25 de abril de 2024

Halloween y el cine: derribando mitos

Ya está bien de usar al bueno de Ed Wood como cabeza de turco: los grandes también metieron la pata.

Se acerca el 31 de octubre, Halloween para más señas, y muchas páginas web dedicadas al cine suelen reservar un espacio para hacer recomendaciones terroríficas con las que pasar una buena noche de miedo. Pero nosotros no somos una página cualquiera y, por llevar un poco la contraria, hemos decidido hacer una lista de «Las películas de terror que NO deberías ver por Halloween». Lo fácil habría sido acudir a la morralla que se produce cada año en cantidades industriales, claro, pero no habría tenido ninguna gracia. Hemos preferido tirarnos a la piscina de cabeza y ofrecer una opinión diferente sobre todos esos clásicos intocables de la historia del género que, por otra parte, todo buen aficionado debería conocer al dedillo. Cualquiera podría acusarnos de ser una panda de desaprensivos sin respeto alguno por los grandes mitos del celuloide y, en parte, habría que darle toda la razón: hemos dejado la vergüenza a un lado para escribir estas reseñas. Por supuesto, sobra decir que aquí nadie habla en nombre de toda la comunidad: podríamos acabar a cuchillada limpia defendiendo a ultranza las obras maestras que otros se han dedicado a echar por tierra. ¡Las reclamaciones, a quien proceda!

 

El terror derribado por Adrián Esbilla: DRÁCULA (Tod Browning, 1931)

En el primer tercio de Drácula hay una escena fascinante: sin trucaje visible el Conde atraviesa, dejándolas intactas, unas enormes telarañas. Es un momento de rara poesía, inquietante y espectral. ¿Y el resto? Caducado. Se recomendaba no consumirlo ya en 1931. Con un Browning incapaz de adaptarse todavía al sonoro el conjunto mimetiza el envaramiento, casi paraplejia, de su endomingado protagonista, un Bela Lugosi coronándose ridículamente como temprana gloria psicotrónica.

 

El terror derribado por Cristian Perelló: EL LADRÓN DE CADÁVERES (Robert Wise, 1945)

Basada en el relato homónimo de Robert Louis Stevenson y con un arranque prometedor, un ritmo contundente y unas perturbadoras interpretaciones de dos intocables del género como son Boris Karloff y Bela Lugosi, El ladrón de cadáveres, clásico del horror de serie B, no funciona, sin embargo, como debería en su conjunto y, para colmo, ha envejecido peor que mal. Los diálogos en ocasiones flirtean con el ridículo, la ambientación no alcanza ni mucho menos las pretensiones que parece tener de asfixiar e incomodar al espectador y la mayor parte del metraje consiste en un trenzado excesivamente transparente de situaciones forzadas al servicio de la coherencia interna de su artificioso guión. Para terminar, en caso de que aún no la haya visto y se decida a hacerlo, un consejo: si quiere ver a Lugosi en pantalla, procure no parpadear demasiado.

 

El terror derribado por Diego Bejarano: ROJO OSCURO (Dario Argento, 1975)

Italia es una de las fuentes más ricas de las que ha bebido el cine de terror a lo largo de su historia. Nombres ilustres como Mario Bava, Riccardo Freda y Lucio Fulci son dignos de mención en cualquier estudio del género que se precie. Dario Argento, quizá el más conocido de todos ellos, es el responsable del giallo infame al que ahora nos enfrentamos. En Rojo oscuro encontramos uno de los guiones más cutres jamás escritos al servicio de una historia en la que los momentos pretendidamente tensos y terroríficos terminan por provocar en el espectador la más desafortunada de las risas (atención a la escena del muñecote bailarín que se abalanza sobre la futura víctima). El director puso todo su empeño, pero ni siquiera el manierismo estético marca de la casa pudo salvar el resultado final de la quema en esta ocasión. Mención aparte merece un reparto de ensueño que incluye al estomagante David Hemmings (que venía avalado por cimas de la historia del séptimo arte como la erótico-festiva Barbarella y ese ligerísimo y nada pretencioso film de Antonioni llamado Blow-Up), a una compañera de reparto con cara de haberse escapado de una peli de Almodóvar y, ojo, a una siniestra y encuerada doble de Sara Montiel en el papel estrella. Dime, Dario, si eres capaz de hacer joyas como Suspiria, ¿cómo pudiste parir este esperpento?

