2 de noviembre de 2024

Críticas: Antes de la quema

De chirigotas y drogas.

Enésima aproximación de la comedia popular española a los tópicos regionales, en esta ocasión, a los de Cádiz, con sus chirigotas, sus quehaceres del sur y el narcotráfico, una de las cunas del mercado ilegal en España por su proximidad a la costa de Marruecos y Gibraltar. Fernando Colomo apuesta otra vez por la comedia amable, sin pretensiones y con la clara e inequívoca vocación de entretener al público, eso sí, con alguna pincelada de crítica social y política. Si el año pasado con La tribu, el director daba voz a la clase obrera mediante una dramedia maternofilial, este año con Antes de la quema pone el dedo en la llaga en la precariedad laboral mediante un thriller inusual.

Los estragos de la crisis económica al fin y al cabo pasados por el filtro de la comedia de masas. Es indolora y plana, pero efectiva y –a ratos- divertida. No todos sus personajes ni tramas funcionan como deberían para ostentar el músculo suficiente de una gran historia y, de hecho, su principal escollo es un protagonista sin carisma ni interés. Quique es un chirigotero que aspira a ganar por primera vez el concurso popular de las fiestas de Cádiz mientras que, para mantener a flote a su familia y vengar la muerte de su padre, se adentra en el mundo del narcotráfico. Pese al rocambolesco punto de partida, ni la definición del personaje ni el trabajo interpretativo de Salva Reina consiguen insuflar el cariño al que se apela en todo su desarrollo. No es un personaje irritante, pero sí resulta ser un protagonista insulso.

Afortunadamente, la galería de secundarios es mucho más vistosa y, sobre todo, graciosa, empezando por el capo de la mafia, El Tuti, interpretado con mucha solera y desparpajo por Joaquín Núñez. El otro gran hallazgo es Maggie Civantos, una de las mejores actrices de su generación y muy desaprovechada en el panorama cinematográfico de nuestra industria. Su rol es desternillante. No obstante, Antes de la quema presenta en su conjunto un desequilibrio demasiado latente, ya que la trama de narcotráfico es muy refrescante y bulliciosa, pero todo el entramado de las chirigotas y los problemas familiares de Quique son anodinos. La irregularidad de la cinta es palpable en todo momento, su capacidad humorística se resiente de ello y la inspiración cómica y los destellos más genuinos pueden contarse con los dedos de las dos manos.

Fernando Colomo lleva años acomodado en este tipo de propuestas complacientes y convencionales, aunque siempre logra, como mínimo, el aprobado justo, como con esta Antes de la quema, gracias a su pericia y buen hacer tanto con la cámara como con la pluma. A muchos nos hubiese gustado que su filmografía se encaminará hacia otros derroteros, aquellos iniciados con esa pequeña pieza, rebosante de naturalidad y gran cine que fue Isla bonita. Probablemente, el estado de la industria del cine en nuestro país le impida ahondar por esa senda y se conforma con estos valores seguros (algunos directamente encargos) para poder prodigar, en mayor o menor medida, un talento habitualmente menospreciado.

Antes de la quema desborda alegría y se erige como una celebración de la vida ante la fatalidad, aunque el precio sea cruzar alguna línea roja. No es una comedia innovadora, ni mucho menos, los tópicos también desbordan por doquier, pero sí es efectiva y entretenida en su totalidad. Un guion mucho más pulido hubiese podido poner en bandeja una sátira mucho más mordaz y un protagonista más carismático. El acuerdo de mínimos entre obra y espectador queda aprobado con el resultado final.

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