Hoy indagamos en otro de los arcanos más impenetrables de la historia del cine: el Triángulo de las Bond-mudas.
El expediente de hoy no es un expediente cualquiera. Las presiones externas e internas, los plazos de entrega, las fuentes que misteriosamente dejan de responder al teléfono y el cierre de Megaupload han conspirado en nuestra contra para que no pudiésemos publicar esto que os disponéis a leer hoy. Pero no nos hemos dejado achantar y tras semanas de intensas investigaciones y amenazas por parte de las altas esferas, llegamos con la lengua fuera a ofreceros nuestras pesquisas sobre lo que se conoce en ciertos círculos como el Triángulo de las Bond-mudas o ¿por qué desaparecen las actrices tras hacer de chicas Bond?. Tiramos del hilo sin imaginar que nos encontraríamos todo un telar de conspiraciones, traiciones y señores gordos que se hacen fotos desde su jet privado.
Comencemos indiciendo en una cuestión aún más extraña y espeluznante: el Triángulo de las Bond-mudas no sólo es implacable, sino que además, demuestra un inquietante criterio de selección. El Triángulo no se traga indiscriminadamente a las actrices, sin más: lo que escoge, con total precisión, es a las chicas Bond buenas. La mayor parte de las villanas parecen prosperar más allá de su intervención en la saga e incluso consolidar su carrera, mientras las virginales novietas del superespía caen infaliblemente bajo el magnético influjo del vórtice maldito.
Los casos de Eva Green, Halle Berry, Izabella Scorupco o Denise Richards nos vienen enseguida a la cabeza por ser los más recientes. Pero si nos remitimos más allá en el tiempo, encontraremos cosas que no cuadran, cosas que este expediente oculto no tiene más remedio que poner en pavoroso relieve.
¿Qué pasó con Denise Richards? Esta sensual actriz parecía dispuesta a comerse al mundo tras casarse con Charlie Maltratator Sheen y figurar en dos obras tan míticas como Juegos Salvajes y Starship Troopers. Un rápido repaso a su carrera recuerda a una estrella en ciernes completamente desaparecida en producciones de tercera.
¿Qué fue de Olga Kurylenko? Bueno, admitamos que hacer de panchita siendo rusa y con un acento terrible no era el mejor trampolín al estrellato, pero Olga había recibido un premio por alguna peli y había salido en Paris, je t’aime morreándose con Frodo, más los habituales cien millones de posados en revistas masculinas. ¿Cómo termina Olga haciendo una peli del Opus? ¿Está el Opus implicado en la conspiración? Sigamos indagando.
Si hay una paradigmática chica Bond en la saga ésta es Ursula Andress en Agente 007 contra el Dr.No (que a pesar de lo que su nombre indica, no era un señor malvado que estaba todo el rato diciendo NO). Su escena famosa es una en que sale con una concha saliendo del mar ante un ojiplático Sean Connery. Una dice, después de una escena de tanto nivel interpretativo y con ese tipazo, Ursula va a triunfar como la coca-cola. Pues no: el Triángulo de las Bond-Mudas se la tragó para luego rumiarla y escupirla en infames producciones de serie B como La montaña del dios caníbal.
Lo de Eva Green es, si cabe, aún más dramático. Eva Green empieza debutando con nada menos que Bernardo Bertolucci y cumpliendo a rajatabla el manual de «Todo lo que tiene que hacer una actriz golfa para triunfar». Eva hace Bond y desembarca en el cine internacional, lo que resulta el comienzo de una carrera que francamente, my dear, no entendemos bien. De protagonista de una peli húngara sobre la clonación a bruji piruji en la fallidísima La brújula dorada, pasando por producciones europeas de lo más variopintas y efímeras y llegando a trabajar incluso en la fastuosa y canceladísima Camelot. El Triángulo de las Bond-mudas hace su trabajo y ahora Eva estará en la segunda parte de 300 acabando de destrozar su carrera con un péplum que se adivina bodrio de proporciones épicas (¡y ni siquiera dirige Zack Snyder!).
Se diría que tener de marido a Ringo Starr y quedarse a dos pasos de ser un Ángel de Charlie es un innegable pasaporte al éxito, pero no fue así en el caso de Barbara Bach (nada que ver con J.S.Bach), as known as La chica que me amó. Barbara tenía todo lo que hay que tener para ser una gran estrella, por lo que resulta un total misterio cómo se sale de una de las películas más exitosas (¡estuvo nominada a 3 Oscars!) de la saga y se mete una en una peli llamada La isla de los hombres peces, para acabar haciendo el ridículo en el clásico bodrio pop Cavernícola. Otro M.I.A. para el Triángulo de las Bond-mudas.
Pero el caso más sangrante, por ser el más obvio y reciente es el de Halle Berry. O como pasar de…
A…
O sea me voy de la playa, del glamour y de Pierce Brosnan y acabo en un poblacho de mierda con un pañuelo horrible en la cabeza y tirándome a Billy Bob Thornton. Y van y lo rematan, dándome un Oscar que acaba de hundir mi carrera… ¡en el Triángulo de las Bond-mudas!
Nos nos olvidamos de otras que pasaron y cuyos nombres no sonarán a nadie menor de treinta años: Honor Blackman, Diana Rigg, Maud Adams o la simpar Tanya Roberts (cuyo mayor logro posterior fue convertirse en musa pajilleril de los 80 por la legendaria -e infumable- Sheena, la reina de la selva). Y, aunque algunas eran horribles actrices, sabemos que eso no es óbice para triunfar en Hollywood y al Oscar de Sandra Bullock me remito.
¿Cuál es la respuesta? ¿Qué hay detrás del Triángulo de las Bond-mudas? ¿Son realmente una fuerza telúrica de la naturaleza o una conspiración de la secretísima fuerza masónica del Ocho? Quizás nunca lo sabremos. Pero, desde aquí queremos dar un aviso a las aspirantes a actrices que buscan su oportunidad en el cine: sé una golfa, posa en el Interviú, fóckate al Padre Apeles, pero nunca, nunca, nunca interpretes a una chica Bond. Es un buen consejo, amigas.
Eva Green está en mi casa. Os manda un saludo.
Me parto, buenísimo Nea, sigue escribiendo.
"¡Agárrate fuerte! ¡Una carrera está a punto de hundirse en las Bond-mudas!"
Eva Green triunfará solo para dejar en mal lugar a Nea. Yo creo que la chica lo vale.
Olga Kurylenko va a estar en lo próximo de Malick, nooooooooo. No hay esperanza de que sea una buena peli, nadie puede escapar del triángulo de las bond-mudas, ni el bueno de Terrence.
Claro que no. Además precisamente sabemos que Malick es uno de esos que se preocupan más por los árboles que por los actores. En menudas manos fue a caer la pobre Olga.