 

El terror derribado por FullPush: LA COSA (John Carpenter, 1982)

En estas fechas tan señaladas, hay quien se interesa por meterse entre pecho y espalda según qué obras consagradas con el fin de mojar las sábanas o alguna que otra braguita asustadiza que arrastrar hacia éstas. Pues bien, colega, tu momento pasó hace treinta años, veinte siendo simpáticos. Y es que aquí lo único mojado es el suelo, de tan encharcado por las babas de carpenterianos de pro que se niegan a aceptar que el clásico murió tras ese final de pacotilla («pilla la bola, Spike») y que donde una vez hubo atmósfera sólo queda el hedor cosificado de unos tiempos en que fuimos más sugestionables. Que no, que La cosa no da miedo y poco se puede rascar salvo que nos pongamos en plan técnico o filósofo pedante (wow, la despersonalización y la pérdida de la identidad). Yo sólo veo carapalos correteando parriba y pabajo durante hora y media en busca de vete a saber qué, quizá el talento. Y todo mientras el pobre espectador debe añadir de su bolsillo la sal, el frío y la pimienta. En cualquier caso, todo esto es lo de menos, el factor más importante es la ausencia total de tetas en el metraje… intolerable. ¡Gente, están pasando cosas! ¡Cosas! Obra maestra. Porque así se dijo.

 

El terror derribado por Grandine: ZOMBI, DAWN OF THE DEAD (George A. Romero, 1978)

¿Qué es eso azul que come carne humana? ¿Un tiburón? ¿Una piraña? No, ¡es un zombie! Quizá no sea uno de los mayores achaques que haya que hacerle, pero es que en ocasiones el maestro Savini no parece ni un licenciado. Si ese fuese el mayor problema, sin embargo, no existiría problema. Pero ahí está una psicología de personajes que, en el mejor de los casos y quitando el de Francine, podría estar dibujada por el guionista de Michael Bay, o un trasfondo que quizá resulte realmente profundo y complejo si todavía estás cursando la EGB. Tampoco hay que quitarle méritos a esa bacalá infame de final, en el que el humor tombolero se une a un montaje anárquico (por la puta cara) y termina de diluir un tono que Romero encuentra a marchas forzadas, y solo alcanza su madurez en determinados puntos. En definitiva, que no se sabe del todo bien qué pintaba aquí el maestro Argento, cuya aportación (en la BSO con Goblin) es una de las cosas rescatables de un tío que mejor se hubiese quedado en Italia rodando peliculones como Rojo oscuro, antes que realizar aportaciones a obras maestras de baratillo como la sobrevalorada Zombi.

 

El terror derribado por Kaserov: THE DESCENT (Neil Marshall, 2005)

Lo que pudo ser y no fue. El director gilipollas. Es una pena que salgan tantas películas olvidables (como esta) a lo largo del año. Es una pena que con un inicio tan cojonudo (donde por momentos me encontraba a mí mismo jadeando por la tensión que el director creaba con cuatro piedras bien puestas y unas cuantas personas atrapadas y gritando) Neil se dedique a esnifar tiza el resto del metraje. No es capaz de mantener la tensión media hora más, y para joderlo todo recurre a los típicos bichejos más asquerosos que la Duquesa de Alba, que se dedicarán a llenar la pantalla de sangre y a hacer ruiditos propios de un niño llorón de parvulario. Esperad, ¡que hay segunda parte! Tu suegra la va a ver, Neil Marshall (si es que tienes).

 

El terror derribado por Martín Cuesta: DRÁCULA DE BRAM STOKER (Francis F. Coppola, 1992)

Nos temíamos lo peor cuando supimos que iba a ser el amigo Coppola el encargado de llevar a la pantalla grande la novela de Stoker, no sólo porque su carrera fuera la historia de un declive artístico desde que dirigiera Cotton club, sino también porque su operístico, barroco y abigarrado estilo fuera a casar con la fría y sobria prosa del opiómano inglés. Lo que no esperábamos, vive Dios, es que convirtiera a un conde rumano en una especie de héroe de la Belle epoque que hasta tiene predilección por la absenta (hola Baz Luhrmann), a unas damas victorianas orgullosas de su virtud en unos pendones desorejados presas de un inexplicable furor uterino, en definitiva, a una novela de terror gótico en un pastiche romántico sin sentido. Lo de Keanu Reeves y su jeto de alcornoque, les voy a ser sincero, eso sí que no nos sorprendió.

