26 de abril de 2024

Death Note: el duelo

Un intenso duelo entre un empalmado y un intelectual sobre la serie favorita de los adolescentes emo.

La opinión empalmada (by Caith Sith)

Parece que alguien ha considerado oportuno que Death Note sea defendida, cuando en realidad es una de esas obras superlativas que por si mismas pueden cerrar bocas a cualquiera que intente darle réplica. El problema del anime de Tetsuro Araki, basado en el manga de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata, es que es (cito) «una flipada». Lo que automáticamente lleva a que guste a un público masivo y que surjan de entre las sombras duros ataques basados en que no hay aquí grandes reflexiones intelectuales ni discursos que trasciendan el tiempo y el espacio. Lo mismo pasa con el cine de Christopher Nolan, entre otros tantos realizadores que han hecho del entretenimiento un arma sin importarle que a los ratones de filmoteca les guste o no su trabajo.

Pero volviendo a Death Note, por su grandilocuencia entiendo que sea fácil, demasiado de hecho, atacarla. El problema principal, imagino, es que la narración se sustenta en los continuos giros sorpresivos que buscan el impacto. 37 episodios, varios arcos y un final catárquico, este último precedido por impactantes secuencias en las que se pone en entredicho la naturaleza humana no de forma intelectual sino meramente superficial. Subyace sin embargo en el material original una crítica férrea y evidente a la sociedad, representada perfectamente por ese protagonista, Light Yagami, un joven que lo tiene todo (atractivo, de familia acomodada, buen estudiante) y que un día decide ir más allá. La llegada a sus manos de un cuaderno con habilidades sobrenaturales le permite «cambiar el mundo», inicialmente a pequeña escala, y posteriormente a una global.

Araki inicia con buen pulso una serie que en sus poco más de doce horas de duración sólo decae en un momento determinado. Todo lo demás es pura droga: engancha como pocas series lo han logrado en los últimos años y siempre queremos saber más, qué va a pasar. Pero hay que aceptar su juego. Las recurrentes voces en off, las conclusiones a las que llegan los personajes principales -basadas en muchos casos en cosas muy triviales- hacen que los que abrazan la realidad (o la completa fantasía) puedan verse perdidos en su calculada mecánica. El thriller se impone, el discurso queda difuminado en pos de otros aspectos prioritarios. Agatha Christie era una maestra a la hora de crear suspense. ¿Qué importaba si el mayordomo acostumbraba a ser el asesino? El proceso era lo importante, el cómo no soltaba al lector hasta que se descubría el móvil. Y qué decir de Hitchcock, y de una de sus más célebres y mejores películas, Con la muerte en los talones. Intentar racionalizar su propuesta es un ejercicio estéril. Death Note juega en la misma liga pero se atreve a extender su metraje y dividirlo en pequeñas píldoras de veinte minutos que deberían recetarse en farmacias como la cura contra el aburrimiento.

Pero es una serie de animación japonesa, no una película que aparece en los tops de cine. Así que su valía se pone en entredicho. Quizá sea el problema principal de Death Note el tratar al espectador como alguien que no necesita las cosas excesivamente masticadas, pues aunque ni mucho menos es una obra compleja (como tampoco lo son otros thrillers de impacto, como la primera y notable Saw de James Wan). Partir de la base de que el anime actual consiste en el uso de niñas mágicas, bolas de energía o prácticamente todo lo que engloba la etiqueta shonen da también una idea del por qué Death Note ha despuntado y ha sobrepasado sus propias barreras a pesar de que, claro está, no tenga la belleza de un plano de Tarkovski (…) ni la profundidad filosófica del cine de Kubrick (…). Su tono adulto, el enfoque de la historia y el intento por trascender dentro de su propio espectro son algunas de sus -pocas- ambiciones porque lo que Araki y cía querían era crear una sublimación del entretenimiento por el entretenimiento, no cambiar el mundo. El personaje de Kira es así paradigmático y a la vez una sátira mal entendida por sus detractores, tanto por aquellos que no entran en el juego que propone la obra como por los que buscan profundidad por el simple hecho de mantener la pose.

Death Note cumple sus objetivos, pues, como serie de entretenimiento que se sustenta en el uso de giros argumentales para sublimar el thriller a través de una serie de personajes que funcionan como engranajes de una máquina, y no como partes individuales. Light, L, Misa y el resto de los nombres propios de la serie son simples peones, hasta ahí todo claro. Y el espectador está más allá, actuando como el propio Kira a la hora de otorgar -o negar- valor a lo ajeno. Que no es el mejor anime de la historia es evidente, ni tampoco el más intelectual ni el más profundo. Pero he de admitir que desde el primer episodio me enganché y que la vi del tirón, casi sin pestañear. Su magnetismo es evidente; tanto o más que los ataques que pueden realizarse sobre ella. Voy abriendo mi cuaderno: Martín…

La opinión intelectual (by Martín Cuesta)

No tenemos nada en contra de los que tienen en alta estima a Death Note, al fin y al cabo todos hemos tenido 14 años y hemos sufrido broncíneas erecciones con los gemelos Derrick haciendo la catapulta infernal o sufrido con el alma en vilo con los continuos infartos de Julian «corazón de cristal» Ross, y es que, no nos engañemos, Death note es a los relatos detectivescos lo que Oliver y Benji al fútbol real. Pero no, la comparación no es exactamente real y es que Campeones sólo se tomaba en serio a si misma hasta cierto punto, en cambio con la obra de Tetsuro Araki nos vimos obligados a soportar la espantosa carga de sus presunciones de trascendencia.

