27 de abril de 2024

Festival de Cine Alemán 2012: Día 5

Te narramos con todo lujo de detalles lo visto (y vivido) durante la quinta y última jornada del Festival.

El último día del 14º Festival de Cine Alemán tenía una oferta muy completa para la tarde-noche del sábado. Desde el filme infantil seleccionado en la muestra (Los cinco) hasta los últimos pases de Viento del oeste, La guerrera. Niños prodigio, Stopped on Track y Merced. En nuestro caso la elección era obvia respecto a los dos únicos filmes que nos quedaban por tratar del Festival. Fue curioso encontrarse un lleno rotundo en la sala donde se proyectaron Niños prodigio y Merced y de nuevo con una cola kilométrica para acceder a los pases de la diez de la noche. Al lado, en una cervecería, los alemanes estaban expectantes del partido de su selección en la Eurocopa. De nuevo este éxito del cine sobre fútbol pone en entredicho el ninguneo en dilatar estrenos esperados por generalizar dentro de un público que sabe lo que quiere. Todavía recuerdo el lleno en los Cine Doré durante el enésimo partido del siglo, que decidía la Liga de este año y enfrentaba al Barcelona y al Real Madrid, donde la Filmoteca Española programaba Surcos de José Antonio Nieves Conde… No sé si a esos oídos sordos se corresponden la necedad de nuestras palabras y quejas.

A continuación, momento de repasar esas proyecciones del sábado 9 de junio:

Niños prodigio (Wunderkinder) (Markus Rosenmüller, 2011)

Al finalizar la proyección de Niños prodigio el director Christian Zübert se sometió al interrogatorio de la concurrida sala. Surgieron preguntas en relación a la historia, los niños protagonistas y si esa alegoría sobre la amistad en tiempos de guerra tenía un vínculo real. El villano, el oficial de las SS Schwartow, tiene una base constatada en un nazi que idolatraba un pueblo donde quería retirarse y no podía soportar la idea de que los niños judíos fueran al mismo colegio que sus hijos: mandó asesinar a todos. No sé si ese pueblo es el de la historia, Poltava (Ucrania), u otro ya que quedé traumatizado (tuve que abandonar la sala) ante las preguntas finales de un troll (o espectador indignado, que en estos tiempos es prácticamente lo mismo). La persona en cuestión preguntó a Christian Zübert si no estaban hartos en Alemania de hacer siempre las mismas películas sobre judíos y el nazismo. Es cierto que nuestro cliché, como espectadores y al igual que las películas españolas de la posguerra con fachas y republicanos sacados del cliché, es afilar nuestras uñas y dientes para lanzar el mismo letal ataque venenoso. Zübert respondió, aparte de indicar que filmes desde el punto de vista infantil con este tema hay pocos, con una encuesta realizada a jóvenes alemanes: sólo un 25% sabía lo que significaba Auswitch. En España Belén Esteban y Bob Esponja son más conocidos por la juventud que Franco pero no sé si justifica el sufrimiento de ver los mismos lloros, injusticias, bigotillos y monjas armadas con porras cada año…

Una vez mostrado por qué es necesario hacer este tipo de cintas (otro cliché: en el Festival de Berlín siempre hay una como mínimo menos si la firma Uwe Boll), el troll contraatacó queriendo saber qué opinaba sobre la posición israelí frente al conflicto palestino. Yo abandoné la sala entre silbidos al troll y aplausos al director para silenciarlo pero el debate que genera este tipo de cintas (como también las nuestras de la posguerra) parece abarcar un todo frente al cuadro que se retrata del conjunto. Lo que no puedo entender y escapa a mi entendimiento bastardo es que aquellos que critican tanto el negacionismo y que se llevan las manos a la cabeza cuando alguien suelta que el Holacausto fue un montaje, dediquen sus esfuerzos a acuñar el término Pallywood (Palestinian Hollywood) para degradar y descalificar sus acciones frente al pueblo palestino.