 

El terror derribado por McTeague: LOBO (Mike Nichols, 1994)

Tras el éxito del Drácula de Coppola, creo que también criticado (injustamente) en este blog, Hollywood se lanzó a explotar el filón de los personajes clásicos del terror, y en 1994 le tocó el turno a Frankenstein, con una insufrible versión de Branagh, y al hombre lobo, cuya versión noventera es peor que insufrible: es absolutamente anodina. Mike Nichols demuestra tener una mano para el género tan buena como la de John Huston para el musical («Annie», ahí tenéis una que sí que da miedo), y tenemos la misma carga de suspense y tensión que cuando nos cuentan el final de un chiste por error y después pretenden contárnoslo bien. No, Nichols, no te esfuerces, que le has quitado ya la gracia: no intentes razonamientos psicologistas para el mito, que te cargas la fantasía y la sugerencia; no intentes la actualización a través de metáforas empresariales, que el miedo y el sermón sociológico no casan bien; y sobre todo, no seas tan obvio de coger a Jack Nicholson para hacer de hombre lobo, porque ya me dirás dónde queda la sorpresa con ese casting.

 

El terror derribado por Mnemea: EL SEXTO SENTIDO (M. Night Shyamalan, 1999)

El terror tiene la película sin retroalimentación por excelencia.  Un niño suele ser el discurso perfecto para esconderte bajo una sábana cual fantasma, pero uno confesor que miente en sus temores con cara de pregunta difícil, hace que cada encuentro con su sexto sentido sea más insustancial que el anterior por utilizarlo al servicio de una sorpresa que sólo funciona una vez si eres de los pocos afortunados a los que no le contaron el final antes de verla.  Aquí el fin justifica los medios, los detalles superfluos y las almas que vagan por el mundo, pero convierten a la película en un pañuelo de papel rancio que se utiliza como parodia de la sábana que cubre la frase «en ocasiones veo muertos» durante la terapia de confesiones con un psiquiatra acosador.   No es por un final odioso, es por la imposibilidad de repetir por saber demasiado.  Culpa de Shyamalan, que pudo sacarse una orden de alejamiento contra fantasmas de la manga y no compartir sus especulaciones con nosotros.

 

El terror derribado por Nacho Villalba: HOLOCAUSTO CANÍBAL (Ruggero Deodato, 1980)

A Ruggero Deodato hay algo que no puede negársele: su olfato sensacionalista. Mucho antes de que fenómenos tipo bruja de Blair sembraran la duda entre espectadores particularmente crédulos, el italiano ya había jugado a confundir (con éxito considerable) lo real y lo ficticio en su infame Holocausto caníbal. Probablemente,  la rumorología que generó la película nació de aquella imagen –ya icónica– de la joven nativa empalada, un logro gráfico cortesía de Aldo Gasparri. Pero, bajo el impacto de esta imagen aislada, parece que todo lo demás que la rodeaba (es decir, la propia película) hubiera quedado relegado a un segundo plano lejos de la mirada crítica del espectador. Porque, de otro modo, resulta difícil de entender cómo una película tan narrativamente torpe, tan idiota en su demencial discurso sobre la locura destructiva occidental y la pureza de lo virgen, alcanzara un culto que aún hoy perdura. Lenta, ortopédica, gratuita y desagradable en su muestrario de torturas a animales, ni alcanza el nervio y la diversión gore del Lenzi más inspirado (Caníbal feroz) ni el dinamismo y la solidez de Cut and run, que el propio Deodato dirigió cinco años más tarde ante la indiferencia de casi todos. Será que el público, curado de espanto, ya había dejado de creer en mujeres empaladas y otros espantos.