Y es que nuestros amigos nipones (casi) siempre se ven obligados a llevar las cosas a su extremo y así, con la serie que nos ocupa, teníamos un trasunto del disparo del tigre de Mark Lenders solo que con razonamientos detectivescos por su particular Hercules Poirot (adolescente, obviamente):

La última víctima murió en el departamento de Michigota, bien, y la lluvia está formada por gotas y claro, en Asturias llueve con mucha frecuencia, todos sabemos que Caith Sith es de Asturias, ajahh  está claro pues que Caith Sith es el asesino.

Para los afortunados que aún no han visto la serie les juro que los razonamientos lógicos son de este cariz, una especie de Deus ex machina mental en la que ningún habitante de la tierra está libre de verse considerado como un asesino en potencia, vista la capacidad analítica de nuestro intelectual (está claro que es un intelectual pues siempre va descalzo y toma café) detective secreto. Que se vayan a la mierda Sherlock Holmes, Joseph Rouletabille y Miss Marple, una nueva generación está aquí y es mejor que vosotros, jodidos carrozas.

Otro punto que refuerza los nexos entre los chicos que allá van con el balón en los pies y la chusta ésta es algo que cualquier aficionado al cine japonés en general y al anime en particular debe sufrir en silencio, la pesadilla de la voz en off, el caso es que con Lenders era hasta bonito, recordando en esa fracción de segundo justo antes de chutar al balón como había conseguido crear su disparo megamolón dominando así a las olas y al poder del Dios Neptuno allá en las playas de Tamagochi, en cambio aquí el pelmazo de Light nos transmite todos sus actos, pensando sin duda que no íbamos a ser capaces de entenderlos por nosotros mismos: Jajaja, ahora voy a apuntar en mi libreta el nombre de Nakasune para que se muera gracias a mi poder infernal, jajaja. Gracias Light por explicárnoslo, en serio tío, aún no lo habíamos pillado.

Con respecto a la carga filosófica del renombrado anime he de reconocerla, ésta es sin duda innegable y omnipresente a lo largo de su estiradísimo metraje, sólo me queda recomendar a los que se han iniciado en el maravilloso mundo del conocimiento humano gracias a tan magna serie alguna que otra obra para completar su formación humanística, no se deben perder El mundo de Sofía del gran Jostein Gaarder, cualquier opúsculo de Paulo Coelho y sobre todo no dejen de seguir a @ifilosofia en Twitter. Enhorabuena, mis pequeños platones, el Parnaso del mundo de las ideas está a su alcance, no, no me den las gracias que no las merece.

8 comentario en “Death Note: el duelo

  1. Gran duelo :).

    En defensa de Caith diré que el principal fallo que le saca Tala no me lo parece. Es decir, la serie ya te deja claro desde un primer momento que se va a convertir en un duelo de cerebritos capaces de sacar conclusiones de cualquier cosa. Creo que es en el episodio 9 o 10 cuando se ensalzan mutuamente su habilidad deductiva fuera de lo común.

    Así que, ¿flipada? Sí, desde luego. ¿Engañosa? De ninguna manera.

    Una de sus mayores cualidades no es tanto la propia trama como construir una especie de culto hacia el personaje de Light. Él es el malo de la serie y un personaje odiable en cuanto a todo lo que hace a personas inocentes, pero es carismático y en su megalomanía y perfeccionismo tiene retazos de humanidad. El hecho de que la serie esté protagonizada por un villano y que éste en ocasiones logre transportarte a su juego es tal vez lo más interesante de la misma.

    Oh, y el problema de "Oliver y Benji" no es que sea exagerada, de nuevo, es que es una cursilada.

    1. En ninguno de los dos casos comento que el problema sea que la serie exagera, sino que una se toma en serio esas exageraciones y la otra no. Y con respecto a que sean cerebritos no me molesta, también lo es Holmes, pero aquí los razonamientos no siguen un proceso lógico, igual no fui demasiado claro al remarcar esa diferencia.

      Gracias por el comentario Ghibli. 😉

      1. Hombre, decir que "Oliver y Benji" no se toma en serio sus exageraciones es un poco retorcido, ¿no? Tampoco es que la serie aquella esté cargada de subcapas de autoparodia precisamente :P.

        Los razonamientos siguen siempre un proceso lógico. Otra cosa es que su lógica no sea la de una persona normal, porque escanean cualquier detallito y te hacen un manual de posibilidades que implica, de la que eligen lo que más les conviene para guardarse las espaldas, caso de Light, o para descubrir al asesino, caso de L. Pero bueno, que la serie se da bastante cuenta de esto ya.

  2. Pobre ataque por parte del señor Martín. Se nota que le Cuesta (¡ajajajajaja!) seguir el ritmo de la serie (menos mal que es el intelectual :O). Sherlock y Christie hacían lo mismo y nadie les odia. Conan también. Pero en Death Note salen tetas con pelo rubio y claro :(.

    La comparación con Oliver y Benji es desafortunada, que los animes se tomen en serio a si mismos (cuando no son cómicos, o sátiras) es lo normal. Mira Dragon Ball, un anime de gente que se creía que apretando el puño y gritando se volvía rubia. Así que nada, he ganado. Se siente.

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