8 de mayo de 2024

Filmadrid 2017: Crónica 4

Proyecciones especiales y mediometrajes en el ecuador de Filmadrid.

El cine debería nacer de una necesidad vital para el cineasta y que, recíprocamente, también se convierta en esencial para el espectador. Oliveira decía que el cine sirve para convertir en eterno aquel momento efímero que nos gustaría preservar. Pero creo que el cine también puede ser una búsqueda. Como Jean Rouch en La pirámide humana, que consiguió a través del cine que sus jóvenes estudiantes de una clase de Costa de Marfil se purgasen de sus prejuicios raciales. Y creo que Riddles of the Sphinx pertenece a este grupo. La resonancia estructural en la obra maestra de Laura Mulvey da pie a un análisis sobre la figura de la mujer y la maternidad en una sociedad patriarcal en la que aún vivimos. Usando como base la figura de la esfinge en el mito de Edipo, lo que presenciamos es la deconstrucción de la mujer.

 La película comienza con la propia directora plasmando el contenido teórico y escudriñando a la esfinge, representación contestataria de un sistema patriarcal. Citando a Mulvey en una de sus apariciones: «La esfinge está fuera de las puertas de la ciudad, desafía su cultura, con su orden de parentesco y conocimiento, una cultura y un sistema político que atribuyen a la mujer un lugar subordinado». Mulvey relaciona esta figura mitológica con mujeres acróbatas que surgen a raíz de la historia de Louise, una mujer que lucha por liberarse de las ataduras de una vida inherentemente ligada a lo doméstico y a la maternidad. Esto ocupa la mayor parte del metraje. La cámara, a través de movimientos circulares, define esta sublevación a la hora de fragmentar su figura para ir reconstruyéndola posteriormente. Y el final es la síntesis de todo. El pequeño juguete en el que hay que depositar gotas de mercurio en el centro de un dédalo. Cuarenta años después de la realización de Riddles of the Sphinx, ese tortuoso camino aún sigue existiendo…

Sakhisona

Siguiendo la estela de La extranjera, de Miguel Ángel Blanca, Expo Lio 92′ es un cine dedicado a la generación YouTube. Es una película que se construye a través de la viralidad en Internet. Por usar una terminología acorde: no es un film, es un meme. La directora María Cañas realiza una crítica al colonialismo, a los prejuicios raciales y al capitalismo a través de un collage de imágenes. Pero la intención no sirve de nada cuando lo discursivo es devorado por la saturación formal. No existe coherencia en la yuxtaposición de conceptos. De canciones de Wendy Sulca pasamos a fragmentos de gameplays en los que un niño suelta exabruptos racistas. Muchachada Nui, El Intermedio, ranas saltando por los aires… En Expo Lio 92′ parece tener cabida cualquier cosa que tenga una mínima relación –o no– con el tema que trata. Y si esta marcianada termina por resultar hilarante, desgraciadamente no es mérito de María Cañas sino del material de archivo.

El segundo mediometraje de este tríptico extraterrestre es Nuevo altar, de César Velasco Broca. Un sacerdote desaparece de una parroquia y llega otro para sustituirle. Por los aledaños del pueblo, deambula un demonio que altera la tranquilidad del lugar. Dicotomías sobre el nuevo y el antiguo testamento, personajes con telepatía… En realidad, importa poco de lo que trate Nuevo altar. No es más que un chiste que busca desesperadamente ser críptico, quizá para proponer una búsqueda a una reflexión inexistente y así ocultar sus carencias. El propio Velasco Broca afirmó que utiliza el formato 4:3 para forzar la atención del espectador. Esto demuestra la nulidad del director en la composición.

Y el día termina con Sakhisona, un cuento o fábula sobre el misticismo ancestral. Y en el fondo, no deja de ser una prolongación de los defectos de los dos anteriores mediometrajes; es decir, una tremenda falta de ideas que termina desembocando en decisiones pretenciosas para maquillar la nadería. En este caso, manipulación formal de corte preciosista al servicio de la nada. Suerte que mañana llega Júlio Bressane para salvar a esta Competición Oficial del desastre…

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