 

El terror derribado por Neathara: EL RESPLANDOR (Stanley Kubrick, 1980)

Seamos claros, salvo el momento de Jack en la ventana todo loco, El resplandor no da miedo. Stanley quiso ser original y en vez de narrar una historia de horror a oscuras, la ilumina con el fluorescente de la cocina de tu casa, dejando al respetable y a los pobres espectros cegatos y de mala leche, pero sin escalofríos. No obstante, en España conocemos una deliciosa variante de terror que consiste en poner esta película en su mítica versión doblada: o cómo pasar del hotel Overlook a Noche de Fiesta en menos de cinco minutos. Eso sí que da miedo, mucho miedo.

 

El terror derribado por Rizzo: LA MALDICIÓN (Takashi Shimizu, 2003)

La maldición me parece una película absolutamente cutre. Puede funcionar con el primer personaje, cuando aún no sabemos por donde puede tirar la historia pero poco a poco la película se convierte en pura reiteración sobre todo a la hora de querer inquietar. Me sorprende que se diga que es una de las películas más angustiosas de los últimos años, de hecho, las escenas más terroríficas me parecen risibles, quizá porque no escogieron a malos actores, no, escogieron a gente que parece que acaba de salir de un circo. Como mucho destacar a alguna actriz oriental digna de película porno de colegialas. De poco sirve que Shimizu haga una corta presentación de cada personaje pues al final todos acaban como acaban y te importa una mierda lo que les pase. Tampoco la historia del niño y su familia es interesante pues el guión es un desastre aunque Shimizu y su equipo muestran algo de habilidad en el montaje de la película que le da cierta calidad tanto al guión como a la película. Parafraseando a cierta persona, pude dormir después de ver Rambo y podré dormir después de esta bazofia. Al menos salen varios gatos.

 

El terror derribado por Tarko: AL FINAL DE LA ESCALERA (Peter Medak, 1980)

Posiblemente, una de las películas de terror más sobrevaloradas de la historia del cine y un mito a derribar. No son pocos los que utilizan el argumento de que esta película es un paradigma, una especie de inagotable fuente de maná para todo el cine de terror posterior, y sería cierto de no ser por un pequeño detalle, el cine no se inventó en los años 80 amigos. Casas encantadas, espectros que no terminan de irse, médiums, puertas que se abren, etc. Todo ello ya existía desde el cine mudo, baste citar la extraordinaria La caída de la casa Usher de Jean Epstein, por poner un ejemplo. Al final de la escalera no inventa nada nuevo, en todo caso repite hasta la saciedad efectos ya utilizados en el cine anterior. Dejando a un lado estas cuestiones, una película de terror tiene que al menos inquietar en algún momento de su metraje, crear una atmósfera que introduzca al espectador en la historia, y para quien esto escribe le produce más terror imaginarse el cuerpo desnudo de Rita Barberá que una simple pelotita bajando por las escaleras. Acartonada, con un uso forzado de la música, muy poco o nada trabajada la angustia de un padre que ha perdido a su familia y por lo general todo ese thriller en que desemboca no hace más que enfriar el ambiente. En definitiva, una digna película para poner los sábados en Antena 3.

 

El terror derribado por Taylor: EL QUIMÉRICO INQUILINO (Roman Polanski, 1976)

Bodrios, truños y pestiños los hay mucho peores que éste, de acuerdo, pero si hay una puta peli de terror consagrada que me produzca un irremediable repelús ésa es, sin lugar a dudas, El quimérico inquilino. Y ya no sólo porque me parezca absurda, patética y trasnochada hasta las trancas sino, sobre todo, porque me da la sensación de que a Polanski se le subieron los humos con Repulsión y La semilla del diablo (sus dos obras maestras anteriores) y, creyendo ser el tío más guay del Paraguay, tuvo los santos cojones de quedarse con el personal rodando un infumable porrete al que probablemente sólo determinados frikis, gafapastas y ratas de filmoteca conseguirán prenderle fuego. En fin, que para ver lo loco que está el vecindario prefiero, francamente, Aquí no hay quien viva. Una serie mala, lo sé, pero bastante menos pretenciosa también.

