Cuando me dijeron que eligiera una película para criticar de la selección ofrecida por el Filmin Music Festival, la cosa para mí estuvo fácil. Ojeando las sinopsis me llamó la atención la odisea de unos hermanos siameses que son vendidos a un productor musical por su propio padre. El productor quiere hacer de ellos unas estrellas del pop… pero Tom y Barry (encarnados por los gemelos Harry y Luke Treadaway) toman un desvío para acabar triunfando como estrellas del punk. Se trata de una película semidesconocida de ¡2005!.
Brothers of the Head es un mockumentary dirigido por Keith Fulton y Louis Pepe, que nos brindaron el documental ya prácticamente de culto Lost in La mancha (2002). Trataba sobre la locura que supuso el intento de rodaje por parte de Terry Gilliam de El hombre que mató a Don Quijote. Que por cierto, se comenta que va va a intentar rodarla de nuevo… es una especie de chiste entre cinéfilos. Un chiste que tiene más o menos gracia por el hecho de ser cierto. Seguro que este tándem de directores sabrá documentar esta nueva aventura…
En la película que nos concierne, se mezcla supuesto rodaje in situ con supuesto rodaje de una película que fue abortada (guiño guiño) quedando inacabada.
A medida que la veía todo tenía un tinte familiar… ¿No he escuchado esta historia en otra parte? Cuando descubro a los hermanos diciendo “Doble Romeo” y descubro que como grupo se llaman The Bang Bang algo hace click en mi cabeza.
DOS ROMEOS – ANDRÉS CALAMARO
(…)
Pero la diferencia si querés era brutal,
el nació pegado a su hermano siamés
y una tercera cabeza que habían sumaban tres,
y juntos fueron estrellas de rock
Pero la tercera cabeza no tenia relación
con los dos hermanos Barry y Tom
y había que torcerse para no tocarse.
Dos Romeos son, dos romeos pegados
y alguna que otra Julieta hay
Dos Romeos,
dos romeos eran mas, que cualquier
romeo individual
(…)
A veces, todavía escucho
los discos de Bang-Bang
que son mas que un Romeo normal
que son mas que un Romeo individual.
Por unos momento de locura pienso que no es un mockumentary y que he desperdiciado toda mi existencia musical sin escuchar a los hermanos siameses punk. Pero no, tanto el tándem a la dirección como Calamaro se basaron en la novela de Brian Aldiss Brothers of the Head, aquí Bang Bang. Moraleja: que me informe antes de verme las pelis.
Llevo ya no sé cuántas líneas poniendo letras de canciones como una quinceañera y aún no he comentado qué tal está la peli. Tiene una virtud que es la de definir personajes con muy poco, unas pocas líneas de entrevista a cámara ya nos definen a los personajes en su totalidad porque no son complejos ni falta que hace. En cierto modo, el mockumentary muchas veces se convierte en una sutil parodia de su género padre, emulando sus vicios sin necesidad por ser una ficción. Éste podría ser un buen caso de ello.
Teniendo en cuenta que se desarrolla en la Inglaterra de los años 70, el vestuario y los estilismos están conseguidísimos y ayuda a que te sumerjas en esta falsa historia que desearíamos tuviera un poco de verdad. Fotografía colorida, granujienta y contrastada: una preciosidad. Acompaña muy bien el a veces agobiante uso de la cámara en el subgénero.
Posee unos tramos verdaderamente asfixiantes sobre las pesadillas de los gemelos que recuerdan a una versión siniestra de los vídeos de los escoceses Boards of Canada. Lo cual es un plus, claro.
Musicalmente no deja de ser interesante: los principales temas de The Bang Bang son pegadizos y funcionan. Extraños como la pareja que los interpreta.
Pero la película no acaba de encajar como todo. Como si no acabara de encontrar qué parte de la historia de los hermanos quiere contar: la explotación sufrida a manos de su productor, sus relativos deseos de ser separados (Barry y Tom estarán unidos por una membrana de piel, pero son personas muy diferentes), sus dificultades para encontrar el amor o el tercer hermano que parece acosarles desde el interior, pues a la pobre madre le dijeron que lo que esperaba eran trillizos…
En resumen, se trata de una película breve que deja buen sabor de boca, aunque dando la sensación de que podría haber sido mucho mejor con una historia algo más directa y menos devaneos. Simpática rareza.