19 de marzo de 2024

Críticas: Alabama Monroe

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«La vida no es generosa»

Es Alabama Monroe una historia de amor, de la relación de una pareja desde su inicio hasta su declive como tantas otras que nos han contado desde que el cine es cine, de cómo dos personas muy diferentes entre sí consiguen crear una relación de amor perfecta como un círculo que se cierra en torno a ellos y su pequeña familia. Pero la perfección tiende a romperse y el círculo que contiene a Didier y a Elise y a su pequeña hija Maybelle, se desmorona como avisa su título original The broken circle breakdown cuando las circunstancias de la vida obligan a la pareja a superar dificultades que dentro de su burbuja nunca hubieran imaginado sufrir. Y sí, puede parecer un argumento digno de telefilm al introducir aspectos que rondan los límites de la sensiblería por un lado y del discurso político-antisistema por otro, pero el director y también co-guionista de la película, Felix van Groeningen, opta por evitar cualquier atisbo de llegar a la lágrima rompiendo literalmente escenas con un montaje en el que se intercalan fragmentos del presente con flashbacks sin ninguna lógica temporal aparente, pero que a medida que avanza la película van conformando todo el sentido de la historia.

El gran acierto de Alabama Monroe no es tanto la historia que nos cuenta como la manera de contarla, con esos saltos temporales que no dejan fluir esa sensación de estar ante un melodrama arquetípico, sino ante una historia de amor (o de desamor) bien contada y sin escenas inverosímiles para cualquier persona que haya tenido una relación en algún momento de su vida, he ahí la diferencia con otras películas de corte indie y pretendidamente realista en las que se observan comportamientos, situaciones y hasta diálogos más centrados en epatar que en reflejar la realidad. No es el caso de Alabama Monroe en la que, tanto la forma tan cuidada de impregnar el dolor y el realismo en los diálogos como las actuaciones de Veerle Baetens y Johan Heldenberg que dan vida a la pareja protagonista, consiguen convencer y emocionar traspasando la barrera del montaje especialmente conformado para no llevarnos de la mano por el camino de las emociones.

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Sí se echa en falta una mayor profundidad en cuanto a la relación con la religión de cada uno de los miembros de la pareja, relación que por cierto es una parte realmente importante en el desarrollo de la historia y que deja muchos flecos precisamente por no saber muy bien hasta qué punto son relevantes las creencias religiosas de cada uno de ellos. Este aspecto junto a cierta escena casi al final de la película que desentona bastante con el resto de la narración, impiden que hablemos de una película más redonda, de un círculo más perfecto sería más apropiado, y puede sacar de ella a más de un espectador provocando que se quede en la superficie del conflicto por el que pasa la pareja.

Pero si hay algo indispensable en la película es su banda sonora. Un score compuesto por Bjorn Eriksson plagado de temas bluegrass, una variante del country de la que el protagonista es un apasionado, y que son interpretados por los propios actores reflejando a través de ellos los altibajos sentimentales y de fe que sufre la pareja a lo largo de su relación. Maravillosa es la puesta en escena de esa última actuación juntos en la que Baetens y Heldenberg cantan a dúo If I needed you, would you came to me? mientras uno busca en vano la complicidad que ya no encuentra en el otro.

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Alabama Monroe que casi sin ruido ha ido ganando adeptos en sus proyecciones en festivales, y premios como los que ganó en el Festival de Tribeca o en los Premios del cine europeo, es una de las cintas aspirantes a mejor película de habla no inglesa para los próximos Oscar. Una decisión de los académicos de Hollywood sorprendentemente valiente teniendo en cuenta que la película de Van Groeningen desata toda una crítica hacia la hipocresía de los gobernantes norteamericanos sobre ciertos temas, y sobre todo hacia la mitificación del American way of life.

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