Primera crónica del Americana Film Fest 2019.
En unos cines pequeños (los Cines Girona de Barcelona), pero con gran espíritu festivo (éxito del público más cinéfilo de la ciudad condal). Películas pequeñas (cine indie norteamericano), pero con algunas grandes joyas en su selección. El Americana Film Fest cumple seis ediciones, pero parece que lleve muchas más porque ya se ha convertido en uno de los certámenes con más prestigio del panorama actual. Su sexta edición ha dado el pistoletazo de salida con The Miseducation of Cameron Post, la ganadora del premio a la mejor película en el Festival de Sundance 2018. La cinta narra la historia de Cameron, una chica de instituto que, durante el baile de fin de curso, es descubierta haciendo el amor con una amiga en el coche. Su familia, sin miramientos, decide ingresarla en un internado especializado en terapias para reorientar a jóvenes con (supuestas) desviaciones sexuales. Todo ello acontece en un amargo verano de principios de los noventa.
Amargo porque la estancia de Cameron no es traumatizante, al contrario siempre intenta sobreponerse a todas las adversidades, pero tampoco es singularmente feliz. La crónica de estos meses, de ella y sus nuevos amigos, es construida a partir de conversaciones y acciones que, poco a poco, van forjando la identidad de todos ellos; sus sentimientos y temores van cristalizando en su nuevo yo maduro. La cineasta Desiree Akhavan opta, en todo momento, por un canto vitalista en torno a la diversidad sexual desde la sutilidad y huyendo de todo maniqueísmo (en ningún momento juzga a los responsables del centro ni los presenta como villanos). The Miseducation of Cameron Post es un coming-of-age con una protagonista decidida a superar todas las objeciones del sistema; el deseo inquebrantable de ser quien desea ser, mejor dicho, de poder ser quien es realmente. Ella es Chloë Grace Moretz y, quizás, brinda su mejor interpretación. Su rostro y su efervescencia, como en la magnífica escena musical, logran transmitir ahí donde el parco guion no lo logra.
En esta edición del Americana también se puede ver, en primicia para disfrutarlo en pantalla grande, el flamante documental ganador del Oscar, Free solo, emitido hace unos pocos días en el canal National Geographic. La epopeya real del escalador Alex Honnold es la columna vertical de una película tan alucinante por su gesta como convencional por su formalismo cinematográfico más prototípico. Alex se ha convertido en el primer hombre que escala, sin cuerdas ni ningún otro tipo de soporte, la formación rocosa de El Capitán en el Parque Nacional de Yosemite, de casi 900 metros de altura. El tándem Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi se inmiscuye en la vida de esta especie de superhéroe corriente ahondando en su faceta más personal e íntima (incluyendo su infancia y adolescencia desangelada) para abordar su objetivo deportivo desde una perspectiva muy humana, también desgranando su estatus vital actual (relación de pareja, imposibilidad por asentarse en un lugar, sus carencias afectivas). Todo está ejecutado con solidez y efectividad, pero la sensación es la de estar ante un documental arquetípico, desarrollado con el patrón de este tipo de historias sin mucha más emoción que la propia hazaña desprende por si sola. La mayor baza de Free Solo son las impactantes imágenes testimoniales de la heroicidad de Alex y el pulso narrativo de su tercer acto; servidor padeció un nudo en el estómago por los nervios durante buena parte del metraje al igual que con la batalla final en Cachemira de Misión Imposible: Fallout. La estatuilla dorada a Free Solo le viene demasiado grande, pero es un buen documental.
Precisamente, uno de sus competidores en los Oscar fue Hale County This Morning, This Evening del debutante RaMell Ross. Una de las sorpresas de la categoría al anunciarse las nominaciones, porque se trata de una cinta inusualmente alejada de todo convencionalismo frente a los habituales contendientes al preciado galardón. La ópera prima de Ross es un mosaico de la realidad de distintos habitantes de este condado del estado de Alabama, en pleno epicentro del Black Belt de Estados Unidos. El caleidoscópico que muestra el cineasta siempre es humanista, nunca tremebundo y sin recrearse en las penurias. El mayor lastre de este interesante documental es su irregular desarrollo, siempre intenso en los retazos de cotidianidad presentada, pero sin la enjundia necesaria para arrebatar del todo con sus protagonistas anónimos. Por el contrario, Hale County This Morning, This Evening destaca, por encima de todo, por su fuerza visual, unas imágenes que describen un ambiente, una comunidad y un tiempo sin barreras ni fronteras, tampoco sin un claro mensaje (como mínimo, no explícitamente) y que deja al espectador la función de completar todas esas pequeñas situaciones. No hay principio ni final, solo un tiempo y espacio determinados.
Por último, y regresando a la ficción, estas primeras jornadas también se ha podido ver Damsel, el nuevo trabajo de los hermanos Zellner (David y Nathan), que han estado presentes en el certamen barcelonés para mostrar su última película. Un western atípico como ellos mismos describen que gira en torno al rescate que emprende un joven hombre de negocios para recuperar a su prometida, en manos de sus secuestradores durante dos años. La cinta funciona a trompicones en todo momento con constantes altibajos ya sea en su vertiente más humorística (las mejores secuencias se deben a su sentido del humor finísimo y alocado) o en su vertiente de puro western (cuando resulta más plomiza en recreaciones estilísticas caprichosas). El filme tiene dos partes claramente diferencias y ambas resultan tan divertidas como irritantes, la segunda aparece como revulsivo ante el desgaste de la primera hora, pero, acusada por los altibajos mencionados, la segunda hora termina necesitando otro revulsivo que ya no existe en la narración. Damsel es una propuesta singular, aupada por Robert Pattinson y (una fantástica) Mia Wasikowska, que nunca termina de alzar el vuelo completamente.