29 de marzo de 2024

Críticas: Cinema Novo

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Cine(s) brasileño(s).

Con la fuerza y la energía de un movimiento que se presenta imparable, los personajes de las diferentes películas que abren el documental de Eryk Rocha corren hacia los límites del cuadro, como tratando de escapar en un gesto rupturista, de esa prisión impuesta por los márgenes de la propia pantalla, o tratando de escapar del propio modelo narrativo clásico.

La potencia se traslada también al montaje. La batería de imágenes, pertenecientes a diferentes fragmentos -y formatos- de antiguas cintas brasileñas adscritas o vinculadas con el movimiento cinema novo (el fenómeno fílmico brasileño de los años 60 que da título al filme), establece al mismo tiempo la dinámica de la película de Eryk Rocha: un documental construido exclusivamente a través de la recopilación de imágenes que son puestas a dialogar entre sí, tratando de aprehender el sentido huidizo de este movimiento brasileño que resultó ser tan cinematográfico como cultural y político. Vinculado a otros movimientos coetáneos como la nouvelle vague o el free cinema, el cinema novo comparte con ellos su espíritu transgresor y revolucionario y supone, a fin de cuentas, una respuesta al modelo de producción cinematográfica imperante en su época.

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SIn embargo, ¿qué es el cinema novo brasileño? ¿Existe una estética del cinema novo? ¿O, por el contrario, se trata de un conjunto heterogéneo de sensibilidades que se aglutinan bajo una misma etiqueta? Al fin y al cabo, y paradójicamente, el concepto de “cinema novo” no fue acuñado por sus autores, sino por la crítica europea… La escurridiza definición del movimiento, y su dimensión histórica en tanto que fenómeno temporalmente delimitado, sirven a Eryk Rocha para problematizar y reflexionar sobre el movimiento desde sus mismas entrañas, rescatando del tiempo -y del olvido- las imágenes de aquellas películas, así como las declaraciones y pensamientos de sus realizadores.

El discurso de Eryk Rocha no se presenta como una visión monotemática o historizante, ni tiene ninguna voluntad prescriptiva (al fin y al cabo no existe una “gramática” del cinema novo), sino que se construye precisamente -y tal vez esto es lo más enriquecedor- tomando una cierta forma de video ensayo, a partir de la unión de discursos múltiples de quienes realmente fueron protagonistas o artífices de este movimiento: Leon Hirszman, Joaquim Pedro de Andrade, Ruy Guerra, Paulo César Saraceni, Nelson Pereira, Walter Lima Jr e incluso el propio Glauber Rocha, padre del director, son algunos de los nombres que (con)forman este nuevo cine brasileño. Así, resulta totalmente lógico encontrarse con todos sus nombres en los créditos finales, extraídos de sus propias películas.

Tal vez, incluso, podríamos ir un paso más allá y señalar que ni siquiera son esta serie de directores, sino que son sus películas las que construyen el documental de Eryk Rocha, como la historia que se cuenta a sí misma. Una historia, por supuesto, estructurada y organizada bajo la mirada genuina de su autor y condensada en apenas 85 minutos de duración.

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Si la archiconocida secuencia de los besos de Cinema Paradiso (1988) era considerada la catarsis de la declaración de amor al cine firmada por su director, Giuseppe Tornatore, el Cinema Novo de Eryk Rocha puede situarse en un mismo plano, conformándose como otra declaración de amor al cine, en este caso al brasileño, a ese “otro” cine brasileño cuya reivindicación resulta tan necesaria, y cuyo horizonte de expectativas no se limitaba a la reformulación cinematográfica, sino que incluía la acción social y política.

A fin de cuentas, entre los logros del cinema novo destaca la capacidad de sus directores para reformular la producción cinematográfica y saber dar forma y cristalizar en sus obras ese malestar que no se limitaba a lo estrictamente cinematográfico. Cinema novo de Eryk Rocha recupera en su magnético documental todas esas imágenes del cine brasileño que fue, y que no pudo no haber sido.

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