Charlamos con la directora de Nana.
Tras su paso con éxito por diversos festivales, entre ellos el de Locarno, donde obtuvo el premio a la mejor ópera prima, o a finales del año pasado en el Festival 4+1, gracias al cual se pudo ver en Madrid, se estrena en España la película Nana, semidocumental sobre una niña que tiene que aprender a vivir sola en una ambiente hostil. Esta mañana, en la Cineteca de Madrid, hemos tenido la oportunidad de charlar con su directora, Valérie Massadian, primero en un coloquio tras la película, y luego en una entrevista grupal, y nos ha sorprendido su seguridad, su profesionalidad y lo claras que tiene las cosas con respecto a lo que cree que deben ser sus películas y el cine en general.
Lo primero por lo que nos hemos interesado, porque es lo que más destaca en la película, es por la pequeña protagonista (4 años), Kelyna Lecompte, absolutamente encantadora. Valérie nos ha contado que la encontró haciendo un casting por todos los pueblos vecinos de su región, que también es la de la película, a dos horas al noreste de París, cerca de Chartres. La vida del campo de Nana no se parece en nada a la vida real de Kelyna, que vive en un pueblo, en una casa moderna (“muy fea”, según Valérie), su habitación es rosa llena de cosas de Disney, y antes de hacer la película se pasaba el tiempo delante de una pantalla enorme de televisión. Valérie convivió con la niña 4 meses antes de empezar el rodaje, durante los cuales se llevó a cabo un proceso de aprendizaje para que se acostumbrara a esa vida. “Antes veía las cosas, y a partir de entonces empezó a mirarlas”, dice Valérie. La llevó a un nuevo territorio y allí no la infantilizó.
Pero, al mismo tiempo, la dirección en la que iba el trabajo de la película era que todo se transformara en un juego. Hay dos cosas con respecto a la película que Valérie tenía claras: “La primera, de ninguna manera quería imponerle hacer nada a una niña de cuatro años, y la segunda, quería trabajar de manera instintiva e intuitiva”, no sólo en la etapa del rodaje, sino también en la del montaje. En total, se rodaron 60 horas de película. Como bien afirma Valérie, Nana “es una película que se hace en el montaje. Sabía lo que quería, pero no sabía lo que iba a pasar mientras la rodaba”.
Un tema importante en la película es el de la defensa de la vida rural como estado natural del hombre por encima de la vida en la ciudad o de las nuevas tecnologías. Valérie dice que la película no es tanto “una reivindicación del hombre en la naturaleza” como una creencia firme de que “alejarse de la naturaleza al final es morir”. También era importante para ella mostrar el sentimiento de libertad que tienen los niños. “Los niños son mucho menos frágiles y más capacitados de lo que los adultos se piensan, y muchos miedos no afectan a los niños, sino a los adultos”.
Cuando le hemos comentado cómo había llevado a cabo una película entre el documental y la ficción, Valérie ha afirmado que ella no entiende la diferencia entre documental o no documental. “Para mí el documental es algo que muestra cosas horribles, y que pertenece al ámbito de la televisión. A partir del momento en el que mostramos rostros, trozos de vida, ya entramos en lo que es para mí el cine. Cuando no es algo informativo, es una película”. La dirección, según ella, que le interesa seguir es la del cine “que toca, que acaricia la vida”.
Nana es la primera película dirigida por Válerie, en la que también ha sido guionista, montadora, productora y encargada de la fotografía. Cuando le preguntamos si le fue difícil dar el salto de la dirección artística y de producción a todo el resto de facetas, ella afirma que no, porque fue como una escuela. Valérie tuvo un hijo muy joven y tenía que pensar en él y trabajar para ganar dinero, así que no pudo dedicarse a las cosas que le interesaban, pero ahora que su hijo es mayor puede hacerlo. “Yo no fui a la escuela, ni a la de cine ni a ninguna. Mi formación fue en la calle, en la biblioteca, en la cineteca… He aprendido trabajando con otros todo lo que no gustaba, lo que no era para mí”.
También le preguntamos por el guión, o más bien la falta del mismo. Nos ha dicho que el original tenía 15 páginas, aunque para ella, afirma rotundamente, “el guión es una estafa”. En Francia para conseguir dinero tienes que hacer un guión casi teatral. Ella no quiere coartar su libertad con un guión cerrado. “Un guión son palabras escritas en un papel, y eso no es una película. Puedes tener un guión increíblemente bien escrito, con diálogos estupendos, y una película de mierda. Y puedes tener una sinopsis de cuatro líneas y una película aceptable” .
Sobre la acogida que tuvo en Francia la película, Válerie se ha referido a “los no cinéfilos, o la gente no especializada de los festivales, sino la gente normal que va al cine”, de los que nos ha dicho que “había una parte que no entendía nada, en plan ‘quien es esta mujer que está filmando a una niña haciendo tonterías’”, ya que iban con una expectativas, proyectando en Nana lo que habían visto en otras películas. Pero los otros, “los que la miran sin esperar nada, de manera cándida, la adoran”. Cuando le preguntamos qué espera del público español, dice que no sabe, “no lo conozco”.
En general, Valérie se siente satisfecha con su trabajo. “Me gusta la película, le tengo cariño, creo que es una película honesta”. Ahora se centrará en sus nuevos proyectos, del que nos ha adelantado la idea que tiene: “Filmar ancianas de 60 y 80, cuerpos que visualmente no existen, no los vemos ni en el cine, ni en la televisión, y creo que dentro hay una fuerza, una rabia, una sensualidad, una hermosura… que tengo ganas de filmar”.
Nana se estrena en España el próximo 19 de abril.
