Destacamos dos películas presentadas ayer en Berlín, Tabú del portugués Miguel Gomes y Young Adult de Jason Reitman.
Ojo con la película portuguesa que, vista la reacción del sector cateto de nuestra crítica remunerada, personificado en un solo hombre, puede ser una de las favoritas a tocar piel de oso, es decir, a salir con algún premio que otro. Por otra parte con la de Reitman el recibimiento ha sido bastante tibio, parece que no enamora. Vamos ya con el resumen:
«Gomes utiliza un blanco y negro voluntariamente cutre, imitación de la serie Z de los años sesenta. ¿Necesito aclarar que Tabú me parece una estafa manierista y seudolírica, un onanismo para farsantes que se creen tan listos como cultivados?
La película alemana A casa el fin de semana, que muestra una reunión familiar convulsionada por una madre bipolar y maniacodepresiva que ha dejado de tomar la medicación, es correcta, inútilmente sentimental, plana.»
«Gomes hace exactamente eso: cine que se sabe cine; cine que, sin renunciar a la emoción, no puede por menos que narrarse a sí mismo. La estrategia consiste en colocar el melodrama al fondo, a modo de espejo, y que el espectador más que llorar se vea a sí mismo dejándose llevar por la emoción. Sencillamente, y para no seguir liándola, magistral. Tan grande como la película original de 1931.
De nuevo, Reitman coloca al espectador ante una situación tan incómoda como voraz y, de nuevo, todo es resuelto con ligereza, gracia y buen tono. Nada más, eso sí. El cine de Reitman siempre se queda a un paso de ser grande. Incapaz de resolver con la amargura y la radicalidad debida la complejidad de las situaciones en las que coloca a sus personajes, siempre asistimos a un final tan conformista como adocenado.»
«En Tabú, Miguel Gomes mezcla al Manoel de Oliveira de Amor de perdición con el Raúl Ruiz de Misterios de Lisboa para lanzar al espacio un objeto volante no identificado que, en blanco y negro, nos habla de la construcción oral de la memoria, de la relación entre imagen y voz en off, y de la retórica distanciada del melodrama folletinesco, en unos términos apasionantes.
La compasión está en la cabeza de Reitman, pero no en las imágenes de Young Adult. La película, en la que vuelve a tener como guionista a Diablo Cody después del éxito de Juno, hace que la misantropía del cine de Todd Solondz parezca una broma pesada. Reitman humilla tanto a Mavis como a las familias de vida mediocre que la rodean y a los «freaks» que perpetúan sus delirios de grandeza. Young Adult es una película tan insólita como moralista.»
Bonus track: Trailer de Young adult en VOSE