El equipo de In Another Country, la película a concurso de Hong Sang-Soo.
Abbas Kiarostami, Alain Resnais y Hong Sang-Soo, un triplete que aunaba tradición y modernidad en una jornada de Cannes que bien la quisiéramos para nosotros. Por cierto, si ven que falta alguna reseña de una de estas películas no es que nos la hayamos saltado, es que no existe, vamos al lío:
(…) Una es Like Someone In Love, dirigida por el pope iraní Abbas Kiarostami. Son dos horas de planos morosos en los que no ocurre nada que despierte el menor interés, diálogos absurdos, momentos pretendidamente dramáticos que resultan involuntaria y grotescamente cómicos. He creído escuchar algún abucheo en la sala, algo insólito en un festival que considera a Kiarostami como una de las tres o cuatro cosas más sublimes que le han ocurrido al cine actual. Ellos sabrán por qué.
Celebro mucho, como en el caso de Manoel de Oliveira, que sigue en activo a los 102 años, que Resnais continúe haciendo las películas que desea, pero reivindico mi sagrado derecho a aburrirme infinitamente con su expresividad. Creo que pillo el mensaje, pero aún así, tengo que luchar durante toda la proyección para que no se me cierren los párpados. Al encenderse las luces de la sala, deduzco que no lo he conseguido.
Digamos que la propuesta de Kiarostami decepciona más por lo que podría haber sido que por lo que realmente es. Nos explicamos. De nuevo, el espectador es enfrentado a una forma de entender el trabajo de rodar que se aproxima a un estado de ánimo. Los diálogos discurren libres por una planificación transparente de cada una de las escenas: tan brillante y moderna como, admitámoslo, divertida. Estamos delante de, en efecto, una comedia (…) la película se queda en broma. Brillante, pero broma. Y uno no siempre tiene el cuerpo para ruidos, que diría un castizo.
Resnais acudía a Cannes con Vous n’avez encore rien vu (No habéis visto nada nada). Esta vez, sin embargo, sí. La cosa funciona. La idea es explorar los límites de la representación con un complicadísimo artefacto de espejos. Resulta increíble la exhibición de músculo, de fuerza visual, de un hombre que ha inventado, desde El año pasado en Marienbad a hoy, casi todo lo que hoy admitimos sin pestañear por moderno. La película no puede ser a la vez más complicada, más delirante y más virtuosa. Y, por añadidura, resplandece. Sin duda, la obra de un principiante.
Y por último, Hong Sang-Soo. Empiécese por decir, que In Another Country, con Isabelle Huppert dentro, es una de las propuestas más libres, desenvueltas y cómicas de cuantas películas puedan haber pasado por Cannes en lo que va de festival. La habilidad del coreano para filmar encuentros casuales y para hacer que cada fotograma respire la misma vida de todo lo que la tiene (que no son tantas cosas, cuidado) vuelve, una vez más, a ser asombrosa. (…) ¿Hemos dicho ya que es divertidísima?
La película de Kiarostami era, ya digo, una gyoza de bocadito, con un pizca de carne y otra de vegetales y que desaparecía casi antes de saborearse. De la hora cincuenta que dura, al menos hora y treinta está de ruta por la ciudad con la misión de no enseñarla, pues la cámara va hipnotizada con el bigote del personaje. Like Someone In Love no tiene, es cierto, apenas recorrido, a pesar de que viaje tanto en coche.
La película de Kiarostami era un encanto y una juerga comparada con la de Alain Resnais, una de esas películas en las que conviene tener un cuarto de baño cerca… ¡qué pedantería!, ¡qué aburrimiento!, ¡que colección de nada con pretensiones! La puesta en escena y la situación es tan creíble como el horóscopo de una revista, y en medio de ese falsete en el que todos van repitiendo lo mismo una y otra vez con más gola que el retrato de Don Sebastián de Portugal de Sánchez Coello.
Si Like Someone to Love, la película japonesa de Abbas Kiarostami, fuera un testamento, pesaría lo que una pluma. En su caso, el juego consiste en aligerar el tono de Copia certificada revisitando sus mismos temas, en especial el que piensa en la identidad como un baile de máscaras. Lo que en Copia certificada era férrea construcción, en Like Someone to Love es feliz divagación. Lo que allí era drama, aquí es comedia costumbrista. Maestro del tiempo real, el cineasta iraní consigue introducirnos en el reino del “in medias res” en dos largas secuencias que son una lección de cine.
Se podría acusar a Resnais de dejar a medias su propuesta inicial pero el resultado es vívido y fascinante. A ratos, eso sí, parece que Resnais se esté despidiendo de su “troupe” habitual de actores, que esté firmando sus últimas voluntades mientras se escucha, en los créditos finales, la crepuscular “It Was a Very Good Year”, de Frank Sinatra.
In Another Country aspira a ser el ejercicio estructuralista más divertido, frívolo y alegre proyectado en un festival de cine. Hong Sang Soo divide su lúdico experimento en tres historias protagonizadas por los mismos elementos–Huppert, un faro, un memorable socorrista, una tienda de campaña, una localidad costera, una barbacoa- que, recombinados, demuestran que el orden de los factores nunca altera el producto, ni siquiera cuando el cine se topa con las contingencias de lo real.
Teaser trailer de In Another Country:
¿Va sobrio Hong Sang-soo? Se ha vendido.