Un momento. Me pongo mis gafas de pasta gruesa.
Desde que vi Tale of Tales de Yuriy Norshteyn ocupa la más privilegiada posición de ser mi cortometraje favorito (aunque por sus casi treinta minutos de duración apunte al mediometraje). Más allá de la obra de arte que es, de su artesanía y calidad es posiblemente una de las piezas en la que la animación cobra el único sentido posible del planteamiento del autor. Y lo hace mediante una herramienta que va más allá del stop-motion (en este caso emotion): la absoluta nostalgia del tiempo pasado en ese desvanecimiento de la vida.
Los cuentos son una nana, una canción que queda en la memoria desde la infancia al despertar de la vida en un tren que atraviesa el tiempo. No podemos llegar a esos recuerdos de manera natural. Cada persona tiene que atravesar un camino y Yuriy Norshteyn lo recorrió en Tale of Tales para que otros lo traspasáramos después y nos emocionáramos. Para que volvamos a contar a otros ese cuento de un ruso que ya es leyenda.
El cuento de los cuentos (Yuriy Norshteyn, 1979):
Parte I:
Parte II:
Parte III:
Parte IV (y final):
También es mi obra de animación favorita.
Es algo así como el Zerkalo de la animación 😉