 

El terror derribado por Valdemar: PARANORMAL ACTIVITY (Oren Peli, 2007)

Una de las más duras pruebas que hay que pasar en la vida es aguantar sin rechistar el video de la boda de unos amigos. La cámara retratando despacito a gente que zampa a dos carrillos sin decir ni mu. Pues lo encuentro más ameno, fíjate, que ver el plano fijo de una pareja durmiendo. Yo he visto cosas horribles. Una vez, en un altillo, me encontré una foto mía sacada en los ochenta. Hubiese preferido encontrarme a un demonio. Casi nada me espanta ya. Y sé de buena tinta que las puertas no se cierran solas, sino por culpa del viento, que es un ente poderoso. Es cierto que los portazos asustan, por lo súbito, pero verte 100 minutos de video doméstico cuyo máximo aliciente es mirar una puerta inerte, a ver si se cierra, me parece una forma muy chorra de perder el tiempo. Allá tú.


70 comentario en “Halloween y el cine: derribando mitos

  1. Qué rápidos sois comentando, leche 😀

    Mi más sincero agradecimiento a todos por participar en esta propuesta tan desquiciada y llena de mala leche, en especial a los colaboradores honorarios (ben wade, valdemar).

    También gracias a Mnemea por ayudarme con el cartelito de Halloween.

    Y finalmente, muerte a todos los que habéis rajado de obras maestras de la talla de las de Kubrick, Carpenter, Romero, Polanski, etc. etc 😛

  2. Moola, jojojo. Un placer encontrarme por aquí a Valdemar… ¡qué sorpresa! Por lo visto sabéis bien cómo conseguir lo que queréis. Rasgo ganador, sin duda.

    PD. Parvulario, señores, parVulario.

  3. Qué bueno, ¡joder! Si hay clasicotes prácticamente intocables por ahí. Ha quedado de lujo, chicos 🙂
    Eso sí, con Taylor me gustaría tener unas palabras…xDD

  4. Full, di una segunda vuelta al artículo corrigiendo faltas de todo tipo (incluida una gramatical en tu reseña: esa coma después del verbo! XD). Ya está solucionado 😉

  5. Manda huevos, al final Malkav se salió con la suya y acapara más palabras que ninguno… putos editores sin escrúpulos. A todo esto, ¿dices que lo mío es una falta? Pues llevo toda la vida haciendo eso.

    PD. Muerte al Drácula de Coppola.
    PDD. Muerte a Rizzo también. Mierda, no, que ha puesto en su sitio La maldición.

    1. Vale, Malkav, la falta no era mía, era del capullaco de Grandine (creía que lo que tú habías hecho era añadir la coma y resulta que la has quitado, que era como estaba en realidad).

  6. Claro, quité una coma en "el factor más importante es, la ausencia total de tetas en el metraje". Pero vamos, que no tiene mayor importancia, ya hice una revisión concienzuda de toda la entrada.

    Ah! Y al final dije (en vista de que todos pedíais más espacio y os pasabais que daba gusto) que quien quisiera podía alargar más su reseña, si no te llegó el mensaje, sorry xD Pero no te quejes que tú ya pasabas de las 200 palabras, maldito.

  7. Muy bruto el artículo. Gran trabajo, Malkav. 😉
    Por cierto, a los que han colaborado con la web por primera vez hay que traerlos más por aquí. Mucho nivel.

      1. Ni puta idea, oiga. Dawn of the dead es la mejor peli de zombies jamás hecha, ahí ahí con su predecesora. Mejor muertos vivientes azules que no giallos infames con muñecos diabólicos de por medio, eso seguro…

        1. Hay que tener sentido del humor para afirmar eso. Como también hay que tenerlo para ver como unos moteros estampan tartas en las caras de los zombies, y luego se afirma que la peli donde eso sucede es una obra maestra 😛

          1. Y lo que es mejor: ¡uno de esos moteros es el gran Tom Savini! Terror y parodia autoconsciente del género en una sola película. ¿Quién da más? 😀

          2. Claaaaro, ahora se le llama autoparodia al humor rancio y trasnochado, of course! No hay quien se crea ese cuento… eso sí, Savini con el machete pelando zombies es impagable, eso no te lo voy a discutir xD

    1. Entre los propios colaboradores diciendo que dan ganas de vomitar al leer según qué cosas, los que quieren asesinarse entre ellos, los que se insultan… no está tan mal la cosa, eh xD

        1. Ahí me pones en una disyuntiva, eh. Lo normal al españolizar el término es usar el plural con los mecanismos habituales de nuestro idioma, y no con los del original. Es como «currículum», cuyo plural aceptado es «currículos» y no «currícula» (que sería lo propio en latín) xD Pero es cierto que «giallo» es un término tan minoritario que dudo que pueda considerarse españolizado. Venga, lo tengo en cuenta para la próxima, pero solo si participas de nuevo!

