28 de marzo de 2024

Festival de San Sebastián 2021: Crónica 7

De soledades y memoria.

Los recuerdos. Según la definición de la Real Academia Española, “esos objetos que se conservan para recordar a una persona, una circunstancia, un suceso.” Un silbido, una voz grabada en un casete, un brazalete, un broche de pelo, un poema. Muchas de las películas que han pasado por la 69ª edición del Festival de Cine de San Sebastián situaban el recuerdo en el centro de su narración. Aunque, si nos paramos a pensar, ¿qué obra no apela a nuestra memoria, en realidad? ¿Qué cuadro, qué libro, qué canción, qué película no busca en nosotros ese objeto —material o inmaterial— que atesoramos en nuestra mente, activando así una cadena de reacciones emotivas que nos hacen finalmente conectar, o no, con esa obra?

En una escena de Mi iubita, mon amour, cinta con la que la actriz Noémie Merlant ha debutado en la dirección, un personaje habla de cómo lo que permanece por encima de todo es el recuerdo, pudiendo así siempre regresar a él y a la felicidad vivida. En la ya comentada Mass, de Fran Kranz, una anécdota consigue dar valor a la existencia de aquellos que ya no están. Pero luego llega Vortex, último trabajo de Gaspar Noé, y tira a la basura del olvido todos esos recuerdos, momentos y sentimientos vividos que nos han hecho como somos. Y lo hace sin piedad alguna, ni con sus protagonistas ni con el espectador. Porque ¿desde cuándo el olvido hace concesiones con nadie?

Es su “primer intento a hacer una película seria”, que decía el realizador al recoger el premio de la sección Zabaltegi-Tabakalera por esta devastadora Vortex, un retrato integral de la desacompasada degeneración de un matrimonio mayor, interpretado por Dario Argento y Françoise Lebrun. “Una película que es la vida”, exclamaba con voz entrecortada Noé. Y es cierto, una servidora no ha visto hasta la fecha una película que narre la enfermedad mental del Alzheimer de una forma tan auténtica y brutal como esta. Tiene mucho que ver con ello la decisión formal del director de separar, literalmente, el camino de sus dos protagonistas, cosa que acentúa todavía más la congoja ante la evolución de los personajes. Tremenda y capaz de hacernos sufrir por nuestros recuerdos y la posibilidad de perderlos en un futuro. La película llegará a los cines españoles en 2022 de la mano de Filmin. No os la perdáis.

Aloners

Y si en Vortex se nos rompe el corazón en mil pedazos al observar a sus protagonistas aferrarse sin éxito a una vida de recuerdos que se desvanecen, de la coreana Aloners es fácil salir con una mezcla de ternura y tristeza profundas por esa chica atrapada en una soledad medio buscada, medio impuesta por una sociedad 100% individualista que le impide crear esos momentos de experiencia compartida que se convertirán luego en recuerdos a atesorar.

Presentada en la sección Nuevos Directores y dirigida por Hong Seong-eun, la película sigue el día a día de Jina, la mejor empleada del centro de atención al cliente de una empresa de tarjetas de crédito. Jina evita entablar relaciones estrechas y, por eso, elige vivir y trabajar sola, hasta que la muerte repentina de su vecino y la llegada a la oficina de una nueva trabajadora trastocarán su solitario y aparentemente cómodo estilo de vida.

Aloners es de esas películas en las que la cuidada factura técnica, especialmente los sonidos (el roce del abrigo, los dedos encima de la pantalla táctil del móvil, los palillos cogiendo los fideos…), agudiza el tono melancólico de una historia con detalles tremendamente bonitos, y a la vez tremendamente tristes. Como la idea de poder viajar al pasado solo para recuperar ese momento de convivencia y alegría colectivas para huir de un presente individualista y de una existencia vivida a través de las pantallas.

Josefina

A través de las pantallas (las de seguridad de la cárcel donde trabaja como vigilante) vive también el protagonista de Josefina el último título que nos ocupa en esta crónica sobre soledades y memoria. Película española de la sección Nuevos directores, la cinta es un tierno y descorazonador relato sobre dos almas solitarias: una mujer con un hijo en prisión y un agonizante padre en la cama, y un hombre con la sola compañía de un perro que tan siquiera es suyo y de un colega de trabajo (omnipresente Manolo Solo) que se pasa el día hablando de su vida y leyendo las citas de personajes conocidos que vienen en los sobres de azúcar del café.

Estupendos siempre Emma Suárez y Roberto Álamo, aquí en el papel de estos dos personajes, atraídos ambos por por un fuerte deseo de escapar de la melancólica rutina que les tiene presos. “Todo lo que puedas imaginar es real”, que reza una de las frases de los azucarillos, esta de Pablo Picasso. Bravo por la cuidada y delicada realización de Javier Marco y en especial el guion de Belén Sánchez-Arévalo, sencillo, conmovedor y con un sutil y muy bien integrado corte fantástico. La película se estrenará en cines en 2022. De esas pequeñas joyas del cine español a no dejar escapar.

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