19 de abril de 2024

Críticas: No controles

Teniendo cerca la Navidad, esta semana hemos decidido hacer la crítica sobre la peculiar Nochevieja que pasa Sergio intentando recuperar a la mujer de su vida, que sale con un antiguo gay que ahora es hetero.

Dentro del panorama actual del cine español existe el tópico que se está haciendo mucho más cine de género que antes o al menos mejor, y menos cine social. Y es cierto. Quiero decir, no es que Aranoa, el Ken Loach español pero en plan cutre, haya dejado de hacer sus películas pero sí que existe una nueva cantera de directores que están apostando fuerte. O cuando no, directores que ya llevan un tiempo y que después de algunas películas, están encontrando ahora su momento -Enrique Urbizu-.

En el thriller nos encontramos a gente como Jorge Sánchez-Cabezudo, Rodrigo Cortés o Daniel Monzón, en la comedia a Borja Cobeaga o Tom Fernández, en la ciencia-ficción a Nacho Vigalondo o los hermanos Pastor, en el terror a Jaume Balagueró o Paco Plaza, entre el drama y la comedia a Daniel Sánchez Arévalo y en la animación a Adriá García, Victor Maldonado o Raúl García. Y luego directores que están haciendo las américas (los citados hermanos Pastor entre ellos) como Jaume Collet-Serra o Gonzalo López-Gallego.

No es que sean directores que estén enclavados en un solo género, gente como Monzón o los Pastor le han tirado a otros, aunque otros de los citados sí lo están, ni tampoco sus películas tienen que entusiasmar pero sí que creo que existe una notable mejoría respecto a los 90. A lo que hay que sumar las aportaciones de los directores de siempre.

El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Para dejarlo claro, cuando me refiero al hombre (o mejor dicho, al animal) me refiero a mí mismo y con la piedra a Borja Cobeaga. En efecto, tropecé la primera vez con Pagafantas, una comedia que conforme pasa el tiempo me gusta aún menos que cuando la vi, demasiado pagada de sí misma. Que va, estoy de coña. Todo lo mencionado anteriormente es injusto con Borja Cobeaga porque debo reconocer que me lo he pasado bien viendo esa disparatada noche de Nochevieja que pasan los personajes de No controles.

La película está protagonizada por un chico llamado Sergio, Sergius para los amigos, y comienza con la ex-pareja (Unax Ugalde y Alexandra Jiménez) que se dirigen al aeropuerto, llevados por el padre y la abuela de él, para coger un avión. Cabe mencionar que el principio de la película es muy refrescante, que me ha gustado sobre todo la primera parte y que quizá en el momento en que aparece en acción el personaje de Secun de la Rosa para organizar la fiesta es cuando No controles comienza a bajar el listón.

Pese a todo lo anterior, la película me parece, que diría el gran Carlos Boyero, ejemplar: SPOILER la escena en el coche, la siguiente en el aeropuerto, la presentación del personaje de Juan Carlos, al que conoceremos con el sobrenombre de Juancarlitros, la bronca inicial a la azafata y toda la primera parte en el hotel con el portátil FIN SPOILER. Aún así, después de todo eso, Cobeaga también guarda un par de momentos que logran subir el nivel en una parte más alicaída y que pierde frescura.

Probablemente sea absolutamente necesario el contraste que existe entre el personaje de Sergius y el de Juancarlitros para que no termine por hacerse pesado todo. Y en ese contraste, Cobeaga encuentra el equilibrio perfecto por la química existente entre Julián López, al que todos conocemos porque lo hemos visto hacer de El Hombre Mierda o de Claudio Brando en La Hora Chanante, y Unax Ugalde, aquel chaval que no lo hacía nada mal en Frío sol de invierno. También tenemos otra pareja que es la de Juanan (Secun de la Rosa) y el empleado sudamericano. Tiene su punto, no molesta, pero tampoco es nada especialmente destacable.

Que Ugalde haga de un tipo más bien soso sirve para ese mencionado contraste pero quizá no para imaginarse la ruptura de una pareja tan idílica como la que forman el tito Rober y África. Vamos, solo tíos como Alejo Sauras o Pablo Puyol podrían romper esa relación y ni con esas. Bueno, Sergio Peris-Mencheta seguro que lo conseguiría sin pestañear. Y es que quizá cuando No controles se centra en su parte más romántica es cuando más te da igual como acabe esta pareja, pese a una encantadora Alexandra Jiménez. No es que todo sea malo respecto a esto, la parte en la que intenta darle celos con la azafata (Mariam Hernández) con la complicidad de sus colegas tiene su aquel.

No controles es una película típica que no duda en no esquivar los tópicos, como si parecía demasiado empeñada en hacer Pagafantas, y yo se lo termino por agradecer a Cobeaga. Pero desde luego, para mí es un paso positivo del director. Puede que sea yo el raro y que con Pagafantas esté exagerando un montón, al fin y al cabo algo similar me pasa con Daniel Sánchez Arévalo, su primera película y la siguiente. Y sea una película más controlada o descontrolada, es una película que gusta ver y que merece la pena por el desparpajo de Julián López y por el encanto de Alexandra Jiménez y de Mariam Hernández. Y por el tito Rober, que coño.

Escrita por Alan Smithee

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