Stoic (Uwe Boll, 2009)

Fragmentos de una crítica colectiva sobre esta película del genio alemán.

«Tiene escenas muy desagradables que me revolvieron las entrañas como ninguna otra película lo ha hecho. Así que la advertencia que se puede leer en el poster original («Warning: Includes some scenes that viewers may find disturbing») va totalmente en serio. No se trata de una maniobra publicitaria, como cabría esperar en principio. […] La dirección de Boll es sorprendentemente buena. Usa una cámara al hombro muy nerviosa y extremadamente cercana a los personajes, en muchos momentos pegada a sus rostros, lo que ayuda a acentuar la claustrofobia que ya de por sí desprende la cinta». (Iván Fernández)

«Es sobria y está lejos de toda parafernalia clásica de otras películas de Boll, lo que la vuelve más atractiva. Y sí es dura, pero realista, ya que es bien sabido que cosas como las puestas en escena pasan en realidad en cualquier carcél». (Rodolfo Luoni)

«Divaga entre el soft-porn-reality y el testimonio documental en la órbita low-cost. […] Si Uwe Boll filma y firma películas con pretensiones de ser tomado en serio debería replantearse lo que le ocurrió a un ex presidiario. Tras insultar al público verbalmente y con gestos ofensivos (algo similar a lo que hacen sus peores películas) fue vapuleado con el siguiente comentario posterior y en directo: «Cuando uno se presenta de cara al público tiene que estar dispuesto a que le rompan la cara. El público no quiero decir que siempre tenga la razón. La tenga o no la tenga, el que tiene que tener la razón es uno: el que se pone de cara al público. […] Lo que has hecho hoy aquí creo que te descalifica para siempre». La cita es de Jose Maria Iñigo a John Cobra en la polémica gala de Eurovisión del 2010 y el problema de nuestro querido Uwe es el mismo. Su insultante filmografía inicial le ha quitado todo el posible crédito que pueda tener la posterior que realice. De todos modos, Stoic me parece una mala película, pero la mejor que he visto de toda su carrera». (Maldito Bastardo)

«El gusto de este hombre es aberrante. […] Fotografía, actuaciones y atmósfera están muy conseguidas, de manera que las sensaciones que se pretendían transmitir llegan de manera cristalina […]. El que, con todo el derecho del mundo, venga buscando su ración de volteretas, sexo sin sentido y zombificación actoral quedará profundamente decepcionado ante un Boll en plan seriote». (José Coy)

«Si tienes estómago échale un vistazo. Si eres amante del Cine […], si quieres ver cómo se mueve una cámara, cómo pasarlo mal y cómo funciona de verdad el sistema penitenciario de los llamados países civilizados, entonces échale un vistazo a esta película». (Txarly)

«Si bien es cierto que Uwe tiene auténticos bodrios, esta película y otras tantas suyas no son merecedoras de tal calificativo. De vez en cuando nuestro amigo se saca películas buenas y ésta es una de ellas». (Mikel Cárcamo)

«No voy a negar que me suelen gustar las películas violentas, gore e incluso hasta cierto punto scat. Pero a medida que esta cinta avanzaba llegué a sentirme mal por el personaje vejado. Quizás sea por la agobiante atmósfera dentro la celda, ya que es el único escenario donde transcurre la historia. Quizás sea por el breve reparto del film, cuatro actores, a los que se llega a odiar a ratos y por los que se llega a sentir compasión en otros. O quizás el motivo es una cámara que casi nunca para de moverse, pero llevada con maestría. Sea como sea, el largometraje no cumple para nada ninguna de mis expectativas. Y me alegro». (Mashinito)

«Esperaba ver una de esas putas mierdas que marcan época, con diálogos absurdos, fallos de raccord por doquier, pésima fotografía, actores que dan vergüenza ajena y una historia ridícula. O, siendo optimistas, encontrarme ante el rey de la comedia involuntaria, ante una de esas pelis tan lamentables que, de malas que son, te partes. Pues no, no me encontré nada de eso. No es ni mucho menos una obra maestra ni tampoco es una provocación. Es buena». (Full Norbert)

«La película no hace que nos cuestionemos nada; su propósito es mucho más sádico: se trata de encerrarnos durante ochenta y siete sufridísimos minutos para vivir la experiencia en primera persona. Y lo consigue, ¡vaya si lo consigue!, y juraría que sí, Uwe está disfrutando. Más que el espectador, en todo caso, que ya por la mitad de la película estará arrepintiéndose de haber cenado». (Neathara)

«El controvertido director de obras maestras del calibre de House of the dead o Alone in the dark está decidido a seguir dando guerra y horrorizando al sufrido espectador. Si con aquellas dos películas asistíamos a una violación constante de la lógica en pos de las más deleznables experimentaciones, con Stoic Böll asesta el golpe definitivo, llegando al extremo de desafiar la coherencia de su universo autoral. Porque, señores, Uwe se ha olvidado de incluir el montaje epiléptico, las actuaciones infames, el tiempo-bala, los momentos de videojuego insertados con calzador, los diálogos sin sentido… y no sólo eso: ha hecho una buena película». (Javier Abarca)