Polémicas clónicas aparte, Niños prodigio es narrada (al igual que nuestra Pa Negre) desde la perspectiva de esos tres niños prodigio unidos por la música por encima de bandos, culturas e ideologías. Tal vez Ana Frank haya provocado tanto daño como las anteriores películas sobre nazis, judíos y el exterminio con telón trágico de fondo y calado histórico. Los judíos Abrascha y Larissa y una alemana, Hanna, formaran lazos de amistad indestructibles y se ayudarán frente a comunistas y nazis que quieren liquidar a sus familias. La música amansa a las fieras aunque a Schwartow, como ‘buen’ nazi (no falta la referencia a Sigfrido), quiere la más absoluta perfección. Los niños que interpretan a los judíos están bastante bien (sobre todo el prodigio de carne y hueso llamado Elin Kolev) aunque Mathilda Adamik está más sosa que un helado de agua. La estructura es clásica incrustada en un gran flashback y el encuentro emocional pondrá el cierre. Tal vez muchos espectadores nos sepamos la partitura y dependamos de la pericia del director con sus instrumentos ‘musicales’. Los niños son prodigios de la música pero no se puede decir lo mismo de muchos de los valores cinematográficos de la propuesta. El filme está dedicado a la figura de las víctimas aunque hay una interesante línea de diálogo: da lo mismo el fascismo que el comunismo, los sistemas absorben a las personas. Lástima que sepamos el destino de aquel personaje que suelta semejante verdad.

Merced (Gnade) (Matthias Glasner, 2012)

Las películas sobre atropellos han formado un subgénero ficcional tan recurrente como un cliché. Entiendo que se pueda utilizar dicho argumento como punto de partida, aunque en el filme de Matthias Glasner se extiende a un metraje superior a dos horas. Merced pone numerosos elementos en disposición desde su inaugural división en mosaico de ese triángulo familiar, compuesto por un padre que empieza a tener una aventura con una compañera de trabajo, con una madre que asiste muy eficientemente a enfermos terminales y con un hijo que se dedica a seguir los avances de sus padres a través de su móvil (pescar, desde luego, no es lo suyo). La madre atropella durante la noche polar algo por accidente pero entra en shock y se da a la fuga. El padre revisa el lugar de los hechos para no hallar nada. Al día siguiente la policía descubre cerca de ese lugar el cuerpo sin vida de una joven que se apartó de la carretera una vez fue atropellada… El matrimonio decide mantener silencio mientras que el hijo, junto con el matón de la clase (caracterizado con un vestuario repleto de calaveras), deciden acosar a uno de sus compañeros con saliva y el anonimato. Cuando aparece una pistola por medio y un perro inmediatamente saltan las alarmas comparativas con la oscarizada En un mundo mejor de Susanne Bier o El buen hijo de Joseph Ruben. Matthias Glasner rápidamente parece aislar esos elementos aunque existe una capa dramática que podría explotar en un thriller, pero que el director prefiere congelar para tratar el drama y los remordimientos de sus personajes.

Merced se ampara en el escenario natural donde queda enmarcada su historia: el norte de Noruega y ese lugar, donde el sol desparece durante seis meses al año, es el perfecto y bello telón de fondo sobre la puesta en escena y metáfora argumental. La llegada del solsticio de verano será la catarsis, la salida a la luz de la oscuridad que atrapa a sus personajes. Veremos sus infernos y temores interiores, sus reconciliaciones y sus mentiras y verdades. El filme de Matthias Glasner juega bajo esos contrastes y paralelismos: adolescentes moribundas, testimonios reveladores y choques emocionales. Jürgen Vogel le da un aire a Ben Foster pero sin incisivos laterales. Y hablando de dientes… esas pisadas en el hielo me producen mucha dentera. En mi caso evitaron que me durmiera con semejante témpano de hielo atravesado por rayos de luz y auroras boreales. La cinta pasó por la sección oficial de la Berlinale y causó, junto el nivel mostrado en las jornadas anteriores, el estadillo de indignación de los medios en forma de abucheos. No es un naufragio pero, como indicaba en el inicio, las películas sobre atropellos son tan recurrentes que basar todo el potencial dramático en un accidente convierte en uno a la propuesta. El problema de Merced es que finaliza como si fuera un anuncio de móviles.

3 comentario en “Festival de Cine Alemán 2012: Día 5

  1. Jajajajaja totalmente de acuerdo con la historia del troll en el coloquio de "Niños prodigio", yo estuve presente y fui una de las que aplaudí la respuesta del director, porque la actitud de ese tío fue de vergüenza ajena. Hay gente que no sabe distinguir cuando se habla de cine y cuando de política o de religión… En fin… Saludos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *