18 de abril de 2024

Críticas: After Earth

After Earth  (M Night Shyamala) - PORTADA

Aterrizó la nueva película de M. Night Shyamalan en un planeta llamado Tierra… plagado de peligrosos críticos (norteamericanos) dispuestos a aniquilarla antes de que asomara su nariz en los créditos. Esta es su (triste) historia.

Enfrentarse a After Earth, cuando oscilan dos corrientes claramente consolidadas sobre el autor de la obra, puede provocar al espectador más imparcial ser víctima de un terrible y mortal torbellino. Para algunos Shyamalan es el Jar Jar Binks de los directores de cine y, para otros, el gran Val Waxman de Un final Made in Hollywood: «Aquí soy un patata y allí… ¡un genio! Gracias a Dios existen los franceses». Con ambos estándares tan firmes y tiesos como las cejas de un Smith, cualquier opinión a favor o en contra de su cine me parece rancia, inservible y, por obviedad, insignificante; simple palabrería desafortunada que acaba despertando una profunda y visceral apología del odio o simplificando la superficialidad del halago desde un punto de vista marcado por una impostada superioridad. A falta de ratificar el número de Razzies que consigue y en qué puesto del top 10 del 2013 de Cahiers du Cinéma acaba, llega el momento de sumergirse en tal revuelto torrente y a riesgo de sufrir una desafortunada torsión testicular que me deje medio-hombre.

✖ Oui, je suis un ‘jeiter’ de M. Night Shyamalan

Solamente se necesita un chasquido de dedos o golpear la punta unos zapatos de rubí para que el suelo se abra y una lovecraftiana deidad maligna defeque una crítica negativa de una película de Shyamalan. Al principio tenía su gracia… pero, al final, se han convertido en deshonrosa y molesta publicidad comercial. ¡Qué pesados! Ya sea por hacer cine para quedarte ciego (El bosque), contar las aventuras de piscina de una ninfa fumeta, un ‘tartaja’ llorón y una panda de tarados (La joven del agua), hacer la versión vegetariana de Los pájaros de Hitchcock (El incidente) o arrasar en los Razzies con una película de artes marciales que convertía a Dora la exploradora en Inland Empire (Airbender, el último guerrero), Shyamalan se ha transformado en un saco de boxeo y motivación para el crítico estadounidense. Haga la prueba, póngase delante de un espejo sujetando fuertemente su DVD de El sexto sentido y grite: «¡Ya sabía que NADIE sobrevivía a un disparo en el estómago! ¡Soy americano y puedo usar armas de fuego! ¡Ya lo sabía!».

After Earth  (M Night Shyamala) - Will Smith y Jaden Smith

Despedazar After Earth desde su argumento suscita aquí una parada sociológica de cara al gran público: ¿cómo es posible que los mismos tipos que aplaudieron Soy leyenda y Yo, Robot escriban caquita de la buena sobre esta película y se sientan indignados comentándola? ¿No eran mayores aberraciones esa ridículas lecturas a lo Michel Bay de Asimov y Matheson? ¿No es acaso una venganza kármica que el mismo público que disfruta con el más insustancial cine mainstream vomite y lance las mismas y abominables proclamas que escupíamos otros contra aquello que veneran? No obstante, intentando analizar el guión de After Earth llegamos a un volcánico e insostenible punto. Shyamalan le niega a ese público (al que hay que explicarle todo) un satisfactorio backstory para que entienda el nuevo orden social en la supervivencia humana; una sociedad formada por corrientes filosóficas que rechazan la ciencia y otra facción que considera que la tecnología fue aquello que salvó a la humanidad y continuará haciéndolo. De un punto de encuentro anterior surgió el Cuerpo de Rangers Unidos, con similitudes a los caballeros Jedi y sus sable láser —estilizados aquí como una compleja arma formada por cientos de fibras inteligentes llamada cutlass —. O sea, un plagio pero 100% ecológico.

After Earth es, en realidad, una cinta de samuráis donde no hay lugar para armas intergalácticas ni pistolas láseres. ¿¡Cómo es posible que no tengan armas de proyección una sociedad capaz de tener una tecnología interplanetaria!?, gritarán indignados al otro lado de la pantalla… y llevarán esa indignación hacia esos trajes inteligentes que son armaduras ¡sin guantes y sin escudo!, esas naves espaciales y arquitectura que combina un cruce inenarrable de 2001: Una odisea del espacio y Los Picapiedra y, sobre todo, esas armas genéticas alienígenas diseñadas para masacrar seres humanos llamados ‘ursa’. La película es sencillamente desechable desde la simple aplicación de la lógica ‘humana’: si un arma biológica caza humanos guiados por las feromonas que desprenden cuando están aterrados y, así, percibe su miedo… ¿no hubiera sido más fácil construir un traje cerrado herméticamente que tanto rollo sobre la cuasi-imposible supresión del miedo? ¿No se suponía que esta sociedad es adicta al film estirable o extensible?

La realidad es que After Earth quiere unificar un inesperado encuentro entre tecnología, misticismo y su vertiente artificial y orgánica. Demasiado para contentar a un público que verá únicamente las ‘puertas correderas’ más cutres de la historia de la ciencia ficción y que no entenderá, en esos breves incisos al comienzo, todo el subtexto que yace en el cuento futurista bajo una atenta mirada de chanbara y new age. Mucho menos cuando Jaden Smith nos regala una de las peores interpretaciones del Siglo XXI y Will Smith ofrece los peores tics de su carrera. Y aquí llegamos al punto de desencuentro común y, en mi opinión, el motivo del origen del odio: podemos enchufar a amigos, familiares y conocidos… pero yace como una lacra social si es un famoso aquel que realiza lo mismo con su propio hijo. Si nos constó ‘asimilar’ a Enrique Iglesias después de 40 discos, 80 singles y 3.569.746 millones de gallos, ¿iba a resultar tan fácil para Jaden Smith? Es cierto que a lo largo de la historia del cine de Hollywood se puede extraer la misma conclusión: el público siempre ha elegido a sus estrellas por mucha imposición que existiera al respecto. Es loable que Will Smith quiera lanzar la carrera de su hijo pero, al ceder su protagonismo, ha generado un cúmulo de odio hacia Jaden que podría poner un cercano punto y final a futuros proyectos por mucho dólar que haya por medio. ¿No debería tomar nota de la propia película y empezar a valerse por sí mismo o mejor dedicarse a aquello que hace su madre? Ups, si también es actriz…

After Earth  (M Night Shyamala) - Jaden Smith

Ya sea porque After Earth llegara unas semanas después de Star Trek: En la oscuridad y el público esperaba un filme repleto de acción, disparos y giros y no algo tan soso y aburrido, ya sea porque odia las naves espaciales con forma de rayas de mar y/o espermatozoides o ya sea simplemente porque los Razzies deseaban su nueva Campo de batalla: la tierra para la presente década, la película ha sido ajusticiada y condenada antes de someterse a un juicio (y valoración) seria. Mejor no hablamos de ese final ¿en un quirófano? que ya quisiera La loca historia de las galaxias. Mejor no hablamos… aunque, sinceramente, creo que lo más ridículo de todo el asunto ha sido la traducción de ‘Ghosting’ ¿Fantasmación? ¿De verdad? ¿Y no sale Casper en una cortinilla de estrellas?

Jaden Smith está fantasmeado,

¿quién le desenfantasmeará?

Aquel que le desenfantasme,

buen desenfantasmeador será.

Viejo trabalenguas mainstream

♥ Hamando a Night Shyamalan ♥

Estamos ante un filme que posibilita numerosas lecturas jugosas. Podríamos tratar la representación de ese viaje iniciático de un hijo, que quiere satisfacer a su distante padre divisado desde la doctrina militar por encima de la afectiva, como la relación y relevo de Will Smith con su propio vástago (Jaden Smith). Un progenitor imposibilitado que cede la heroicidad a su hijo para conseguir la salvación mutua podría servirnos para divisar After Earth desde su punto de vista icónico. Sobre todo cuando el propio director otorga una profundidad manifiesta a ese nuevo e inhóspito mundo que fue el nuestro. Desde la mirada sobre las artes marciales de Airbender, el último guerrero, pasando por el ecologismo de El incidente —y esa ocurrente revisión de Moby-Dick para ofrecer la explotación bárbara humana sobre su antiguo planeta— hasta seres que ya habitaban en La joven del agua con la vegetación para generar suspense de Señales. Tampoco es la primera vez que el autor desentrama los mecanismos del miedo. En El Bosque nos ofrecía el poder y la manipulación sobre el pueblo cuando el terror es utilizado con fines velados, pero en After Earth decide lanzarse a la posibilidad de dicha anomalía sin entrever una posible deshumanización en la capacidad sino como escudo de defensa ante aquellos que se alimentan del mismo. El propio director parece lanzarse a dicha supresión hacia las bestias que ansían devorarle con una cinta en peligro de extinción dentro del cine comercial; un reflejo y trabajo equiparable a esos samuráis que transitan por el espacio basado en la sobriedad y contextura en tiempos en los que todo es explosivo y efectista.

After Earth  (M Night Shyamala) - Zoë Kravitz

M. Night Shyamalan nos habla de eclosiones de burbujas en experiencias físicas y mentales sobre escenarios cambiantes e inhóspitos, del logro de hallar un equilibrio y simbiosis entre espacios naturales y paisajes artificiales y la capacidad de supervivencia bajo resortes catárticos y climáticos fomentados en traumas pasados. La arquitectura es clásica pero la forma trata de aferrarse al espíritu y alma que alberga la obra, aunque el director de Señales debería haber finalizado su salto sin red desquitándose de ese par de peligrosos y tóxicos virus encarnados en la familia Smith. After Earth funcionaría mejor como película de culto confiado más en sus imágenes y limitado sus diálogos a breves incisiones para facilitar su capacidad orgánica y metafísica. Algo impensable en el actual mainstream pero un acto consecuente para el único director en la historia del cine capaz de generar la más despectiva review en cinecutre.com como del más extenso y sesudo monográfico en Cahiers du Cinéma.

Me interesa, por lo tanto, más el dialogo que establece con su mockbuster AE: Apocalypse Earth, donde The Global Asylum vuelve a usurpar, re-mezclar, triturar y aniquilar a sus anchas cualquier elemento que puede favorecerle a, reconozcámoslo, estafar a cualquiera que pique el anzuelo. No solamente toman elementos de la propia After Earth sino que Star Trek: En la oscuridad, Prometheus, Depredador, El planeta de los simios (tanto la original de Schaffner como el remake de Burton) se dan cita junto a un plagio de Data y a unos resucitados Adrian Paul y Richard Grieco. El resultado es que la deshonrosa productora vuelve a ejecutar al mainstream utilizando sus mecanismos y estructuras, sus patrones y constantes y reiteradas perdiciones. La inenarrable pero abarcable película finaliza con una proposición indecente y lúbrica para que coloquen el logotipo del estudio junto a la expresión ‘WTF!’ en cualquier diccionario de internet. Thunder Levin desvela la película que muchos deseaban para After Earth con 129 millones de dólares menos de presupuesto: una cinta ineficaz, repleta de lugares comunes y sin más futuro que un desenlace capaz de escalofriar cualquier entrepierna y cerebro a la velocidad de la luz. Avisados están:

¿Spoiler que es plagio es Spoiler?
¿Spoiler que es plagio es Spoiler?

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