28 de marzo de 2024

Críticas: Lore

Lore portada

Infancia y adolescencia se dan la mano en Lore.

El auge del nazismo en la Alemania de los años 30 supuso un sentimiento exacerbado de patriotismo y culto a la raza aria debido a las promesas de una recuperación económica de las pérdidas sufridas durante la Primera Guerra Mundial, y mediante la utilización de métodos propagandísticos en los que se aterrorizaba a la población con conspiraciones judías que trataban de hacerse con el control mundial. Todos conocemos la masacre sin precedentes contra el pueblo judío en la que desembocaron dichas políticas y que, tanto el holocausto en sí como las consecuencias que tuvo para los judíos, ha sido llevada al cine en numerosas ocasiones, pero sin embargo hay otra consecuencia de todo aquello que dejó a los ciudadanos alemanes en una posición entre la vergüenza y la humillación de la que poco se ha hablado después. Gente que sin participar en activamente en las masacres que se llevaban a cabo en los campos de exterminio, volvieron la vista hacia otro lado convencidos de que el Führer y su gobierno estaban haciendo lo mejor para el país.

Una de esas personas es la protagonista de la película que nos ocupa, Lore, la hija adolescente de un alto mandatario nazi que de repente ve como la vida que había llevado hasta entonces se desmorona cuando sus padres le informan de que Alemania ha perdido la guerra y de que Hitler ha muerto. Conscientes de su propio destino, los padres de Lore se entregan a los aliados mientras ella se encuentra de un día para otro teniendo que ocuparse de sus cuatro hermanos y de llevarlos hasta la casa de su abuela en Hamburgo.

Lore 2

Lore es el segundo largometraje de la directora australiana Cate Shortland, basado en una de las tres historias que componen la novela El cuarto oscuro de Rachel Seiffert, quien quiso plasmar las vidas de tres personas alemanas del siglo XX vinculadas de alguna manera a su pasado nazi. Con Lore se intenta reflejar esa realidad de aquellos alemanes afines al régimen por propia convicción o simplemente por comodidad, expuestos a las represalias de quienes sufrieron el miedo en sus propias carnes, pero se opta por evitar los horrores de la guerra para centrarse en la evolución del personaje principal que pasa de adolescente acomodada a no sólo representar el papel de madre sino también a sentirse una paria fugitiva ante quienes unos meses antes estaban a su servicio.

Shortland utiliza una manera de rodar en la que abundan los planos detalle y la cámara a ras del suelo, con una estética oscura y sucia que contrasta con los verdes paisajes de la Selva Negra por donde pasan, quizá como una forma de enfatizar que lo que trata de mostrarnos en Lore es la descomposición de unos ideales tremendamente arraigados en la sociedad alemana de aquellos años. Al mismo tiempo, asistimos al proceso de cambio personal de Lore, a su descubrimiento del sexo en medio de un entorno y unas circunstancias desoladoras y a la toma de conciencia de su nueva condición en la que debe dejar de lado el odio visceral hacia los diferentes para poder dar de comer a sus hermanos. La joven Saskia Rosendahl lleva consigo todo el peso interpretativo de la película, aportando a Lore una combinación de delicadeza y rabia contenida con la que es capaz de transmitir con tan sólo su mirada, todos los sentimientos encontrados que tienen cabida dentro del personaje.

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Lore es una mirada honesta hacia la otra cara de las secuelas del nazismo, en la que no hay espacio para la compasión ni el sentimentalismo barato pero tampoco para recrearse en la irracionalidad del terror vivido. No son necesarias las explicaciones previas de una parte de la historia que todos conocemos, la miseria que se acumula alrededor y la indiferencia de los demás hacia su situación, bastan para que Lore comprenda que ha dejado de ser una niña como lo siguen siendo sus hermanos a quienes continúa manteniendo en la ignorancia de lo que sucede fuera del bosque. Bosque que convenientemente emplea la directora como único escenario para apartar del espectador la idea de estar ante una película de temática nazi, transformándola en una historia de supervivencia y de crecimiento personal con la que cualquiera puede sentirse identificado tenga la ideología que tenga.

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