta regularidad no voy a hacer ninguna quiniela de quién creo que ganará el Giraldillo de oro porque lo veo todo muy ajustado, así que habrá que esperar al palmarés a ver con qué nos sorprenden.

A lo largo de estos días os he ido hablando de las películas que me han parecido más interesantes, por lo que ya sabéis que ha sido lo que más me ha gustado pero no quiero terminar sin hacer también una mención especial al corto de Bertand Bonello, que este año está que se sale, Sarah Winchester. En este trabajo mezcla con una gran maestría la imagen, la música, la danza y una historia apasionante. Algo que si podéis, no deberías perderos.

Y ya para meternos en harina os hablaré de fantasmas. Unos que me han convencido y otros que no.

Personal shopper
Personal shopper

Empiezo con Olivier Assayas y su Personal Shopper, que sé que le tenéis ganas. Ya sabéis que Assayas se alzó, junto con Mungiu, con el premio ex aequo a mejor director en el pasado Festival de Cannes. También sabréis que se armó un gran revuelo con la cinta y los calificativos para la película van desde obra maestra a desastre total. Pues vamos a ver, ni lo uno, ni lo otro.

Assayas nos cuenta la historia de Maureen, interpretada por una magnífica Kristen Stewart (en esto hay bastante unanimidad), que tiene como oficio el de personal shopper de Kyra, una celebrity parisina. Está descontenta con su trabajo pero así puede costearse su estancia en París, donde reside esperando una señal de su hermano gemelo, recientemente fallecido. Sí ella espera que su hermano se comunique con ella de alguna manera ya que ambos son médiums.

Contado así, el argumento resulta un tanto rocambolesco pero es lo que hay. Esta espera y búsqueda personal de Maureen se ve aderezada con una trama de intriga que también tiene su aquél. En la película se aglutinan varios géneros, lo que hace que no pierdas interés por el camino, que ya es mucho con el planteamiento inicial.

Lo importante de la película es el intentar dar una respuesta a qué hay después de la muerte, si es hay algo, siendo la trama de misterio el Mcguffin que nos mantiene alerta. Assayas trata de expresar qué se siente durante el duelo, tanto mental como físicamente, y quiere tratar el tema de los fantasmas, el más allá, o como lo queramos llamar, de una manera libre y sin cortapisas. Y vaya si lo hace libremente. Vemos ectoplasmas, vasos flotando, grifos que se abren solos…pero tras esta parafernalia, la historia que se esconde de verdad es la historia de una joven que se encuentra sola y perdida en esta sociedad consumista y que además tiene que lidiar con la pérdida de un ser querido.

Yo no tengo claro que la mejor forma de explorar todas estas cosas sea a través de ectoplamas, pero yo no soy directora de cine por lo que me limitaré a deciros que la película está muy bien rodada, la puesta en escena es fantástica y que, obviamente, Assayas hace lo que quiere hacer y como lo quiere hacer. Y como puede y sabe hacerlo, ahí nos lo deja.

Daydreams
Daydreams

En el otro lado de la balanza tenemos una película mal concebida desde sus inicios, o mal ejecutada, que nunca se sabe. Se trata de Daydreams, de la francesa Caroline Deruas. Caroline fue la guionista de la cinta de Philippe Garrel, L’Ombre des Femmes (2015), que tuvimos la oportunidad de ver la pasada edición del SEFF.

Lo primero que llama la atención de la película es la horrible banda sonora, que utiliza para subrayar hasta el extremo lo que ya estamos viendo en pantalla. Si estoy viendo que alguien quiere pegarse un tiro, no necesito banda sonora de “me voy a pegar un tiro”. Ya lo veo. Si alguien está paseando por una Villa de inspiración romana, no necesito una música bucólica de “estoy paseando por una Villa romana”. Subrayar lo obvio es muy molesto, por lo que la banda sonora resulta irritante.

La historia que nos cuenta podría resultar interesante pero la forma en la que lo cuenta hace que pierda todo el interés. La Academia de Bellas Artes de París convoca un concurso para artistas cuyos ganadores podrán residir durante un año en Villa Medicci para dedicarse a desarrollar su arte. Tenemos a una escritora, una fotógrafa, una pintora, un estudioso de la mafia y un creador de sonidos. Además la leyenda de la Villa dice que por las noches pueden verse fantasmas de personajes históricos o que pasaron por la residencia anteriormente, y que además salen para hacer el amor con las estatuas.

Todos los personajes tienen algo característico pero su retrato y la forma en que los presenta resulta algo pobre, y en algunos casos superficial, por lo que no terminas de entrar en sus historias ni en sus vicisitudes, llegando a darse situaciones bastante chucas. Por ejemplo uno de los personajes empieza a desaparecer de las fotografías que le han tomado como si, de un salto, nos hubiésemos trasladado a Regreso al Futuro. Además toda la parte de relación entre los personajes reales y los fantasmas se subraya constante e innecesariamente mediante efectos de luz, lo que hace que todo el conjunto resulte fallido y algo cargante.

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