  8. Por cierto, acabo de fijarme en que lo de "giallos" solo está escrito en los comentarios, no en el artículo. ¡Sanción menor, entonces! 😛

  9. Toda la razón Mnemea, y genial lo del fluorescente de Nea, aunque no estoy de acuerdo en otras cosas. Yo le di a una no consagrada, pero al menos de director prestigioso. Le habría dado más cera a Argento por otro lado (ay, Suspiria), pero como Malkav es fans de esa peli no me dejó. ¡CENSURA!

    Muy mal el que sea que se mete con el Drácula de Coppola. Ni idea.

    1. ¡Vil mentira, canalla! Me diste permiso para elegir entre ambas críticas. Y Argento ya tenía el lomo morao con los palos que le había dado yo, de modo que elegir la crítica de Lobo no fue más que un acto de bondad por mi parte 😛

      Pd. ¿De verdad tenéis luces fluorescentes en casa? Sois raritos, eh.

    2. Pero tú da cera a quien se la merezca. Por cierto, que raro que estés de acuerdo con Nea….. respecto a 'Lobo', debo decir que eres de los pocos de mi lista que la aprueba. Curioso.

  10. Lo más grave, hasta donde tengo visto, es lo de Fullpush. Hijo míorl, después de esta crítica irás al infierno, ya no hay perdón ni piedad posibles para ti.

  11. Pues y tan curioso. Ni siquiera recordaba tenerla aprobada, pero si recuerdo que en su momento las criticas fueron bastante decentes, y yo estaba bastante sorprendido porque la consideraba absolutamente anodina. Quiza la tenga aprobada por influencia de esas criticas buenas que en su momento recibio…

    Y por favor, Malkav, que poco mundo. Nadie tiene fluorescentes en casa, pero todos los hemos visto.

  12. Tarko, muy mal tu tambien.

    Y Taylor, es nuestro Taylor? Por que escribe aqui si ya no se le ve mas por el foro? Vuelve al foro, hombre. Por lo demas, objetivo bien elegido, pero se puede hacer mas sangre.

  13. No, pero yo tambien encuentro «El inquilino» sobrevalorada. Y a diferencia de otras peliculas, el como y el por que se la sobrevalora me irritan especialmente. Sin ser mala, tiene defectos muy obvios que afectan a su misma esencia y a las razones por las que algunos la adoran. Por ejemplo, lo mal que lleva la dicotomia subjetividad/objetividad, base de peliculas como esta.

    Y por que iba yo a odiar al Polanski persona?

    1. No, sí a mí también me parece esa película de Polanski algo sobrevalorada aunque la considero bueno. Pero estás rajando todo esta mañana. Y a Polanski persona por lo mismo que le odia mucha gente, ¿no?. Pero eso ya es cosa tuya.

    1. Bueno, mi adorado Browning… adorado es, desde luego, pero no será por Dracula, a la que tengo con un 6. Aún así, es una peli que me mola, con su acartonamiento y todo. Tiene la mejor frase de la historia («Yo nunca bebo… vino» xD).
      La de Coppola, sí, está bien.
      Pero lo de Al final de la escalera, eso sí que no tiene perdón de dios. Si la hubiera cogido yo en lugar de Tarko, no quedaría un fotograma en pie de esa basurilla seudoterrorífica 😛

      1. Blade Runner no es muy terror…además le subí la nota a la director’s cut, que mejora algo la primera versión recortada. A Alien le debo un artículo analizando los pormenores de la escena del puto gato, pero para Halloween del año que viene ya tengo a mi elegida.

  14. Leí el post anoche. Es cojonudo, la idea de poner entre todos a parir clásicos intocables es muy buena, no nos casamos con nadie. Y en los comentarios vuelan los cuchillos, me he reído bastante.

    PD: Felicidades Estra, ya era hora que alguien diera un poco de cera a El Ladrón de Cadáveres.

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